domingo, 18 de diciembre de 2011

NUEVA NAVIDAD




VUELVE LA NAVIDAD


Llega la Navidad.

De nuevo,

rubicundos angelotes

para adornar de purpurina

los repetidos argumentos

que nacen para el olvido.


Bolas de colores

con brillos impostados.


Estrellas de papel

que alumbran las mentiras

de pomposos y frágiles deseos

que no llevan consuelo

y son a plazo fijo.



Árboles en miniatura

con inservibles lianas de espuma

y frutos de colores,

que ni llegan a todos

ni sacian soledades.


Preconcebidas sonrisas,

abrazos naufragados

y deseos tan falsos,

como nieve de belenes.



Y lo peor de todo:

la hipócrita repetición de las palabras

que solamente duran

lo que dura una mentira,

mientras la verdad del hambre

se empeña en repetir su triste villancico.



martes, 13 de diciembre de 2011

EL POEMA DEFINITIVO



EL POEMA DEFINITIVO


Me gustaría descifrar

la sonora voz del aire.

Conjugar el tiempo de los vientos.

Saber de la etimología de las nubes.

Escribir con tinta de luceros,

para rubricar con ansias

de blancas claridades,

el definitivo poema

que nos lleve a la esperanza.



miércoles, 7 de diciembre de 2011

TODOS A UNA



Cuando, entre los nerviosos murmullos, sobresalió la apremiante voz del líder, ordenando un belicoso y taimado: ¡“Todos a una”!, dejó de escuchar las aguerridas fanfarrias y se dio media vuelta.

Odiaba las aglomeraciones. Sobre todo, las tramposas y mal intencionadas.

Además hacía tiempo que había dejado de confiar en los que mandaban. Siempre eran los ganadores. Siempre, entre la sangre y la suciedad de la batalla, terminaban impolutos y con más oro en sus medallas.




miércoles, 16 de noviembre de 2011

ENTRE UNA NUBE DE ARRUGAS


Las tres edades: Salvador Dalí


ENTRE UNA NUBE DE ARRUGAS…

Entre una nube de arrugas
empiezan a revolotear
pájaros de olvido.

Un otoño gris y mohoso
se instala
en la amarillenta savia de los huesos
y un tuétano de temblores
empaña el roto cristal
de desvencijados armarios.

Los recuerdos,
quebradizos y endebles,
flotan entre herrumbre
en el desván de los olvidos
y se tiñen de sepia
los álbumes y el alma.

Escarchas de ceniza
blanquean los cansancios
y un temblor deshilachado
carcome las caricias,
punteando de frío
esos viejos sarmientos
que ahora son mis dedos.

Ya solo me queda
la renovada fidelidad de los abrazos.
El despertar cada día,
con la digna tarea
de recolectar suspiros y palabras.

Y sobre todo,
contar con el amor
que siempre descifra primaveras.




jueves, 10 de noviembre de 2011

FEO Y ENFERMO MAR





Acostumbrado como estoy a que el mar me reciba sosegado y silente, con esa quietud encendida y maternal que te hace desear su abrazo y su caricia, guiñando de luces sobre el azul, como en un inmenso luminoso. Acostumbrado a refugiarme en su silencio, cuando se acaba la marabunta y las soledades necesitan de espacios y belleza, tengo que confesaros que aquel día, el mar, ese amigo mar del que presumo, me asustó.
Ya, al acercarme, me preocupó el sonido ronco que emitía, como el del pecho de un minero alcohólico y fumador.
Al igual que el tísico sin solución, su cavernoso ruido iba acompañado de enormes esputos de espuma, que como surtidores de odio se dibujaban en el horizonte más cercano.
Me dio miedo también, la agresividad de sus olas, que con zarpazos de rabia y sin blancura de espumas que las dulcificaran, se empinaban violentas sobre la costa, rompiendo las bridas que antaño las amansaban.
La playa, mordida por la ferocidad de unas aguas, que no se sabía si eran empujadas por el viento o por el odio de un dios guerreo y vengativo, aparecía vacía de arena y plena de detritus y suciedad. Donde antes jugaban niños y dormitaban sirenas, cubriendo de risas y colores la mañana, ahora parecía como si el mar, hastiado ya de soportar tanta afanosa desidia, quisiera enseñar, como en un triste escaparate, todo lo sucio y contaminante que guarda en sus entrañas.
Todo ese odio escondido, había llegado, también, a romper los endebles diques que el ansia constructora, trataba de domeñarlo y con brutales bocados de perro rabioso, había roto barandas, cuarteado carreteras y en su violenta voracidad, había erosionado las viviendas, que la irresponsabilidad había puesto robándole el lugar que le pertenece y que ahora, violento, reclama.
A pesar de lo desagradable del paisaje que se mostraba ante mis ojos, había como un canto de dolor y desengaño en el ronco rugido de las aguas. Y hasta las gaviotas, afanosas entre los detritus más alejados de las olas, tenían un canto mas ronco y un vuelo mas alicaído.
Seguro que ni las gaviotas, ni yo mismo, estábamos conformes con aquel mar.
Entendíamos su mensaje. Sabíamos de su paciencia de siglos, aguantando todos y cada uno de las felonías que los humanos  le habíamos infringido, aceptábamos su dolor, e incluso justificábamos este serio aviso, gritándonos que esto no podía seguir así.
Pero nos dolía este mar sin azules, sin velas blancas llegando al horizonte, sin pequeños peces jugando cerca de la arena.
Este mar, ahora gris marengo y triste, que siempre tuvo palabras que enseñar, juegos que ofrecer, ideas que iluminar, colores con que llenar paletas de pintores, ese mar es el que yo quiero.
Por ese mar, justifico esta rabia de ayer, pero quiero cantar la luminosidad de siempre, pidiéndoles a los hombres que luchemos por este mar de la inocencia. Un mar surcado por blancos pañuelos que olviden las lágrimas y solo volteen con sonidos de alegres bienvenidas.
Un mar que entre sus aguas nos traigan sonoras sinfonías de otros meridianos.
Démosle a este viejo mar nuestro del saber y los ensueños, el limpio lugar que necesita para su reposo, la tranquilidad debida a sus siglos de dadivas y enseñanzas, la ternura sin macula del agradecimiento.
Mucho de lo que somos, se lo debemos a este Mediterráneo, ayer enfurecido y oscuro, pero que, seguro, mañana volverá a ofrecernos, envuelto entre espumas y algas, el regalo magnifico de su azul infinito.



