lunes, 29 de octubre de 2012

CIUDAD SIN ALMA





Lo que veis en esa fotografía, no es la maqueta para una nueva versión de Metrópolis, de Fritz Lang, ni el decorado de una serie futurista, presto a llenarse de naves de otras galaxias. No, es una ciudad real donde viven personas como tú y como yo.

Ahí viven hombres que cuando niños han pintado, con estridentes trazos infantiles, casas azules con puertas amarillas y tejados verdes, con chimeneas con denso humo blanco,  con un árbol de frondoso e irregular verde y con un pozo aledaño a las ovejas naif, propias del candor infantil.

Y los padres o los abuelos de esos hombres que habitan en esa inanimada ciudad, han sabido de la hora con solo mirar las sombras de los chaparros, y de la futura lluvia, con mirar el cerco de la luna. Han disfrutado con el olor de flores que adornaban los caminos, del rumor de regatos frescos y susurrantes, del sol que embellecía la alborada y secaba los alacranes.

Esos padres o los padres de esos padres, han sabido, con cabal discernimiento, poner fin a las estaciones, agradecer el milagro de la lluvia, han podido mirar al cielo cara a cara,  con agradecimiento o con rabia, sin que nada se interpusiera en su plegaria o en su blasfemia.

Los ancestros de los que ahora viven en esa ciudad inanimada, han enseñado a sus hijos que la tierra es la total y verdadera madre, que a ella hay que agradecerle lo que somos y tenemos, que hay que cuidarla, mimarla y darle siempre gracias por su demostrada generosidad.

Cuando sus mujeres, recién aluciados sus moños, regaban las puertas de sus casas y en sillas de enea, se reunían en un sanedrín vecinal de algunas alegrías y muchas penas, reales o ficticias, ellos, los abuelos de los habitantes de esta ciudad de hoy, se llamaban por su nombre, compartían su petaca y sus saberes, se preocupaban de sus problemas, se daban palabras y consejos, que tenían el mismo o mas peso, que la bancada de piedra donde, anclados a la tierra con su gayata de roble, esperaban la noche.

¿Quién le va a enseñar a los niños de esa ciudad a subirse a las moreras para coger hojas con las que alimentar gusanos? ¿Quien le enseñará a cuidar de ese pajarillo indefenso, que no había sabido resguardarse del las nieves primerizas? ¿En que era aprenderán a conducir, ebrios de sol y picores, su primer vehículo en forma de trillo?

Me dan mucha pena los habitantes de esa ciudad. Por mas altos que estén los rascacielos, mas lejos estarán de la luna y nunca podrán ver reflejadas estrellas dentro de  los brocales de los pozos, ni podrán oír a los grillos, en las noches calurosas, y les será difícil ver como alguna golondrina hace nido en su ventana.

¡Pobres los niños que en el futuro nazcan en esa ciudad, a los que se les priva del majestuoso prodigio de la naturaleza!


martes, 23 de octubre de 2012

PASEO DE OTOÑO




PASEO EN OTOÑO

La tarde es una batalla perdida.
Un vals de hojas que buscan el suelo
se baila por los fríos recodos del viento.

La tierra, enmohecida,
va tomando el color herrumbroso
con  las que se pintan las tristezas.

Mientras los pasos van triturando promesas
en este caminar sin meta ni destino,
el peso del silencio
se enrosca en una maraña
de sueños inconclusos.

Las hojas caducas del propio calendario,
son dolor añadido en la espalda del poeta.
Un peso de expolios pone lastre en las pisadas,
con un rumor fugitivo de abismos y fracasos.

La historia de los días se hace interminable
y cada vez son más tristes
las luces que iluminan libertades y propósitos.

Hasta la luna  se siente aprisionada
en una cárcel de nubes, tristeza y fracasos.






martes, 9 de octubre de 2012

YO NO ESTUVE





Esta entrada la escribí en el tiempo que estuve privado de ordenador. Aunque han pasado unas fechas, creo que todavía está de actualidad, por lo que me decido a publicarla.

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Mientras se preparaba una importante demostración de hartazgo y rabia contenida alrededor del Congreso de los Diputados, en Madrid, el Sr. Rajoy, hombre de acrisolada y comprobada rectitud y fiel cumplidor de sus compromisos,  guiado por la figura menguante del Rey Borbón, se marchaba a Nueva York, con el encomiable fin de dar brillo y esplendor a la marca España.

Atrás quedaban, olvidadas en el baúl de los recuerdos vergonzantes, festivas cacerías, elefantes tiroteados, toros alanceados, flirteos de altos vuelos y baja moral, amistades altamente peligrosas, olvidadas promesas, corrupciones consentidas, enriquecimientos fulgurantes, aviesas y lucrativas componendas de familiares egregios.

Para la ocasión, se sacaba del basurero la antigua y vilipendiada Alianza de las Civilizaciones, se limpiaba del orín y la mugre  con la que la combativa muchachada pepera la había manchado durante la oprobiosa época Zapatero, se le daba un  falso barniz de modernidad, se le cambiaba el nombre, por lo que pudieran decir y !“Voila”!: !Estos  son mis poderes!

