El pasado lunes 2 de mayo, publicaba una entrada en este blog, titulada REBELATE, aprovechando la lectura del librito- alegato INDIGNAOS.
S lectura me ofrecía la oportunidad para la publicación de un poema que terminaba diciendo:
“pero tienes que hacerlo tú, muchacho,
que estás hecho con el mármol de los dioses
………..
tienes que hacerlo tú
que tienes las llaves de todas las coartadas.”
…Y lo han hecho. Y un temblor nuevo y desconocido a despertado las dormidas conciencias.
Ya sé que los de siempre, terminaran por echarle la culpa al maestro armero, pero la mecha está encendida y ya nadie podrá apagarla rociándola con los viejos argumentos.
No sé, ni creo que ya me importe, que va a significar esto en las inminentes elecciones, (cuando escribo esto faltan todavía días para las urnas), pero seguro que todos, ganadores y perdedores, lo usaran en su provecho. Es decir, lo mismo de siempre. Seguirán sin entender nada.
No entienden que en esta democracia que padecemos, nadie ha dado su voto para que, por encima de las ideas y los políticos, estén las cuentas de resultados y los banqueros.
No entienden que no puede ser de recibo, acortar derechos sociales para que las agencias de calificación (en manos de depredadores) estén contentas, y sigan con la eterna cantinela de la reforma del mercado laboral (traducido al cristiano, que el trabajador gane menos), mientras ellos siguen multiplicando los ingresos. O que los bancos sigan ganando, mientras niegan el pan y el agua a los que se enredaron en sus promesas.
No entienden que no puede salir gratis, menospreciar y en muchos casos ningunear el estado de derecho, utilizando ladinamente uno de los pilares de la democracia para sus fines espurios.
Ni ridiculizar a la institución que sea, siempre que no escriba al dictado de sus deseos.
No entienden que los partidos políticos no son sociedades anónimas, que van a la suya, mirando solo sus cuentas de resultados, sin importarles que son depositarios de un mandato que les otorga el pueblo soberano.
(Escribo pueblo soberano y me dan ganas de reír. Ni pueblo soberano ni gaitas. Somos, para ellos, simples portadores de una papeleta, desapareciendo nuestra identidad, cuando esa papeleta entra en la urna, y si te he visto, no me acuerdo).
No entienden, pero no tendrán más remedio que aprender, que un político sin ética y principios no puede ocuparse de la cosa pública. No dejan de ser ladrones, por muchos escalones que hayan conseguido subir en el negocio de “su profesión”.
Los ciudadanos, sean del color que sean, tiene que tener pleno derecho a saber y fiscalizar toda la labor política, siendo por tanto necesario la desaparición de todas las cortapisas burocráticas, que ponen freno a la claridad necesaria para el buen y transparente funcionamiento de las instituciones.
Tendrán que aprender que la corrupción y la mentira, no pueden ser admitidas en una sociedad democrática, por muchos votos que avalen esas conductas.
Deberán aprender a que el ciudadano, unido en un fin común, pueda pedir cuentas en cualquier momento, mediante referéndum, de aquellos incumplimientos flagrantes, previamente programados. La conformidad a un programa no debe acabarse el día de la votación, el voto que lo sustenta debe tener validez durante cuatro años.
Deberán aprender a dar la cara y no esconderse en esas sonrojantes negativas a que el ciudadano sepa de sus ideas y las contraste con su rival político, o estar dispuesto a contestar solo al periodista que come en su pesebre y a obviar todas las preguntas que puedan incomodarle. Sin debate no hay posibilidad de democracia y la manipulación mediática va en contra de la sagrada libertad de expresión. Con la mentira ninguna sociedad puede ser solida y libre.
Deberán aprender que la política y sus servidores, no pueden estar a la orden de banqueros, obispos, militares o grupos mediáticos. Solo se deben al ciudadano que les dio el beneplácito para guiar su destino.
Estos jóvenes reunidos en las plazas de España vienen a recordárselo, blandiendo las armas de la palabra y el hartazgo. Vienen a decirle que no puede salir gratis, el tomarnos por borregos, o lo que es peor, por idiotas.
Vienen a recordar aquello que ya hace tiempo dijo Silvio Rodríguez:
no puede más, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
en cualquier selva del mundo,
en cualquier calle”.