En este tiempo que
pasa con textura de recuerdos.
En esta sinrazón de
añoranzas
que terminan por
ahogarse en lágrimas de tristeza,
siempre aparece el
niño que fui,
tratando de entender
el lenguaje de las mariposas,
las marejadas de la
luna sobre las mieses,
el triste vals
migratorio de la aves,
el monocorde canto de
los grillos.
Ahora,
cuando llega el tiempo
final de la esperanza
y los sueños duelen y
se hacen sombríos,
solo deliro con una caja de cartón con agujeros
donde hambrientos gusanos de seda
buscan otras alternativas a las hojas de morera.
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