Se adereza esto con un poco de !Gibraltar español!  y éxitos deportivos y seguro que  el capital norteamericano, fondos de inversiones y casinos de las Vegas incluidos, se vuelca anegado de dólares el sufrido solar patrio.

Antes de preparar las banderitas y los sombreros cordobeses para los alcaldes, antes de  que los altavoces llenen los pueblos de airosos pasodobles en honor de los posibles Mr. Marshall,  el Sr Rajoy tuvo un recuerdo y un sentido agradecimiento, para los españoles que no se sumaron a los cabreados de la plaza de Neptuno, dando a entender que aquellos que no asistimos somos los “buenos” de su película.

Le diré algo obnubilado presidente: mientras usted se fumaba un buen habano paseando su palmito por las aceras neoyorquinas, yo me dolía con cada porrazo que la bien aleccionada policía endilgaba a todo aquel que se cruzara en su camino, aunque fuera un simple viajero que espera su tren en un andén de cercanías.

Yo, en mi mesa camilla también hacia mío cada grito, cada eslogan, cada cartelón reivindicativo. Mis manos también estaban desprovistas de armas y de odios. Al igual que  ellos, solo pretendía hacerme  notar, sentirme participe de un pueblo del que se dice que vive en democracia y al que no dejan de “chulearlo”, al que se le echan los perros policías vestidos de oscuro y odio, tratando de que seamos buenos súbditos y traguemos sin rechistar la bazofia ideológica y moral que se nos sirve cada día.

Pretendía, al igual que muchos, bastantes más e los que a usted le gustaría,  que entendieran de una puñetera vez que los que se sientan en los escaños del Congreso, lo hacen en nuestro nombre. Pretendemos que se comporten como nuestros servidores y sean nuestra voz, para que no tengamos que rodearlos y recordarles sus olvidadas promesas y sobre todo la sonrojante suficiencia con la que se comportan, mientras que como consumados trileros, nos enseñan la bolita en el vaso y con la otra mano nos escamotean los derechos adquiridos, las metas conseguidas. Absortos como estamos con el vaso de plástico de la bolita, no nos damos cuenta de que nos están llevando, sin enterarnos, a la sociedad que ellos pretenden, pero que no son capaces de ofertar en sus programas, porque saben que los correríamos a gorrazos.

Mire Sr. Rajoy: por lo que a mí respectas no le acepto el homenaje que tan graciosamente nos dedica a los que no se manifiestan ante las decisiones
de su ejecutivo. No asumo los sacrificios.

No tengo más remedio que aguantarme, ya que un numeroso grupo de compatriotas míos, (yo, desde luego no), le ofreció su voto, porque creyó en su palabra, porque aceptó el mantra de que usted sabía lo que tenía que hacer, para sacarnos de la crisis. Y es verdad que lo sabía. Pero no era lo que nos ofertaba en su campaña.

Su buen hacer, nos decía, iba a dar confianza a los “mercados” y rápidamente volveríamos al lugar que nos corresponde.

Y en eso  estamos. Al borde de la quiebra, copando los titulares y las portadas que nos señalan como los mas pobres de Europa.

Siempre le quedará a usted  y a los suyos el fácil estribillo de la herencia recibida.

Y así seguiremos, oyendo a un gobierno que no sabe y no contesta, que capea el temporal, pensando en las elecciones que se avecinan, sin importarle lo más mínimo lo que piensa y dice el pueblo que les eligió para gobernar.
Y soportando a una oposición que dejo de serlo en el justo momento en que se cisco en sus principios y paso a ser, ella también, un monigote en manos de esa Hidra de siete cabezas llamada “mercado”, sin que se vislumbre en el horizonte un mitológico Heracles, dispuesto a cortar sus antisociales designios.

Yo no estuve, pero no me insulte, apropiándose de mi pensamiento.

Estuve al lado de los que protestan por no sentirse representados, por una pléyade de políticos vividores que solo se acuerdan de nosotros cuando necesitan nuestro voto.


!!! Olvídeme y siga disfrutando su puro Don Mariano!!!

jueves, 4 de octubre de 2012

SE PRESIENTE OTOÑO


Autumn.- Oleo de Milton Avery



SE PRESIENTE OTOÑO.

El sol ya no deja manchas  en la piel,
El mar se ha escondido tras la tramoya de un horizonte gris.

Otra vez tendré que acostumbrarme
a la triste llegada del otoño,
aunque cada vez quedan menos hojas en mi árbol.

Las tardes me piden Mozart para deshabitarme la tristeza.
Me piden Silvio Rodriguez
para que “ la aurora no de gritos que caigan en mi espalda “,
Para “volver al santo oficio de la veleta”
e imitar la elegante solidez de la cigüeña.

Para decirle  a las golondrinas
que adelanten los minutos
de un crepúsculo de granito y soledades. ,,

No quiero acomodarme en el silencio
y rebusco en viejos salmos olvidados.
Desempolvo historicas consignas
que vuelven a cotizar en el mercado.

Abro la ventana y recibo de la calle
una caricia de viento frío y cortante
que me despierta los sentidos
y orea los rincones donde se esconde la nostalgia.