domingo, 31 de marzo de 2019

CUADROS PARA UNA EXPOSICIÓN (11)


José Cañadas Mazoteras.- Pintor.- öleo/lienzo 116x90. Molino de Bronce.-XXV Exposición de Valdepeñas.- Molino de Bronce.

José Cañadas Mazoteras, pintor manchego nacido en Argamasilla de Calatrava en el año 1.933, inicio su andadura pictórica a temprana edad y fue en la Exposición De Artes Plásticas de Valdepeñas, donde se dio a conocer.

Licenciado en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, terminó decantándose por ser un artista tipo de la llamada Escuela de Madrid que nació como contrapunto a la llamada Escuela de París.

Dentro de esa corriente pictórica estuvieron artistas tan renombrados como Vázquez Díaz, García Ochoa, Menchu Gal, Redondela, Martínez Novillo, Francisco Arias y un larguísimo etcétera.


José Cañadas Mazoteras.- Dos en jornada intensa.- Óleo/ lienzo. 97,5x146.- Molino de Bronce. XXX Exposición de Valdepeñas 1.969.

La pintura de Mazoteras, se trasforma desde una figuración que ya busca pinceladas distintas, hasta una percepción estilizada, caso infantil, pero lírica del paisaje.

Cuadro del Pintor de 1.974.

Tengo la suerte de conservar en el libro de firmas de “La Quintería”, el autógrafo que os muestro, sobre el que quiero haceros alguna consideración.

En ese “a Juanito gran catador de estos menesteres”, el Juanito soy yo y así era como me conocía medio Valdepeñas, y el otro medio también, para diferenciarme de mi padre que era Juan. Lo de “gran catador”, no deja de ser un exceso del pintor.
Vengo a aclararlo, porque cuando el pintor lo firmó, yo ya tenía mis buenos 34 años y puede parecer un poco exagerado ese diminutivo.



El dibujo es una Pámpana que el mismo aclara que es de plata, (un meritorio segundo Premio), y en la celebración no debieron servirse muchas jarras de vino, ya que se nota el pulso firme del artista.








viernes, 29 de marzo de 2019

AUTOCONTROL




.- No tenía problemas de autocontrol. Sabía que en su vida todo eran ganancias, porque venía de la nada.

.-Una buena manera de ejercitar el autocontrol consiste en volver a intentarlo, en vez de abandonar.

.- El autocontrol consiste en ser rápido, pero no apresurado.

.-El autocontrol de aquella mujer era admirable: cuando le decían FEA, ella traducía: FANTASTICA, ESPECIAL Y ADORABLE.

.-Verdadero ejercicio de autocontrol: resistirse a lamer las tapas de los yogures.

.- Sabía la diferencia entre Querer y Necesitar.

.- Era capaz de, en el desorden,  encontrar una razón.

.-Autocontrol consiste en pensar en las estrellas, cuando estás en el mar a 20 metros de profundidad.

.- Autocontrol consiste en seguir sin cruzar el paso de peatones cuando el semáforo está en amarillo.

.-Es ir a por el pan y no comerte el pico de la barra, cuando está de vuelta.

.- El más difícil autocontrol consiste en saber decir NO, aunque lastimes a alguien.

.- ¿Hay alguien capaz de controlarse, cuando recibe un beso en el cuello?

.-Autocontrol consiste en conseguir que no me afecte, lo que los demás puedan pensar de mí.

.-Eran 5 comensales. Quedaban solo 4 cigalas en la bandeja.
Hizo un verdadero ejercicio de autocontrol pidiendo permiso para ausentarse a los aseos.




martes, 26 de marzo de 2019

PALABRAS




PALABRAS


                   Y no se arrastra una palabra
                    a veces como una serpiente?
                               Pablo Neruda


Hay palabras que parecen que nacieron para el olvido.

Son las palabras proscritas,
palabras como los descartes
que quedan en la relectura de los versos.

Palabras asesinadas por las gomas,
después de ser escritas
 por negros y puntiagudos lapiceros.

Palabras abortadas de poemas nonatos
por la tristeza y el miedo del poeta primerizo.

Palabras a las que el folio
les  niega el derecho de admisión,
por falta de tersura y sobra de ceniza.

Palabras que hay que rebuscar
en los diccionarios de las tabernas,
las que se escriben a pié de página
 en ignotas biografías.

Palabras como retales tristes
de aquello que ya dicho
no recuerda la memoria.