jueves, 3 de noviembre de 2011

¿QUIEN SOY?




¿QUIEN SOY?

A pesar de latidos y calendarios,
me sigo haciendo una pregunta:
¿Quién soy?

Solo puedo responderme
que no soy lo que quería.

No pude crecer lo suficiente
para tocar las estrellas con la mano.
No supe darle brillo a las palabras
para que alumbraran los olimpos.
Ni pude conseguir que los abrazos
fuesen de obligada convivencia.
Ni que la risa se estudiase en curso obligatorio
suspendiendo las demás asignaturas
si no se aprobaba la alegría.

No supe encontrar el color definitivo,
el pigmento cabal que nos iguale,
El que permita que saltemos las fronteras
y equilibre la verdad de las despensas.
No supe encontrar la armonía necesaria
para evitar el naufragio de los sueños,
ni aprendí a cambiar nostalgia por futuro.
Me olvide de leer los epitafios
de los que fueron vencidos por la pena,
atendiendo risueño las fanfarrias
que anuncian el desfile de los héroes.

¿Quién soy?

Ahora me respondo:
La negra tiniebla de la duda,
la historia inconclusa del deseo
que pretende cambiar el mundo
balbuceando palabras sin sentido.


jueves, 27 de octubre de 2011

TATUAJE




TATUAJE

Hora que está de moda,
voy a tatuarme en el corazón
un retazo alegre de tu risa.

Voy a  atravesar la piel,
hasta encontrar en mí sangre
el definitivo color de la ternura.

Voy a buscar
por todos los rincones de mi cuerpo,
el lugar exacto donde se cuecen
los primeros besos matinales,
la primigenia espuma de los versos,
la presumible espiral de los abrazos.

Y cuando todo yo
sea remanso desbocado sin orillas,
certeza cabal de inmensidades,
penúltimo estertor enamorado,
grabaré con letras de esperanza
la bella arquitectura de tu nombre.




jueves, 20 de octubre de 2011

LADRIDOS


Perro ladrando a la luna.- JOAN MIRO


Aquella mañana, cuando se oyó el ladrido del perro por vez primera, las calles olían a pan  candeal recién horneado, a         verde yerba fresca salpicada de rocío, a besos calientes abandonados entre sábanas arrugadas.

Al segundo ladrido, las golondrinas ponen en orden sus planes de vuelo, las aceras se despueblan de sombras y la alondra planea por las lindes de los arrabales con su grito áspero y gangoso que despierta a los trasnochadores.
Una calandria, contoneándose en pretil de los sueños, le silba su canto a la moza madrugadora que barre su puerta.
Un rumor de vida a contrapelo que emerge con el alba, apenas permite oír el tercer ladrido del perro.
Se han desbocado los diales. Las ondas se tiñen de ponzoña y toda la mañana, apenas iniciada, se viste con el cotidiano chafarrinón que ensucia claridades.
Las engoladas voces de los de siempre, ofrecen su baratija deteriorada con las ínfulas de los que se creen en poder de todas las verdades.
Políticos, como tahúres con cartas marcadas, mercachifles y trujamanes, tertulianos de “todo a cien”, princesas del pueblo y de las otras que tienden sus trapos sucios en tendederos de vergüenza, gerifaltes con sueldos más  blindados que sus coches y sus rostros, deportistas de élite con España en el corazón y la muñeca y Luxemburgo en la cartera, banqueros con la voracidad prendida en la misma solapa  donde cuelga la dorada  leontina y el pin del último desfalco.
Una caterva de sucios buhoneros que apagan los saludos y palidecen las sonrisas.
Ya no se escuchan ladridos. Se ha roto el paisaje y solo queda sitio para el mordisco y la rabia.
La mañana se tiñe de un temor oscuro, de saludos devorados, de pasos apresurados.
Arriba, el cielo con su azul perplejo alberga golondrinas transportadoras de sueños.
Los perros merodean las esquinas oliendo podredumbre.
Se acabó el rosicler del alba, el paso de las horas alimenta soledades.

jueves, 13 de octubre de 2011

LA OLA


OLA.- Oleo de Gustave Courbet



Era tan alta la ola
que en sus mástiles de espuma
oteaban cormoranes.

