LA
IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO…
… y la no menos importante de llamarse Emilio,
que algunos amigos tengo con esos nombres.
Y viene todo a cuento,
porque ya es la segunda vez que en dedicatorias, me confundo con esos nombres.
Como diría el amigo
Oscar Wilde, (del que copio el título de esta entrada, exponiéndome al castigo
de algoritmos vigilantes), “experiencia
es el nombre que le damos a nuestras equivocaciones” y a la vista está que
soy un hombre experimentado ya que cada día olvido y me equivoco, como si no
hubiera un mañana, (que lo hay, pero cada vez quedan menos).
Estoy empezando a
barruntar la idea de escribir unas memorias, que ya lo anunció el referido Oscar: “que solo publican sus memorias,
aquellas personas que la han perdido totalmente”, pero me temo que a pesar
de cumplir los requisitos, no me encuentro con fuerzas para ello, que bastante
tengo con mis múltiples visitas al escusado, cada vez veo peor las letras del
teclado del ordenador y no puedo pasar mucho tiempo sentado, ya que se me “acalambran” las piernas y termino fatal
de la espalda.
Amigo Ernesto: ya ves
que hace tiempo se me empezaron a gripar los motores de los recuerdos y solo me
quedan indelebles, aquellos de la alejada niñez, que a pesar de las penurias,
son los que ahítos de claridades, se empeñan en mantenerse en mi mente.
Lo malo de todo esto,
es que no hay a quien pedir reclamaciones, ya que mi garantía, venció hace
muchos, muchos años y los repuestos ni son posibles, ni se encuentran en los
desguaces.
Por el contrario, hay algo
bueno: tanto Emilio, como tú, empezáis a entrar en esa madurez que todavía
tiene buenas cosas, aunque, ¡cuidado!, los años pasan con rapidez y no quisiera
que cayerais en la tentación de pensar que lo que os queda es la edad de oro.
Solo me resta desear
para vosotros, algo que también citó Oscar Wilde, (este hombre se pasó la vida
citando).
“Mejor
es ser un cohete caído, que no haber resplandecido nunca”.
Antes que se me
olvide, (cosa bastante probable), perdón a los nominados y un sincero abrazo
para Ernesto y otro igual de sincero para Emilio.
Que como dice el
refrán de mi tierra, (ya está bien de citar al mismo autor), “más vale un «toma» que dos «te daré».
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