RESISTIENDO
(microrelato)
Le dijeron que con la
venta de su antigua casa, su vida sería mucho mejor.
Le hablaron de todo
aquello que podría tener: un enorme piso en un edificio de acero y cristal, con
sauna, dos plazas de garaje, ascensor automático con parada dentro del propio
piso, aire acondicionado, piscina comunitaria y todas las ventajas de vivir
rodeado de gente importante y “con
posibles”.
Aquel trajeado
ejecutivo, tras la mesa de su enorme despacho de maderas nobles, no supo que
contestar, cuando aquel hombre mayor, arrebujado, casi escondido en el
imponente sillón, le hizo estas
preguntas:
.- ¿Y dónde puedo
meter mi bicicleta? ¿Tengo pozo en el patio con agua fresca para el botijo y
para regar mis arriates? ¿Dónde pongo la parra para dormir “a la fresca”
durante la siesta? ¿Hay sitio para mis macetas? ¿Seguiré pudiendo ver las
estrellas en las noches sin nubes?
Afortunadamente, la
casa resiste y puedo dar fe de que cada día está más bonita y cuidada.
Eso eran un hombre, un buen hombre de campo, que no se deja engañar por la modernidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese hombre mayor era un SABIO y sabía que odas las modernidades que se le ofrecían no se podían comparar con los tesoros que él disfrutaba en su casa Hacía bien en resistirhasta que el cuerpo aguante.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Olé por el hombre que supo decirle los privilegios de la Naturaleza
ResponderEliminarEstoy segura de que( aunque yo viva en un piso)el paraíso de una casa rodeada de árboles y con pozo para sacar agua;el canto de los pájaros,las flores y esa paz,no la vamos a encontrar por mucho lujo que nos ofrezcan
Muy buen relato
Haces unas fotografias muy bonitas!!
Besucos,amiguco,ya
Gó
Hay casas que son la prolongación de las personas, son una vida, tienen alma y nos dan cobijo, a esas casa las llamamos hogar, tu haces las preguntas sabiendo ya cuales será las respuestas, hay que regresar a casa que me he dejado la luz de la cocina encendida. Una preciosa entrada en la muchos se verán reflejados, un abrazuco
ResponderEliminarHay casas que resistirán hasta que el propietario se valla para siempre......porque en ella se han vivido momentos inolvidables y le guardamos cariño..... Muy bonito relato Juan. Saludos.
ResponderEliminarEse hombre supo valorar lo que poseía, sí supo seguir RESISTIENDO.
ResponderEliminarMagnifico, Juan.
Un beso.
Hola Juan, ese buen hombre supo valorar lo que de verdad valía la pena, no por mucho tener se esta mejor, la mayoría de las veces lo mas sencillo es lo mejor para nuestras vidas y el lo supo ver.
ResponderEliminarBesos.
Una razones llenas de sentido común. Lo triste será que cuando no esté para cuidar su casa, el ejecutivo hara otra vez la oferta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegro por ese hombre que supo valorar lo que poseía y me pregunto qué pasará cuando él no esté.
ResponderEliminarPero qué barato sale lo bueno de la vida. Y algunos siguen sin enterarse.
ResponderEliminarUn abrazo.
No es más feliz quien más tiene, lo es mucho más quien menos necesita.
ResponderEliminarPreciosa entrada que refleja el valor de las pequeñas cosas.
Un abrazo.
Siempre me pregunto cómo vivirán los de las torres de cristal y acero, tan alejados de la tierra... Yo no podría.(aunque reconozco que la sauna es muy tentadora... :D)
ResponderEliminarEste hombre fue muy inteligente: eligió lo que de verdad le hace feliz.
Y con su negativa, quizás hizo reflexionar al ejecutivo trajeado que le pidió consejo para comprarse una casita en el pueblo y dedicarse a cultivar geranios...
Un par de besos sonoros, de los de verdad, como los de pueblo Muac, muac.
Lo mismo le dijeron a la señora Eulalia, sólo que ella se dejó seducir por el maravilloso mundo que le pintaban.
ResponderEliminarAhora es una sombra por la que pasan los días sin intercambiar una sonrisa o un saludo con alguien. Por el patio blanquísimo sin desonchones ya no vuelan las voces, nadie canta, nadie la llama por su nombre para que pase a tomar un café.
Y la señora Eulalia, sola ante el televisor, recuerda con tristeza cuando un par de años atrás ella no era "la señora Eulalia" sino Lali, "la de la trenza".
Saludos.
Tu imagen me ha llevado en volandas a mi casa de Membrilla. Y tu micro son de los que llegan al alma. Porque son esas cosas simples y sencillas las que vamos perdiendo a costa de "pijadas" como decimos por aqui. Me encanta tu relato, besos.
ResponderEliminarHay cosas que no tienen precio, como un trozo de cielo por la noche.
ResponderEliminarBesazo y que tengas feliz viernes...
Afortunadamente hay cosas que el dinero no compra 🙂
ResponderEliminarBss.
Resistirá,seguramente, hasta su último suspiro
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