Esas palabras andróginas
que no saben a qué sexo quedarse,
esas palabras que ni siquiera sirven
para llenar de brillo los negros epitafios.

Esas palabras que emigran
de las promesas de aquellos
que no piensan cumplir lo prometido.

La palabra solo será brasa y luz,
libertad y presagio,
el día que, descargada de odios, 
sea capaz de dar vida a los sueños.






domingo, 24 de marzo de 2019

CUADROS PARA UNA EXPOSICIÓN (10)

FRANCISCO ARIAS.- Paisaje de sierra.-  Öleo sobre lienzo 100x120.- XXV Exposición de V.aldepeñas., Año 1.964,


Francisco Arias, (Madrid 1.911- Madrid 1.977), formó parte durante la guerra del Quinto Regimiento, de la denominada Milicia Popular, encargada de la movilización y alistamiento de milicianos.

Dedicado a la labor plástica, contó con colaboradores como José Bergamín, Ramón J. Sender, Rafael Alberti, Miguel Hernández y otros.

Ya en el año 1.936 logra un accésit, junto a Gregorio Prieto, en el Concurso Nacional de Pintura. Fue Premio Nacional de Pintura  en el año 1.952, Medalla de oro de la Exposición Nacional del 1.964, por su óleo "Circo Romano de Mérida".



A pesar de tener ideas políticas, completamente distintas a las de Pancho Cossío, ambos fueron amigos y Arias, siempre dijo que le subyugaba la manera de pintar del santanderino. Ambos expusieron juntos en Portugal y obtuvieron la Pámpana de Oro de la Exposición de Valdepeñas, en los años 1.963 y 64.

En su pintura, siempre trata de subordinar la figura al color, el verdadero artífice de su obra y esas transparencias casi etéreas que también utilizaba Pancho Cossío.

Pancho Cossío.- Francisco Arias

Gerardo Diego, le dedicó al pintor un poema del que entresaco unos versos.

“El creador del paisaje es un hombre que olvida,
es un hombre que borra al cerrar sus pestañas.
Y vuelve a abrir sus párpados. Y aquello ya no existe.
Su memoria le viene de cuando el ser no era,
y no eran la luz ni los campos. El sueño,
compañero de Dios, sí que existía,
y en ese sueño -acuérdate- ya estaba tu pintura”.

En el año 1.964, al ser premiado en la Exposición de Valdepeñas, de la que os vengo hablando y en mi establecimiento de “La Quintería”, tuve la enorme suerte de platicar con él durante un buen rato.

No puedo recordar lo que yo bebí, pero si puedo decir que en el tiempo que estuvimos hablando tomó dos o tres cafés puros, que recuerdo que los paladeó.

El que escribe tenía 28 años y el casi me doblaba en edad y además era un pintor ya consagrado, por eso recuerdo su consideración, su forma vehemente de hablar de pintura, su fluida conversación y su interés por la Mancha, que conocía bastante bien. Aquella tarde –noche, fue un auténtico regalo para mí.

Como colofón me dedicó un autógrafo en el libro de firmas, previo a un dibujo que hizo con un bolígrafo y los posos del café y ceniza de los cigarrillos.






viernes, 22 de marzo de 2019

OCHO AÑOS, YA...




Gracias a todos. Pensaba escribir algo nuevo para celebrar estos 8 años con  vosotros, pero releyendo aquello que dije en mi primer aniversario en esta bitácora, he decidido repetirme. Solo es necesario cambiar la nomenclatura numérica.
Lo que pensaba entonces, lo sigo pensando ahora y mi temblor iniciático, se mantiene con el paso de los años.




Este día 22, he cumplido mi primer año* como bloguero en esta bitácora. Llegaba hasta vosotros, con la esperanza de nuevas amistades, con el deseo de nuevos desafíos, con la tarea de no dejar que las hojas del calendario trastocaran mis latidos.

En lo que a mí respecta, he cumplido 55 entradas**. Cada semana he sentido la necesidad de contaros algo, he abierto el cofre de mis sentimientos y con las mejores palabras que conozco, he pretendido hacer gozar a los sentidos, he ido desgranando aquello que o me hacía cosquillas en el alma o me hacía borbotar por la rabia o la desesperanza.

En 345*** ocasiones, habéis tenido la gentileza, no solo de leerme, sino además de comentar lo que con mis parcas habilidades había pergeñado.

