miércoles, 30 de marzo de 2016

EXTRAÑO DÍA



De siempre había presumido de conocer el mar. Sabía de sus latidos nocturnos con toses de espuma y del blanco crepuscular de la luna sola bañándose en la playa.

Sabía de sus cuitas y secretos, del largo monologo de la brisa, empujando con cariño el agua hasta la arena.

Con solo mirar el horizonte y los blancos reflejos de la luna intuía bonanzas y claridades o la tos furiosa de un viejo atormentado.

Observando brillos plateados en la tersura del agua, era capaz de calcular el volumen de los pecios y la calidad de la pesca.

Era conocedor de las mil historias de amor que nacían en su orilla y guardaba en su memoria todos los corazones en la arena que eran capaces de resistir todas las resacas.

Es por ello, que enamorado, elige el día en primavera en que ella venga hasta la orilla, para enseñarles los entresijos de ese mar envolvente y ligero, mientras sella en su joven cuerpo, con besos de salitre, una larga pleamar de caricias.


Todo está preparado.

El día nace saturado de luces y presagios. El sol se pavonea ante el inmenso espejo azul, haciendo guiños al horizonte.

La tibia arena ofrece su colchón de espuma y algas y la brisa ensaya una suave canción que habla de besos y caricias, como alevines del plata.

Solo una nube imprevista, empieza a robarle el sitio a las claridades.

La brisa se descifra en viento y unas gotas de lluvia primeriza comienzan a emborronar el paisaje.

Parece como si a la primavera le quedase es sus costuras un resquicio del pasado invierno.

El mar rompe a hervir con gotas de lluvia y le empiezan a salir pecas a la rubia arena, antes tersa e inmaculada.

Las gaviotas desaparecen del paisaje y la playa se queda vacía y sola.


Suena la melodía del móvil:

.- Si

.- Han fallado tus previsiones. Mejor lo dejamos para otro día.


Con los pies y el alma mojados, pasea entre la espuma, sin encontrar justificación a este extraño día de primavera.

Bajo una barca abandonada, la caracola que pensaba regalar se ha quedado sin sonidos.



Más relatos sobre primavera en el blog de LUCÍA "Sintiendo en la piel"







Más relatos sobre primavera en el blog de  LUCÏA “Sintiendo en la piel”

jueves, 24 de marzo de 2016

INSOMNIO





Trato de esconderme en las palabras
como la luna se esconde entre las nubes.

Afilo las metáforas
pero el calor embota los sentidos
y mella las aristas
que rechinan en la noche.
Le enciendo una vela al verso,
esperando el milagro de la rima,
pero su llama solamente alumbra
la torva negrura del fracaso.


La musa, voluble y altanera,
refresca y almidona
las sabanas de lino de otros versos.

Se duerme mejor en parnasos conocidos,
arrullada por las citaras
que acompañan al éxito,
que en la húmeda soledad
de noches de sudor
sin posibles claridades.

La almohada es un sudario de sueños no nacidos,
adobados con lágrimas de hastío.

Y llega la mañana, huérfana de versos,
pero con la esperanza renacida
de encontrar, algún día el resquicio,
por donde entrar en la dicha.




Más y por supuesto mejor, visitando a PEPE

sábado, 19 de marzo de 2016

PRIMAVERA




PRIMAVERA

Asoma el alba
la noche se retira
canción de trinos

Baja la luna
a lavar sus enaguas
moviendo espumas.

En la mañana
un gozar de aleteos
despierta el alma.

Las nuevas flores
son pinceles de luces
para sonrisas

Volver al vuelo
el sueño de este zorzal
de ala quebrada.







jueves, 17 de marzo de 2016

EL GRITO


Composición del autor



…y la voz también fue hecha para el grito.

Cuando las palabras olvidan las etimologías,
cuando las oraciones, apenas susurradas,
ya no reconfortan.

Cuando los monólogos,
se saben el camino de vuelta
 de la desesperanza
y el silencio esconde puñaladas,
es hora de afilar el grito,
para que nadie nos robe

el insoslayable deber de la esperanza.



martes, 8 de marzo de 2016

DÍA DE LA MUJER



Hoy 8 de marzo, volveremos a repetir la viejas salmodias, los editoriales se llenarán de hermosas palabras, los políticos pondrán mujeres a su alrededor, como floreros temporales, se harán mesas redondas con grandilocuentes mensajes, los sindicatos alzarán su voz, apenas escuchada y al final... llegará el día 9 y todo seguirá igual.

Hoy es el día internacional de la mujer.

Mientras en este día se recuerda pomposamente los logros obtenidos por la causa feminista, se constata que últimamente, ser mujer es una vivencia peligrosa, con solo mirar las estadísticas del horror y la muerte.

