Dedicado a Maite que también lleva en su alma una luminosa “Mancha” de hidalguía,
sentimientos y amistad.
LA
TIERRA
Quiero hoy recordar
la tierra que pisaba.
Aquella donde mis
padres
dejaron impresa su
huellas
y que el tiempo borró
con inusitada
destemplanza.
La germiné con mi
llanto,
alumbrando cosechas
que dejé de recoger
agobiado por la
ausencia.
Un vino áspero de pena
me hace daño en la
garganta
cuando trasiego los
recuerdos,
y se hace visible el
viejo desamparo
de unos sueños, que
como los sarmientos,
ardieron prontamente
con chisporroteos de
palabras
y cenizas de
silencios.
Esta cosecha que ahora
recolecto,
regada por el salitre
y la espuma,
también nace huera y
frustrada,
pero al menos me
regala un vino,
de racimos de dorados
y azules,
para una “jarrilla”
que alumbre
la poca esperanza que
me queda.
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