Soy consciente de que la poesía no es carne de “best seller”, por eso cada mañana que abro el terminal y compruebo que alguien se ha molestado en escribir unas líneas sobre lo que yo he escrito, no dejo de emocionarme. Ese es mi pago. Esa es mi espuela. Esa es mi única ganancia.

Será por eso por lo que yo siempre pretendo acudir a la cita de mis amigos. No puedo entender que alguien pida atención y luego no esté dispuesta a darla, sobre todo en algo tan minoritario y necesario de empuje, como es la poesía.

Es posible que la calidad de lo que escribo haya dado lugar a algunas decepciones y bastantes desafecciones y es lastima: necesitamos más ayuda los inhábiles, los que apenas balbuceamos lirismo, los que no tenemos la habilidad de mantener a nuestro lado a la esquiva  e insumisa musa.

Pienso como Herman Hesse: “Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos”.
Quizás por ello, no cejo en el intento de seguir escribiendo y en animar a todos los que, como yo, pretenden hacernos soñar.

Tengo que constatar también, que en este tiempo de 1* año, me han nacido,  un bello ramillete de amistad, con 22**** blogueros que me han ofrecido la fragante verdad de su cariño. A los que ya conocía y a los nuevos, mi agradecimiento.

Yo podía haber elegido entre el hogar del jubilado o el casino, pero hace tiempo que decidí que para mí no eran ni las partidas de dominó ni la duermevela en un sillón  ajado, aprovechando el rayo de sol.

Yo quería una tertulia que traspasara los océanos, que me acercara a países que nunca podré conocer, que me mantuviera vivo, gracias a la savia de voces nuevas, que me enseñara parte de lo mucho que ignoro, que me diera el calor de una agradable compañía.
 Y lo habéis conseguido. Faltan algunos. Los que se han ido y no dejo de añorar y los que todavía no han sabido o no han querido dar con la casa donde habito.

No desespero. Ya volverán, los unos y los otros.

Los espero, mientras pueda, con un abrazo y mi agradecimiento.






 *8 años


** 553 entradas
***110.873 lecturas.
****143 seguidores









martes, 19 de marzo de 2019

CADA DÍA QUE PASA.




Cada día que pasa
necesito menos cosas
para que la felicidad sea posible.

Ya se acabó el tiempo
de buscar improbables paraísos,
de confundir
las cenizas con los sueños,
de sacarle punta a los silencios.

Ahora me agarro a las estrellas
y saco todo el jugo de las olas,
cuando el mar
se hace caricia y confidente.

Pienso en mi amor,
pongo mi corazón a la deriva,
para buscar la brisa de sus besos
y con eso tengo suficiente.

Soy feliz con un papel
y una cuantas fantasías
que puedan acabar en poema
o en apretadas arrugas de impotencia.

Me basta una sonrisa
para aumentar mis pocas pertenecías
y sacarle rendimientos a los días.

Le pico espuelas a la vida
para poner al galope sentimientos
y que se desboquen los abrazos.

Me basta con dos miradas siempre nuevas
que nacen de la ternura y de mi sangre.

Tan solo con eso me conformo,
para darle gracias a la vida.




domingo, 17 de marzo de 2019

CUADROS PARA UNA EXPOSICIÓN (9)


Juan Barjola.- Composición.- Óleo/lienzo. 153x120. Pámpana de Plata. Año 1,953




Juan Galea Barjola, nació en Torres de Miguel Sesmero (Badajoz) en el año 1.919, en el seno de una familia de labradores de la tierra, en esa España profunda de la cual él decía sentirse hijo.

Su pintura tremendista y a la vez impresionista, moja sus pinceles en Goya, sobre todo en su Tauromaquia, evolucionando después en el color y en las formas de Bacon y Picasso.



Su pintura queda lastrada además por sus experiencias vitales de una guerra fratricida y cruel y una posguerra terrosa y castrante, lo que termina por hacerla tremendista y violenta.



Para conocer su legado, nada mejor que visitar el Museo Barjola en Gijón, en el Palacio de la Trinidad.

El pintor y su esposa, la asturiana Honesta Fernández Calzón, hicieron constante donaciones a este Museo, donde se encuentra gran parte de su obra.

También tiene una sala permanente en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Badajoz.


Viendo su obra, parece como si el pintor no hubiese podido desprenderse  en su vida pictórica de esa mirada trágica, con la que impregna todos sus cuadros.

