viernes, 13 de diciembre de 2019

REPASANDO ESTANTERÍAS




Hoy le he dado un repaso a los espacios donde voy colocando los escasos libros que quedan,  tras las donaciones hechas a bibliotecas, hijas y amistades. 



Que a pesar de tener que desdecirme de mis palabras, no he tenido más remedio que acceder a los ruegos de mi compañera y dejar de comprarlos, aunque no he dejado de leer gracias a la menos costosa y más respetuosa con los volúmenes, ayuda del libro electrónico.

Junto a algunos volúmenes que guardo de la colección Austral, han aparecido, como reliquias de un tiempo juvenil y remoto estos dos ejemplares que reproduzco en la foto.

Uno, titulado” La hora del alba”, es una antología recopilado por un profesor de un instituto de Teruel llamado Rafael Ferreres, esta editado en el año 1.944 y llegó a mis manos en el año 1.945, cuando hacía el examen de ingreso para acceder al bachillerato.

Lo he hojeado hoy, tiene todavía olor a tiza y tinta de tintero, tiene soniquete a dictado, a tardes mirando por la ventana del colegio mientras un compañero recitaba con voz monocorde “Anoche cuando dormía” de Antonio Machado.

Entre sus hojas ha aparecido un trozo de cuartilla en la que yo ensayaba un boceto de firma, que en aquél entonces necesitaba urgentemente, para afianzar mi soñada personalidad.

Seguro que aquél día la lectura sería “España” con la prosa elegíastica y barroca de Emilio Castelar  y no debía yo estar para tantas excelencias.

El libro está dividido en seis apartados y recogidos en verso y prosa: Los Animales, Los hombres, La religión, España y el paisaje, Poesía recitable y Narraciones.

Aunque por el enunciado de los temas, comprendáis el fielato que el autor tuvo que pagar a la política educativa franquista, lo cierto es que este libro me mostró por vez primera composiciones de autores tan variopintos como D´Annunzio, Gabriela Mistral, Tagore, Juan Ramón Jiménez, Lorca, Machado, Washington Irving, Gerardo Diego, Oscar Wilde y un largo etcétera, que ahora pienso volver a leer.

El otro, un regordete y pequeño ejemplar de 748 amarillentas página, está editado en el año 1.958 y se titula “Las mil mejores poesías de la lengua castellana” (Ocho siglos de poesía española e hispanoamericana).

Mi ejemplar es de la decimonovena edición y su precio de 30 pesetas. De donde colijo que ya debí comprarlo siendo estudiante de bachiller. El librito pertenece a una colección llamada Biblioteca de Bolsillo de Ediciones Ibéricas.

La edición fue preparada y seleccionada por José Verruga y hace un repaso de los poetas más importantes de cada siglo.

En este libro solo encuentro en la primera página, una escueta firma donde dice Juan sin más arabescos y un rudimentario marca páginas, que marca la 666 donde están los poemas “Tarde” “Hora de estrellas” y “El camino” de Federico García Lorca.

De donde se demuestra que la querencia viene de largo.

Ha sido un reencuentro maravilloso, pero os prometo que ahora los coloco en el sitio predilecto de mi biblioteca de urgencia, aunque solo sea para recordar aquellos tiempos ya tan lejanos.




10 comentarios:

  1. Admiro ese sabor tan especial y que no sé bien como definir que tienen tus entradas (apuntes, notas, artículos, posts, o como te guste llamarlos -yo, aun no sé como llamar a las mías). Para mi, al que el castellano no le es lengua principal pero amada como si lo fuera, tus letras tus poemas y tu humanidad me resultan reconfortables.
    No soy gato que ronronea con comentarios y muchas veces estarán ausentes, pero ten por seguro que estoy y me siento muy bien en este espacio tuyo.

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  2. Con entradas como esta, haces que el paso por este tu rincón, sea cada vez más obligado ;)
    Un abrazo.

