domingo, 16 de diciembre de 2018

JAZZ SESIÓN 7-- DUKE ELLINGTON-- ELLA FITZGERALD






He decidido juntar a estos dos grandes del jazz, primero porque todo el mundo mágico de esa música, se puede entender en la comunión de la garganta capaz de múltiples sonoridades de Ella, con la aportación de los arreglos que del jazz hizo para su big band, el colosal pianista y arreglista Duke.

Y luego una cierta nostalgia que me atañe. Creo recordar que debían ser por  los años 1965 o 66. Sé que era invierno y recuerdo también que ya tenía apalabrada una entrada con un reventa de Madrid-entonces las entradas no se compraban por Internet-, para el concierto que iban a dar en el Monumental Cinema de la calle Atocha de Madrid Duke Ellington y Ella Fitzgerad. Algo debió de torcerse con mi trabajo hostelero, pero el caso, es que me quedé sin ver a esta pareja vital para la historia del jazz.

Duke Ellington,  nació dentro de una familia acomodada, dándose la circunstancia de que sus padres, tocaban el piano.
Fue educado sin los agobios de otros maestros del jazz, incluso enseñándole a vivir elegantemente y con refinamiento, por lo que recibió el calificativo de Duke (el duque). (Su verdadero nombre era Edward Kennedy Ellington.

La importancia de este genial músico fue, para mí, el que supo acometer bellos arreglos del jazz tradicional para poderlos tocar con una gran banda de músicos, sin que perdieran sus primigenias esencias.

Sin El Duque, no hubiesen sido posibles, las grandes orquestas de Count Basie, Benny Goodman, Tommy Dorsey, Glenn Miller y un largo etcétera.



Ella Fitzgerald, al contrario que al Duque, no tuvo tanta suerte con su familia. Su padre abandonó el hogar familiar cuando ella apenas tenía tres años. Educada por su padrastro y una madre más dedicada a la droga y al alcohol, al morir esta logra evadirse de los abusos sexuales del padrastro y vive sola en Nueva York, con todos los peligros que ello conlleva.

Una anécdota que la retrata y que muestra  de lo que es capaz la supervivencia, es que con 19 años se presenta a un concurso para bailar en un teatro del Harlem neoyorquino.

Antes que ella actúa una pareja que levanta la admiración de toda la sala.

Después lo intenta ella y recibe la rechifla del público.

Paró la actuación y se puso a cantar como si la vida le fuera en ello. El público calló, al tiempo que se estremecía con sus sonidos vocales que, como ella mismo decía, solo intentaban parecerse al sonido de las trompetas.

Para el que escribe, junto a Billie Holliday, Sara Vaughan y Etta James, es una de las mejores voces del Jazz.

Os dejo con este poema de Miguel D`Ors titulado:

ESCUCHANDO A ELLA FITZGERALD DA EN MEDITAR LOS MISTERIOS DEL AMOR DE DIOS.

Nosotros pusimos las noches sobresaltadas
--gritos, armas, negreros y cadenas—
en poblados de adobe,
las hediondas semanas en bodegas asfixiadas,
las familias partidas en sangrientos mercados,
las despiadadas plantaciones, los sabuesos,
los tobillos en astillas, los latigazos numerados,
los más de 600.000 cadáveres militares,
las albas pecadoras de Storyville.

Su colaboración fue, según Su costumbre, silencio:
Sus manos transparentes tocaron
con amor misterioso
nuestra obra.

Quién hubiera podido imaginar que esta Belleza
son aquellos cuatro siglos de dolor.

Escuchar este magistral arreglo de “Duke` s Place” y averiguar cuando terminan las trompetas y comienza la voz de Ella.





3 comentarios:

  1. demás de admirar lo que sabes de Jazz y lo que nos estás enseñando, me gusta cuando al hilo de lo que nos estás explicando nos das unas pinceladas con tus vivencias: lo humanizas, que es lo que hace valiosos a las cosas.

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  2. Le pegas fuerte con tus consejos musicales :-)
    Un abrazo.

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  3. Me gusta Ella... gracias por esta entrada. La música es grandiosa
    Y el poema, y todo.
    Abrazos

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