En cada cuadro de Barjola hay un grito crítico y de denuncia de una España que no le gusta, sobre todo en la obra de sus últimos años de existencia. Existencia que se vio truncada tras un accidente en su estudio de Madrid.



El pintor fue Premio Nacional de Bellas Artes en 1.985, Hijo adoptivo de Asturias en 1.987 y Medalla de Extremadura en 1.991, habiendo expuesto en las mejores salas de España, Europa y América.



miércoles, 13 de marzo de 2019

CUANDO VOLABA COMETAS.




Cuando volaba cometas,
el cielo entero me pertenecía
y ponía ráfagas de caricias
en la total inmensidad del aire.

Cuando corría por los campos,
escuchaba la oculta melodía
de flores calladas
y rumorosos regueros.

Cuando tras un pupitre,
unos rizos rubios
tenían más presencia
que sílabas y acentos.

Entonces era un manojo de ansias,
un alegre estribillo de risas
y la sangre se levantaba cada día
con ansias de vida
y preñada de ilusiones.

Ahora,
que las noches me duelen
y que mi veleta
está al resguardo de los vientos.

Ahora que una puñalada de frío
empieza a carcomer los huesos
y que doy por perdidos deseos y recuerdos.

Ahora,
el futuro que me aguarda
viene suspenso de canciones,
lluvioso de cenizas,
vacío de promesas,
pleno de antorchas apagadas.

Ahora,
soy la amarga tristeza
de una magia que se acaba.





lunes, 11 de marzo de 2019

CUADROS PARA UNA EXPOSICIÓN (8 bis)



Llegamos a un grado de entendimiento bastante aceptable, para la rara personalidad del pintor, tanto, que incluso invitó a mi padre, para que posase para él en Madrid, con el fin de regalarle el retrato. (Por cierto, mi padre, y a pesar de mí insistente machaconería, nunca llego a presentarse en su estudio).

Yo si estuve en el piso 16 del Palacio de la Prensa, de la Plaza del Callao de Madrid. En el estudio tenía un admirable retrato de su progenitor, y al hablarle de su belleza pictórica, me volvió a recordar la promesa hecha a mi padre.

Retrato del padre del artista.

El estudio del pintor, era una auténtica “leonera”, con los frascos, tarros, tierras, pinceles, paletas, garrafas y utensilios más raros que jamás había visto. Todo ello bien provisto de polvo y suciedad, como si las escobas estuviesen prohibidas.

Mesa de estudio.- Cuadro del artista.

Me contaba el pintor, que se pasaba días enteros sin salir del estudio, o bien porque empeñado en un cuadro el tiempo no existía para él, y otras veces por las restricciones eléctricas que paraban los ascensores y le sometían a una quietud no querida.

En esa reunión fue cuando me aseguró que mandaría dos cuadros para la Exposición de 1.962.
Que los mandaría a mi domicilio y que yo me haría cargo de ellos y los haría llegar a la organización y después si no eran premiados yo los recogería, para enviárselos.

Y así lo hizo, mandó dos cuadros, “Peces de fondo” y un bodegón con esa técnica muy particular del pintor plena de transparencias, que en aquellas fechas parecía que pintaba con humo.

Peces de fondo.- Pancho Cossío

Pero esos cuadros no tenían el suficiente empaque como para luchar con la obra enviada por Barjola, Demetrio Salgado, Guijarro o Gª Ochoa y naturalmente se quedó sin premio.

Yo daba por descontado que la andadura del pintor por nuestra exposición, había terminado, máxime cuando en la siguiente conversación que tuvimos, creo que epistolar, aunque no puedo asegurarlo, sacaba a relucir su genio y admitía esa, para él, falta de consideración. Le hice ver que si quería ganar el primer premio, tendría que mandar una obra que no pudiera tener competencia y que él podría hacerlo.


Y vaya si lo hizo, mandó el Bodegón de los Vasos, con el que consiguió la Pámpana de Oro y otro cuadro con parecida técnica que el premiado, que para mí tiene una cierta historia.

