martes, 13 de febrero de 2018

EL DUENDE


Fotografía de Internet retocada con photoshop por el autor.




El flamenco no puede entenderse sin la magia del “duende”.

En su segunda acepción de esta palabra en el diccionario de la RAE, podéis encontrar:

Duende: encanto misterioso e inefable.

Por mucho que lo tratara, nunca podría mejorar la explicación  de este misterio, comparando a como lo hizo el poeta García Lorca en su conferencia “Teoría y juego del duende”. Pero no os preocupéis, solo copiaré una pequeña parte de esa conferencia que seguro os hará entender este misterio.

“Una vez, la “cantaora” Pastora Pavón, la Niña de los Peines, sombrío genio hispánico, equivalente en capacidad de fantasía a Goya o a Rafael el Gallo, cantaba en un a tabernilla de Cádiz. Jugaba con su voz de sombra, con su voz de estaño fundido, con su voz cubierta de musgo y se le enredaba la cabellera o la mojaba en manzanilla o la perdía por unos jarales oscuros y lejanísimos. Pero nada: era inútil. Los oyentes permanecían callados.

(……) La acompañaban gente importante y entendida.

Pastora, terminó de cantar en medio del silencio. Sólo y con sarcasmo, un hombre pequeñito, de esos hombrines bailarines que salen, de pronto, de las botellas de aguardiente, dijo con voz muy baja: “! Viva Paris!” , como diciendo: “Aquí no nos importan las facultades, ni la técnica, ni la maestría. Nos importa otra cosa.”

Entonces La Niña de los Peines se levantó como una loca, tronchada como una llorona medieval, y se bebió de un trago un gran vaso de cazalla como fuego, y se sentó a cantar sin voz, sin aliento, sin matices, con la garganta abrasada, pero con duende. Había logrado matar todo el andamiaje de la canción para dejar paso a un duende furioso y abrasador, amigo de vientos cargados de arena, que hacía que los oyentes se rasgaran los trajes casi con el mismo ritmo con que se los rompen los negros antillanos del rito, apelotonados ante la imagen de Santa Barbara.

Tuvo que desgarrar su voz porque sabía que no valían las formas, solo valía el tuétano de las formas, música pura con el cuerpo sucinto para poder mantenerse en el aire. Se tuvo que empobrecer de facultades y de seguridades; es decir, tuvo que alejar a su musa y quedarse desamparada, que su “duende” viniera y se dignara abrazo partido. ¡Y cómo cantó!. Su voz ya no jugaba, su voz era un chorro de sangre digna por su dolor y su sinceridad, y se abría como una mano de diez dedos por los pies clavados, pero llenos de borrasca, de un Cristo de San Juan de Juni.(….)

Permitid ahora mi vivencia personal: yo he sentido en mi piel y mis entrañas esa inolvidable vivencia del duende.
Hace muchos años, en una bodega de Valdepeñas, asistiendo “los cabales”, cuando en la noche, subió el diapasón de los sentimientos, un aficionado y buen amigo llamado Anselmo, conocedor de todos los palos del flamenco, pero parco en facultades, se rompió por dentro cantando una “seguirilla” de Fosforito

Hermano de mi alma
ven siéntate a mi vera
porque en estando
tu conmigo
quizas yo no me muera

Yo no le temo a la muerte
morir es natural
lo que le temo
son a las cuentas tan grande que
a mi Dios le he de dar
yo no le temo a la muerte
morir es natural


 Juro que la luz se hizo y habitó entre las tinajas y los empotros y sentí como esos sonidos negros del duende se posaron en mi piel, trastocando mis latidos.





11 comentarios:

  1. Excelente pos en honor al flamenco y a estos artistas inmortales.
    Feliz día Juan.

    ResponderEliminar
  2. Formidable Pastora Pavón, La Niña de los Peines, y mujer de otro de los grandes a mi parecer de Pepe Pinto. Lo que has narrado de la Niña de los Peines, es admirable, y eso es tener duende en el cante y poderío. Y la "seguirilla" que cantó ese amigo por Fosforito es para enmarcar. Me he acordado por la letra a las canciones de Pepe Pinto, que como te pillara un poquito bajo de moral o con algo de "depre" te hartabas de llorar, además el tío recitaba de cojones. También has hecho mención del gran maestro Rafael "El Gallo" y estas entradas me encantan, porque el flamenco y los toros es mi pasión. Como dicen ahora gente muy "progre" y que se las dan de muy liberales e izquierdistas, quizá es que nosotros, o yo en este caso seguimos siendo de la España profunda, pero a mí lo que digan como que me la pela. La imagen con esos retoques te queda muy chula, y volviendo a Fosforito, yo creo que como este genio, ya parirán muy poco.

    Abrazo JUAN.

    ResponderEliminar
  3. ¡A LAS MUY BUENAS noches, Juan! Como el anterior de esta temática, te ha salido un post bordado, sí señor. Además, me parece genial reivindicar este cante tan nuestro y tan arraigado en nuestras tradiciones. Por lo demás, suscribo lo último que ha mencionado el comentarista Rafa sobre la progrez y sus "guayeces"...

    Abrazote de nuestra parte!!!

    ResponderEliminar
  4. Te he leído antes pero no he podido comentar, aunque si he disfrutado dejando que un escalofrío recorriera mi espalda. El duende es un nombre pero no se compra ni se vende, se tiene o no se tiene. Me encanta la manera de montar la entrada, nos has ido dando cada vez mas hasta llegar al "pellizco" de Fosforito. Gracias por esto. Abrazos

    ResponderEliminar
  5. Eriza la piel lo que has escrito...

    No hay palabras... Precioso!!

    Muchos besos, Juan.

    ResponderEliminar
  6. La verdad es que cuando el “duende” se manifiesta es una experiencia casi mística. No todo el mundo ha podido sentirlo como tú en Valdepeñas pero con tu explicación si que lo hemos sentido pasar más cerca. Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. ¡Qué bien lo has descrito, Juan!
    Yo también he tenido el privilegio de sentir ese duende con más fuerza que nunca en una trasnochá en la que un cantaor. que se decía aficionao, cantó en el silencio de la noche una Petenera. Sólo de recordarlo se me pone la piel de gallina.
    Un abrazo con duende.

    ResponderEliminar
  8. Fue en una reunión con un pequeño grupo de compañeros sindicalistas no más de 5, uno de ellos gran cantaor que llegó a ser presidente de una gran Peña Flamenca, se puso a cantar, costó trabajo que se arrancara, pero cuando lo hizo, dios santo, aquello fue el duende que nos engancho a todos, fue cuando comencé a amar el cante.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  9. Se dice que Pastora Pavón estaba en su "salsa" cuando estaba "aviá" de aguardiente o vino fino..Qué peñizco me tiró el corazón al leer esto!

    ¡"Chapeau"!
    Besos.




    ResponderEliminar