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  3. Me siento totalmente identificado con tu entrada. En estos días me he hecho con un Don Quijote en la limpieza que está haciendo de la casa de mis suegros una vez han fallecido ambos, es un Don Quijote del año 1942, una pena que esté tan estropeado, pero voy a intentar si alguien experto en reparación de libros y lo puede arreglar, puede ser una pequeña joya, por el libro en sí y por los recuerdos que trae consigo. Otra cuestión que me he dado cuenta, viendo una anotación escrita a mano, es la magnífica caligrafía que tenía mi suegro, creo que antes se le daba mucha importancia a escribir bien, cuando comparo la letra de este hombre, mi suegro, y la de mi nieto, es para avergonzarse de como escriben estas generaciones de hoy.

    Un abrazo.

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  4. Hay libros con un valor incalculable, recientemente ya lo conté, han salido de mi casa cerca, por arriba, de cuatrocientos libros pero me he quedado con los que son importantes, algunos tambien tiene trocitos de papel, anotaciones en el margen y sobre todo no han sido nunca los más vendidos, best seller lo llamamos ahora. tienes dos libros que son joyas. Un abrazo

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  5. Los hay que no se puede uno deshacer de ellos. Los técnicos está previsto donarlos al museo del aire y a la escuela de ing. Aeronáuticos donde fue profesor adjunto.
    Los míos y los amarillentos de mi padre se quedarán en un lugar privilegiado.
    Abrazos incunables.

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  6. Como te entiendo Juan, tenes dos verdaderas reliquias por el tiempo que llevan editados que maravilla!! Me alegro que le des una buena ubicación a esos libros, y yo tambien conservo libros de cuando estudiaba literatura en el comercial nacional, los conservo con mucho cariño porque tienen anotaciones mias sobre los recursos literarios de esa epoca, y me trae lindos recuerdos con mis compañeras. uno casualmente se llama " Cuentos Españoles del Siglo XX" con los principales escritores españoles.
    Un abrazo Juan y gracias mostrarnos tus libros!!

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  7. Bueno Juan. He repasado contigo, sino las mismas lecturas, sí los tiempos aquellos en los que desde las ventanas del colegio mirábamos los paisajes encuadrados. Me viene a la mente ahora mismo un árbol seco que había en el jardín, rodeado de rosales, y que dibujé muchas veces desde mi asiento.

    Fuerte abrazo.

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  8. "Las mil mejores poesías" creo recordar que era casi obligatrio tenerla en el bachillerato.
    El otro libro no lo conocía, aunque parece interesante.
    Cuando recorro los libros hojeándolos siempre me gusta leer las anotaciones que encuentro en los márgenes o las que aparecen el papelillos metidos entre sus hojas. Recuerdo que era la mejor manera de guardar confidencias.
    Yo también debería empezar a hacer limpieza en la librería, pero eso reqiere una preparación interior con la que aún no he empezado.
    Besos.

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  9. Bellos recuerdos Juan. Yo no se si podre un día donar o deshacerme de uno de mis libros. Un gusto leerte amigo. Saludos.

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  10. "La querencia viene de largo" Y se te nota, tanto en las palabras de cariño que les dedicas como en las fechas de algunos.
    Comparto este amor a los libros (y tengo hasta de cuando era una niña aprendiz de lectora) y cuando por falta de sitio he tenido que deshacerme de algunos, me ha dolido.
    Y sí, el libro electrónico nos soluciona el problema del espacio pero sólo en parte en mi caso pues si un libro leído en este soporte me impacta...termino comprándolo a papel :D
    Me encantan estos reencuentros fruto de limpiezas y siempre me demoro en la idem, perdida entre las páginas y descubriendo tanto marcapáginas olvidados como anotaciones de caligrafía variable y todo lo que rodeó la lectura de este libro y la dedicatoria si es uno regalado...
    Y lo que más me gusta es cuando un libro prestado a mis hijos no vuelve porque sé que les ha gustado tanto que lo han hecho suyo... y me lo dicen, muy zalameros: "En mis estanterías también está a gusto" Y con esto me quedo tranquila en cuanto al porvenir de mis amigos.
    Un abrazo y un guiño lector ;)


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