Naturalmente, el cuadro premiado quedo en poder del Ayuntamiento de Valdepeñas y el bodegón lo recogí yo a la espera de que el pintor me dijera si lo mandaba a su estudio de Madrid, o a la casa de Alicante donde vivía con mi paisana y el luchador.
Estuvo en mí poder dicho cuadro cerca de un año y sinceramente creía que su no recogida, era una forma elegante de pagar el ofrecimiento hecho a mi padre y de alguna manera su reconocimiento hacia mí.
En ese “impasse” de tiempo y ya con 70 años, fue propuesto para ocupar una vacante en la Academia de Bellas Artes. Fue derrotado y en los cenáculos artísticos se habló de la no concesión, fue debida a una supuesta vida privada irregular.

Hasta que un buen día, el luchador y su esposa,  se presentaron en mi casa transmitiéndome  el encargo del pintor de recoger ese cuadro. Sin ninguna carta, sin ninguna nota, sin ninguna llamada anterior del pintor. Pensé y acordándome de un refrán que habla de cómo las carretas suelen ser vencidas en fuerza, opte por entregarles el cuadro sin más explicaciones.

A cambio me trajeron una lámina de un “guache” con un tema parecido al Peces de Fondo, eso sí, bellamente enmarcado por Macarrón.

Lámina
Después me enteré de su muerte y de que en su testamento dejaba herederas por partes iguales a sus dos hermanas y a su ahijada Herminia, hija del luchador de lucha libre Joaquín Saludes y su esposa la valdepeñera, Isabel Cobo.

Los bienes eran tan escasos, debido a las deudas contraídas por el pintor que obligaron a sus hermanas repudiar la herencia.

Perdonar el exceso. Me pareció interesante contaros esta realidad vivida, de la que se pueden sacar algunas conclusiones.



domingo, 10 de marzo de 2019

CUADROS PARA UNA EXPOSICIÓN (8)



Pancho Cossío.- Bodegón de los Vasos.- Oleo / lienzo 93x73.- Pámpana de Oro.- Año 1.963-



Hoy os voy a hablar de Pancho Cossío, pintor del que tuve conocimiento cuando yo tenía 25 años.

Ante de nada debo decir, aunque parezca una petulancia, pero lo puedo justificar, que este pintor expuso dos años en la Exposición de Artes Plásticas de Valdepeñas, gracias a mí.



Además del Bar Sebastián y el Mesón “La Quintería” de la que ya os he hablado, teníamos un Hostal Residencia con 12 habitaciones, muy cercano a los otros negocios hosteleros.

Corría el año 1.961, cuando el recepcionista nocturno, el entrañable Manolo, fumador empedernido y buena gente, debió ponerse enfermo, pero el caso es que me tocó a mí sustituirle durante unas noches.

Recuerdo que serían sobre las dos o las tres de la madrugada, cuando atendí a un señor mayor, vestido de luto, bajito, cojo, estrábico, sordo, de nariz aguileña, que me pedía habitación.

Su cara me era conocida, aunque no sabía de qué y por qué.

Le solicité el D.N.I, para rellenar la obligatoria ficha y fue entonces cuando recordé:
Francisco Gutiérrez Cossío, nacido en Pinar del Río (Cuba). Pintor.



Pancho Cossío.- Fotografía de la época.


No hacía mucho que yo había visto en el NO-DO algo sobre este pintor muy de moda, por hacerle retratos a los gerifaltes del Régimen, (era joseantoniano de carnet y de corazón, aunque después renegó del franquismo), tras su estancia de nueve años de París y también por recordar alguna entrevista encomiástica de Tico Medina.

A pesar de la hora, entablamos una conversación, en la que aproveché para hablarle de la Exposición de Valdepeñas y de la trascendencia de la misma, hablándole de los pintores importantes  que habían colgados su cuadros, en dicha exposición.

A la mañana siguiente, me volví a reunir con él y con sus acompañantes en nuestro bar.

Sus acompañantes eran una valdepeñera desconocida para mí, llamada Isabelita Cobo, su marido el luchador de lucha libre Joaquín Saludes y una hermana de Isabel y su marido, a los que yo conocía del pueblo.

 Joaquin Saludes.- Fotografía de la época

Después supe que Isabel Cobo, rubia y bella mujer, había posado para el pintor en el año 1.950 como la Virgen, para los cuadros murales hechos para la iglesia de los Carmelitas de la Plaza de España de Madrid.

Retrato de Isabel, pintado por Pancho Cossío-

En esa mañana y durante los días que estuvieron en Valdepeñas, y después de hablarle de la Exposición y enumerar la nómina de pintores que habían colgado en ella y los importantes premios en litigio, conseguí convencerle para que expusiera en la misma.


(continuará mañana)