viernes, 27 de febrero de 2015

CONFESIÓN Y DESPEDIDA


Fotografía del autor.


Os dije que volvería pronto y aquí estoy. Ahora que volvemos a las andadas del nacional catolicismo, vuelvo para confesarme.

Hace tanto tiempo que me catequizaron, que se me han olvidado las liturgias, pero lo que se pierde el padre Ripalda, seguro que lo gana la veracidad de mis pecados.

Es cierto que he tenido trabajos. Unos por imperativos de buena vecindad, otros porque siempre he tratado desde mi jubilación, de ayudar a mi compañera de que también se jubilase un poco y otros por esa bendita ocupación de poder cuidar de tus nietos, cuando sus padres se dedican a luchar por su sustento.

Pero hay otros motivos que ni me dije ni os dije. Y aunque yo me mintiera a mí mismo, no puedo consentir que os mintiera a vosotros.

¡Cada vez me cuesta más escribir!

No quiero pelearme con las palabras. Los versos nacen con fluidez o dejan de ser versos.

Me cuesta darle forma a las metáforas y a veces llego a creer que el poema que me nace es una fotocopia de otros ya escritos.

Como no quiero engañarme ni engañaros, he decidido dejarlo.

Leeré, escucharé música, jugaré con el photoshop y gastaré mi tiempo en lo que la vida me vaya ofreciendo.

Al decir leeré, quiero también decir que trataré de leeros, pero sin la obligación que conlleva el seguimiento que ordena la buena educación y la amistad.

No cierro el blog. Lo dejo vivo, por si en algún momento un verso pide paso con ansias de luz y claridades. O en ese juego mágico de la fotografía, hay alguna que merece la pena ser enseñada.

Os dejo mis penúltimas palabras en este poema que he titulado


SE EMPIEZA A SECAR EL CANTO


Se empieza a secar el canto en la garganta
y los versos se enmohecen en el negro desván de la memoria.

Llega el alba
y vuelven a repetirse los soeces sonidos
que acallan el vuelo de los pájaros,
el acompasado tic tac de los relojes.

Llega el alba
y un reseco fuego de ausencias,
agosta el venero
de donde antaño manaba la ternura.

Llega el alba
y el aire no responde a las preguntas,
como si hubiese perdido la memoria
y se hiciese noche de fracasos.

Una resonancia de apagados metales
retumba en la tristeza
con la que se macera el olvido.
Y sobran las palabras
que se hunden en la sangre
con su lastre de crepúsculos


Se empieza a secar el canto en la garganta
y me topo con la angustia
de que sea eterna la afonía.

Me quedan cosas por decir
y temo quedarme a solas,
con la inútil compañía
de los sueños no cumplidos.

Se empieza a secar el canto en la garganta
Y solo me rodea un sideral silencio funerario.




domingo, 22 de febrero de 2015

EXPLICACIÓN Y FOTOGRAFÍA.



Perdonar mi ausencia y mi falta de comentarios. Ando bastante ocupado y me alegra que así sea. Al menos compruebo que la vida me sigue necesitando.

Espero volver con vosotros, cuando las buscadas obligaciones me dejen.

A cambio os dejo esta foto de este mar reciente y tranquilo, con presagios ciertos de primavera.

Hasta pronto.



sábado, 14 de febrero de 2015

COSTUMBRE DE TI


Es malo acostumbrarse
al diario milagro de tu risa,
a la paz que desgranan tus caricias.

Por eso,
cuando los lirios se avergüenzan
ante el suave candor de tu mirada.

Cuando las horas de los relojes
olvidan los segundos,
en los que habita la tristeza.

Cuando con tu sola presencia
brotan las canciones
y una estrella fugaz
deja su rúbrica en el cielo,
mientras la luna impaciente
alumbra los latidos,
vuelvo de nuevo a la plenitud
de una vida recobrada,
gracias al tacto caliente de tus besos.

Es malo acostumbrarse,
porque fuera de ti,
a la vida se le acaban los sentidos
y tristes olas negras, ensucian

las entrelazadas pisadas de la playas.


sábado, 7 de febrero de 2015

DÍA DE INVIERNO PRESAGIANDO PRIMAVERA


Fotografía del autor


Las nubes ya están tejiendo hilos de lluvia,
con los que bordar en la tierra y el cielo,
el alegre presagio de la primavera que viene.


El mar se repinta de azules,
mientras blanquea al sol un tendido de espumas.


Un nuevo Edén se prepara
con trasplantes de flores y sonrisas
y la luna, femenina y amante,
se acicala de luces,
para enamorar amaneceres,
con caricias de claridades.


Y está presta la estrella,
el perfume del jazmín,
la palabra del enamorado.
Y en un horno de nostalgias,
se cuecen a fuego lento,
los besos que se darán un día,
con sabor a arena y salitre desbocado


Yo me pongo a mirar la tarde,
que despide el invierno con palabras de lluvia,
y me nacen calientes metáforas nuevas,
aunque la memoria, aterida de frío, pronto las olvida.


Y me quedo con la pena de saber
 que los versos se acaban,
en este tiempo que me espera
de sombras y temores.



domingo, 1 de febrero de 2015

ALEGRE SOLEDAD


Fotografía de Internet


¿Te has o te han apartado? Me gustaría saber cual es el motivo de esa mirada por encima del ala, que soportas estoico, de aquellos que se sienten seguros y tranquilos en medio de la formación.

¿O has sido tú el que, harto de lo conocido y cuadriculado, has roto la rutina y te has buscado un lugar más despoblado y personal?

¿Acaso te odian por que tu trino es distinto y no encaja con el coro? ¿O eres tú, que tienes alma  de solista y no quieres que tu voz se esconda entre la segura, pero impersonal sinfonía de lo mecánicamente repetido?

¿Te has regalado el lujo arrogante pero lúcido de la libertad y no quieres verte encadenado a ningún clan, a ninguna facción, por segura que sea?

Piénsatelo bien; oirás a muchos decir que la seguridad está siempre dentro de la bandada; que cuando pasen los años, esa libertad que ahora tienes se convertirá en una trampa. Puede que lleven razón.
Pero una cosa es cierta: si en verdad quieres que tu canto sea distinto, que tus alas se muevan con otra cadencia, solo podrás lograrlo saliéndote de lo estipulado, rompiendo los pentagramas fotocopiados. Y eso lo podrás conseguir apartándote de todo. La soledad es el caldo de cultivo necesario para el talento.

Hay una leyenda de la Amazonía, que habla del Mirapuru, un dios transformado en pájaro, que hace saber su divinidad a los demás, solo cuando empieza a cantar. Sus trinos son tan bellos que los otros pájaros, sabedores de la simpleza de los suyos, terminan por callar y adorarle.

No sé si conseguirás la divinidad; seguramente no, ni falta que te hace, pero ya es bastante tu coraje, la determinación de posición distinta, la valentía de desechar la protección de los otros.

Y que no te importe la posibilidad del fracaso. Siempre podrás mirar hacia arriba, poner proa a ese cielo azul que te corresponde y no tienes que repartir, descansar cerca de las estrellas y despertar con los rayos del sol, jugar al escondite con las nubes, en fin todas esas cosas que solo tú puedes hacer, sin que el resto de la bandada pueda privarte del milagro.

No sé como será tu canto en el futuro, pero me gusta esa pizca de orgullo que existe en esa soledad buscada, esa felicidad que hace que tu canto suene a la verdadera alegría que da la libertad.