Era tan alta la ola
que del blanco de su cresta
al fondo de las sirenas,
cabían muchos naufragios,
muchos sueños negros
que no llegaron a la orilla,
muchas llaves perdidas, matarile,
que ya no podrán abrir
 amaneceres y presagios.

Era tan alta la ola,
que hasta las estrellas llevaba,
el inconsolable llanto
de acabados amores iniciáticos
nacidos al socaire de la prisa.
Traía mensajes
de crepúsculos sin futuro,
de transidos amaneceres,
atareados en ordenar sinfonías.

Era tan alta la ola
Que el blanco de su enseña,
(como pañuelos de adioses),
tenía olor a herrumbre
y tristes despedidas.

Era tan alta la ola
que se perdió en la noche
por extraños laberintos
de nácar y soledades.




jueves, 6 de octubre de 2011

JUNTO AL MAR




Junto al mar he querido
besar tus labios.
Enredada en caricias
 no me has dejado.

Penita, pena.
Dos lagrimas
lloran desnudas
sobre la arena.

Junto el mar  me he acordado
de tu sonrisa.
Se la llevó una gaviota
bañada en brisa.

Penita, pena.
Dos lagrimas
lloran desnudas
sobre la arena.

Una ola de espumas
madrugadoras,
me recordó tu ausencia
borrando auroras.

Penita, pena.
Un hombre está llorando
sobre la arena.




jueves, 22 de septiembre de 2011

EL ESPEJO





Como me temo que ya no se azogan los espejos, tendré que acordarme de comprara uno  nuevo para el lavabo.
Llevo un tiempo viendo en el mío unas variadas rayas y raspaduras que afean mi rostro y una cierta mancha de color ceniza que termina por cambiar el color de mi pelo.
Se difumina tanto la imagen que el cristal me devuelve, que apenas me reconozco.
A pesar de que el espejo no es muy antiguo y que su aspecto no incomoda a los demás, es un gasto que no tendré más remedio que hacer.
Es que todo ha cambiado. ¡Ya no se fabrican espejos como los de antes, como los de mi juventud, que devolvían una imagen tersa y fresca, que no había vaho ni rotura que pudiera ocultar!




jueves, 15 de septiembre de 2011

BODAS DE ORO



Hoy se cumplen 50 años
y siguen revoloteando mariposas
de colores nuevos.

El tiempo,
a veces tan villano,
nos ha poblado de arrugas y recuerdos,
pero no ha podido
borrarnos las sonrisas.

Flaquean nuestros pasos,
titubea la memoria
y se nos cansan los ojos
ahítos ya, de tantas primaveras.
Pero no se nos han olvidado las caricias,
ni se han descompasado los latidos.


Te doy gracias, mi amada,
por poner el rumbo a todos mis anhelos.
por inundar de luz todos mis crepúsculos.

Gracias a ti
por las veces que me diste agua,
aunque hiel te diera.
Gracias a ti, mi amada,
por ese dialogo inconcluso
de besos y caricias.
Gracias por estar siempre alerta.
Por la dulzura y la fuerza
que supiste trasmitir
a esas huellas de tu sangre
que serán nuestra memoria.

Gracias,  mi amada.
Solo puedo decirte
que a fuerza de quererte,
solo me entiendo
en esplendidas nuevas primaveras.
Que cada instante que te vivo
es como un renacer de los sentidos.
Sin ti, mueren de dolor las partituras
y se entristece el color del arco iris.

Se han cumplido ya 50 años
y los pájaros revolotean en la ventana,
El cielo nos cobija con azul de eternidades.

Gracias por todo, amada.
Y que solo la muerte
sea capaz de cortar
las alas de los sueños.


viernes, 9 de septiembre de 2011

DE VUELTA



Vuelvo de nuevo aquí,
con mi carga de añoranzas y palabras.
Vuelvo a mostrarme ante vosotros
con al ajada inocencia,
(marchita por los años),
ansiosa de reverdecer
con versos de enredadera..
Ya no queda vivo
ningún sueño de la infancia
y trato de inventarme soluciones
a tantos problemas sin respuesta
supliendo con versos las incógnitas.

Vuelvo de nuevo aquí.
Arrastrando espumas y salitres.
Con algas enredadas en mis dedos.
Con una resaca de olas
que me empujan a vosotros,
que me acercan a esta cala,
donde al socaire de una barca naufragada,
sueño con atesorar palabras y latidos.