martes, 29 de septiembre de 2015

AMOR DE VERANO


Composición del autor.

El verano terminó. Quedaron atrás los besos con sabor a salitre y espuma, las caricias moldeando la arcilla morena del deseo y el final presentido de una apasionada lucha en la que se confundieron los cuerpos, sin saber de vencedor o vencido.

Se olvidaron las promesas y aquél amor definitivo fue como una escala sin destino ni refugio.

Se acaba septiembre y no me llegan tus cartas prometidas.
Después de preguntarle cada día desde tu marcha, al fin el cartero me trae una misiva.

No es tuya. Eduardo, (así se llama el cartero), me invita a salir este sábado. He aceptado.

A pesar de que ya va desapareciendo el moreno de la piel, me pondré guapa para él.




lunes, 21 de septiembre de 2015

VENDIMIA





Ya estamos en la vendimia
y mis racimos que engordan,
bien preñados de nostalgias,
no encuentran un buen lagar
ni un bodeguero que sepa
llenar con versos tinajas.

Que alguien trasiegue mis versos,
¡que no quiero que terminen

avinagrándome el alma!










lunes, 14 de septiembre de 2015

DE VUELTA, ANTES DE UN DIA TRISTE



He pensado que hoy es el mejor día para volver. Y lo hago movido por esa sinrazón anual, en la que un pueblo de la hidalga Castilla, celebra sus fiestas alanceando y matando vilmente a un toro que solo ansía pastos verdes y espacios abiertos.

Me he permitido, retocar por medio de una técnica de la que soy lego y apenas domino, el famoso cuadro de Las Lanzas, de Velázquez.

He tratado de romper las lanzas, descabezando metales y filos y coronándolas con globos y gallardetes, para que la fiesta sea más multicolor y menos propensa a las moscas y la sangre reseca.

Seguro que el pintor sevillano, amante de luces y claridades, me perdonará el sacrilegio. Por eso no he querido tocar la terca realidad de su obra, que habla de paz y acercamiento. De fiesta y sosiego.

Espero que tomen buena nota los ediles de Tordesillas y olvidándose de una vez por todas de las urnas, empiecen a entender, que por un miserable puñado de votos, no puede mancharse de rojo un paisaje y no permitan que el luto de la muerte alargue sus tentáculos cercenando la alegría.

Que dejen de aferrarse al añejo tiempo y pongan en hora la realidad humana y sensata de unas celebraciones que sean lección de luz, de canto de alegría.

Si fuera habitante de ese hermoso pueblo, no quisiera gozar de la triste y universal notoriedad, de esas fiestas que seguramente serán tradicionales, pero totalmente faltas de humanidad, amor a lo creado y valentía.


Lo que me gustaría es que los niños de ese pueblo, suban al aire la gozosa realidad de los globos de colores y olviden para siempre los metales que alancean, matan cobardemente y llenan de sangre alegres días de verano.