Otro escrito publicado en el diario Lanza del que ya os hablé y que
he encontrado rebuscando en sus páginas de hemeroteca.
Ya sabéis, si os cuesta trabajo leer, le dais a los tres puntitos
de arriba a la derecha y en Zoom ampliar.
Con esto de poder salir, me busco subterfugios para tener más
tiempo y este, además de avivar los recuerdos, me permite, con un simple corta
y pega, llenar esta página de los martes.
Podéis saltaros las laudatorias palabras del bueno de Ramón
Fernández, valdepeñero de adopción, periodista, maestro y al que todo lo humano
y artístico le concernía.
Están dichas por la obligación de la amistad.
Aprovecho esta entrada, para rendirle el homenaje que se merece,
cuando pronto se cumplirán cuatro años de su muerte.
Otra vez me tientas a ir por otra botellita de Valdepeñas.
ResponderEliminarTus letras también tienen ese sabor de la cultura del sol que madura las uvas y de la quietud de la bodega fresca y oscura donde se afirma el espíritu de las buenas ideas, a semejanza del fermento de los alcoholes en el interior de la bota.
Uno no puede sino congratularse de conocer personas como tu, cuyo cerebro es un auténtico "Celler de bondats"
Saludos confinados... aún.
leyendo iba imaginando ese recorrer del vino hasta su encuentro con las estrellas, previo paso por mi gaznate y era un placer digo de merecer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si en Valdepeñas mimáis el vino como tú lo relatas, no me extraña que estéis orgullosos de él. Todo, para ofrecer lo mejor de sí, ha de ser cuidado, tener su tiempo, crecer, madurar...
ResponderEliminarBesos
La modestia sin duda es una virtud, pero algo tiene el agua cuando la bendicen.
ResponderEliminarPor aquí me quedo yo también.
Saludos.
Nada que no merezcas dijo tu amigo el periodista. La fama del vino de tu tierra es la tiene ganada. Recuerdo que en casa de mis abuelos nunca faltaba. Curiosamente él lo tomaba con sifón y mi padre decía que era un sacrilegio.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta, escritor y ahora amigo.
Precioso homenaje, qué gustazo que recabes ese documento
ResponderEliminarUn abrazo y por una tarde bonita.
Las alabanzas las mas de las veces son o por amistad o porque el momento lo reclama, y se nota, tienen ese toque de prisa o de excesiva "educancia" y hay honrosas excepciones, muchas a fuer de la verdad. Eres defensor de la tierra, de sus bienes y sus gentes, lo haces con gallardia en prosa y poesia, así que no se ha extralimitado en nada. Merecido por demás y aplaudido por mi con abrazo incluido
ResponderEliminarQué homenaje a ese delicioso vino has escrito Juan, ya hasta me dieron ganas de una copita.
ResponderEliminarBesos en la tarde.
Sabes, Juan L., las palabras que te dedica, Ramón Fernández, no reflejan ningún compromiso u obligación, se ve que las siente de corazón, de verdad. Y no me extrañan nada, después de leer tu escrito, que es magnífico. Se nota la pasión que despierta en ti ese vino, el orgullo que sientes y el dominio de su crianza. Es precioso, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo!
Cuando algo se ha mamado, se vive como tú nos lo demuestras con esta oda al líquido de Baco... qué más se puede añadir?? Bella exaltación y mimo. Un gran homenaje para ese amigo ya fallecido.
ResponderEliminarMil besitos y feliz martes, Juan.
Me alegra que hayas traído al blog eso que escribiste hace algún tiempo y que sin lugar a dudas habla del enamoramiento que sientes por tu tierra y las cosas que te han visto nacer, lo cual te honra.Hablar del vino y su crianza como lo haces da una lección de sabiduria que ya entonces tenías y que con el tiempo ha ido creando madre y que ahora saboreamos tus seguidores. Todo cuanto dice tu homenajeado estamos viendo que es verdad unos
ResponderEliminarcuantos años después, así que nada de "laudatorio", "educancia" ni "obligatoriedad por amistad".
"Lo que es, es"
Un aplauso póstumo como homenaje a él y otro para ti con un beso como autor del artículo.
Que bello homenaje Juan... Te diré que no soy mucho de vino, pero cuando lo he tomado, siempre a sido un valdepeñas... Y he de decir que tiene un sabor especial.
ResponderEliminarBesitos y abrazos.
Joder, pues sí que has tenido que desempolvar :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
Juan, tu homenaje al vino de Valdepeñas nos muestra tu creatividad literaria, tu amor a tu tierra y tu generosidad, que no ha cambiado un ápice del pasado al presente. Como el buen vino has ido adquiriendo sabor y personalidad.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Que bonito que trajeras este bello recuerdo, es un hermoso homenaje al vino. Saludos amigo Juan.
ResponderEliminarhabrá que abrir una botellita, que yo ni quería ni ná, pero nos incitas, nos incitas....
ResponderEliminarLe voy a enseñar tu texto a alguien muy querido. Un sabio en estas artes de las que tanto conoces.
ResponderEliminarSaludos, J.L.
Una cosa Juan, ¿era tu abuelo?, de todos modos, es más que merecido.
ResponderEliminarUn abrazo.
El vino aúna voluntades y acerca culturas. "Quien quiera ser eterno dé su sangre / como vino a los labios que le siguen", escribió alguien. Nosotros no aspiramos a tanto, pero sí a los buenos ratos compartidos con una copa de vino en la mano y un verso en el corazón. Un abrazo, amigo mío.
ResponderEliminarQué buen escrito, y que bonito homenaje.
ResponderEliminarMe trae buenos recuerdos los recortes del periódico Lanza.
Besosss