Mientras la buena voluntad de los gobernantes,-¿ o su búsqueda de votos?- legisla en su beneficio, el hombre se resiste y sigue siendo el dueño de la sartén y del mango, pero no de la cocina.

Al hombre se le aplaude por subir los peldaños de tres en tres, mientras la mujer siempre se tiene que quedar en algún rellano, para atender otros menesteres impuestos, que no le permiten el ascenso merecido.

Mientras las mujeres trabajan y luchan por algo tan humano como equipararse, los sesudos y orondos varones de la cúpula empleadora, ponen el grito en el cielo y dicen ofendidos , que !donde vamos a parar!.( Seguramente en el momento de tan ardorosa defensa de sus privilegios, su mujeres estarán acostando a los niños, mientras hacen la cena y ponen una lavadora. A no ser que tengan una sin papeles, mal pagada, que les ahorre esos trabajos).

Mientras en el día de hoy se escuchan bellas palabras de igualdad y concesiones, la Iglesia, que tiene nombre femenino, se sigue aferrando a su mensaje trasnochado y misógino, donde se sigue mitificando la figura paterna, como si solo el hombre fuera capaz de la cohesión y la mujer un triste añadido, siempre dispuesta a pagar la culpa del inventado y frutal primer pecado. !Núnca una manzana dio tanto juego!

Le ponen barreras a ella que es el cuenco maternal y caliente, donde se gesta la vida.

A ella, que durante toda su existencia, nos va llevando de la mano, camino de la felicidad.

A ella, que cuando ya todos descansan, aun le que dan fuerzas para el gustoso trabajo de poner un beso en la frente.

A ella, que nunca se jubila. A ella, que incluso cuando los años lastran sus ímpetus, se siguen poniendo tareas que no le corresponden, pero que le nacen del amor desmedido.

A ellas que saben como nadie conjugar el verbo "perdonar".

Algún día, alguien se dará cuenta del caudal ingente de ecuanimidad, sosiego, ternura, lucidez, sentido común, perseverancia, sacrificio y amor, que estamos perdiendo, por no encauzar debidamente, el rumoroso torrente que late dentro del corazón de las mujeres.


lunes, 7 de marzo de 2016

DE NUEVO, AQUÍ


Con bastante buen sentido alguien dijo que en tiempo de tribulación, no se debe hacer mudanza.

 Pero conforme he podido comprobar en mis masacradas articulaciones, es bastante peor hacer mudanza cuando las desolaciones deben estar superadas, cuando el sosiego y la tranquilidad, deberían ser norma de obligada conducta y sobre todo cuando la edad es más de sopitas y al rincón que de locas aventuras residenciales, por muy justificadas que estas sean.

Es bien cierto que hemos tenido una inestimable y continua ayuda familiar, que agradecemos, pero incluso así, han sido muchas horas, muchos pasos y muchos problemas a resolver, (algunos aún en vías de solución), que han hecho que se rompiera esa casi milimetrada actividad que viene ordenada por la costumbre y sobre todo por las cortapisas insuperables de la edad.

Ahora que ya estamos aposentados en nuestra nueva residencia, nos queda aprender de nuevo a vivirla, a conocerla, a acostumbrarnos a los necesarios tics diarios, tan distintos a los que estábamos acostumbrados.
Durante muchos días, mi mente ha estado ocupada, con presupuestos, cables que no llegan, enchufes insuficientes, cortinas nuevas, muebles queridos que no aceptaban su nuevo emplazamiento  y sobre todo una dolorosa y cara retahíla de operarios que debían solucionar aquello que no supimos ver cuando, con la lógica alegría de lo nuevo y el agradable vértigo del cambio, dimos por supuesto que funcionaría.

Y cuando, al fin, conseguimos ocupar nuestro nuevo dormitorio por primera vez, (observese que no he utilizado la palabra dormir), se iniciaron los fastos de la fiesta magdalenera, con su sonoro acompañamiento de tracas, petardos, charangas, fuegos artificiales y cánticos y gritos de una juventud ansiosa de fiesta y con la lógica alegría de la diversión prometida.

Cuando esto escribo, ya ha pasado la algarabía, todo está en su sitio y nosotros empezamos a familiarizarnos con el orden que siempre tuvimos, aprendiendo nuevos rincones y recordando lugares elegidos.

Y lo primero que hago, en este conato primero de normalidad es escribir estas líneas, para daros fe de mi existencia.

Es posible que algún cable suelto, no me permita la asiduidad debida, pero espero, poder volver a leeros, comentar vuestros escritos y volver a ser el que era, solo que un poco más viejo, un poco más lejos del mar, pero sintiendo ese necesario calor de los míos, que suple todas las contingencias.