EL
HOMBRE QUE SE OLVIDÓ DE REÍR EN LAS FOTOGRAFÍAS.
(Microrrelato)
No pudo saber cuándo
pasó, ni que motivo hubo para aquella perdida, pero aquel hombre se olvidó de sonreír
cada vez que le hacían una fotografía.
Él, que siempre había
dicho que una sonrisa era la mejor llave para abrir los corazones.
Que una sonrisa, te
conduce hasta los más hondos sentimientos de quién te mira.
Que predicaba el valor
curativo y sanador de la sonrisa.
Que trataba de enseñar
que el bello instante de una sonrisa, suele durar una eternidad en el recuerdo.
Él, que solo se
olvidaba de sonreír cuando le hacían una fotografía junto al mar, porque nunca
le dio importancia, ya que la falta de posible luz y alegría, la ponía el azul
de las aguas y la belleza del horizonte. Se consolaba pensando que ese bello paisaje
no necesitaba de más subterfugios.
Es cierto que sabía
cómo era su cara, conocía sus arrugas, sus ojos que perdían intensidad
lumínica, sabía de las colgaduras de su cuello, de la gris tristeza de sus
canas, de la flacidez de sus hombros ahítos de soportar el peso de los días
transcurridos.
También sabía que esa
tristeza, este pasar los calendarios, esta vida con falta de futuro sólo se
podían suplir con la paleta multicolor de una sonrisa.
Y, desgraciadamente,
había olvidado de sonreír, cuando le hacían una fotografía.
Al comprobar esta
falta, se ha hecho el propósito de sonreír a la vida, olvidarse de las cámaras
y solo se fijarse en la foto de su rostro que el espejo le da cada mañana.
Lo último que
desearía, es que nadie le pusiese photoshop a sus arrugas, a sus vivencias, a
los años vividos, a ese invisible poso que los días dejan, en quién cada día se
afana por encontrar bellas sensaciones y nuevos latidos.
Lo tiene decidido, si
al posar, tiene que volver a forzar una sonrisa, seguro que no se hará jamás
una fotografía.
Si sonríes ante un fotógrafo saldría una fotografía impostada, mentirosa, ¿porque sonríe el fotografiado?, no tiene ningún sentido, salvo que el fotógrafo te cuente un chiste o haga imitaciones mientras dispara el obturador, algo que no ocurre nunca.
ResponderEliminarEn cuanto a arreglar la cara o el cuerpo, algo que parece muy normal entre la gente de la farándula y de los/as que se dedican a la moda, me parece aberrante, pero haya cada uno con sus gustos, el photoshop solo pe gusta para ver obras como las tuyas.
Un abrazo.
Hola Juan, es verdad que la mayoría de personas sonreímos cuando nos hacen una foto pero no son sonrisas espontaneas. Como al señor de tu relato no me gusta que retoquen mis fotos.
ResponderEliminarBesos.
Una señora un día me dijo: "Cuando se es joven se rie de otra forma porque se rie uno desde dentro" Yo no lo entendía mucho, el caso es que ahora si lo entiendo. Cuando van pasando los años por muy feliz que seas siempre llevas dentro la falta de familiares, experiencias negativas... se ríe uno distinto.
ResponderEliminarSAludos.
Supongo que sonreímos a la cámara para tener un recuerdo contento, otros hacen muecas, o se quitan las gafas o se peinan. No hago nada que no sea natural prefiero salir viejita y autentica que viejita e impostada. Muy curiosa tu entrada no se me había ocurrido pensar que sonreímos no al fotógrafo sino a la maquina. Abrazos
ResponderEliminarque buen texto de alguien que sabe escribir
ResponderEliminarLa mejor sonrisa es la que sale del alma y esa, el protagonista de tu relato la tiene asegurada sin necesidad de impostarla.
ResponderEliminarBesos
Bello relato. Lo entiendo porque aveces me pasa lo mismo, la gente me dice amargada... Saludos Juan.
ResponderEliminarMuy bueno. Reflexión incluida. A mí en particular no me gusta mucho que me hagan fotos, no se si porque no soy fotogénica o porque fingir sonrisas no es mi fuerte. Pero claro, esa foto queda, y la sonrisa, aun fingida, es más bonita que salir muy serio :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Aplaudo tu relato, Juan.
ResponderEliminarAbrazos
Una sonrisa es un guiño al fotógrafo y a quién vea esa foto.
ResponderEliminarPero la obligación de sonreir siempre, lo encuentro algo falso.
Un abrazo.
Pues chico, si sonrío la fastidio. No hay peor gesto que una sonrisa forzada, tiene que salir espontáneamente y a mí no me sale.
ResponderEliminarEs verdad que el mérito es de la cámara, siempre lo he dicho.
Abrazos.
Quizá con un emoticono lo podria arreglar un poco :-)
ResponderEliminarHola Juan , espero que este señor que es amigo mío , si me dedique una tierna
ResponderEliminary feliz sonrisa , ya que el año recién lo acabamos de estrenar 👧👧 aquí va mi sonrisa para ti.
Ya que es muy triste que te hagan una foto triste , ahora que te diré una cosa yo no soy muy fotográfica
para hacerme , una foto riéndome me tienen que pillar de improvisto , jajajaja te deseo una feliz tarde
besos de flor.
Mi trabajo como fotógrafo consistió, calculo que en más del 50% en el retrato formal. Unos lo llaman retrato de estudio, otros de galería... en fin. De ese trabajo, probablemente lo más dificultoso sea conseguir una sonrisa que sea lo suficientemente sincera ante una situación tan artificiosa y al mismo tiempo que sea comedida. Es bastante difícil que el cliente no quede con cara de tonto, con un rictus exagerado o que se vea con una sonrisa muy forzada. Te puedo asegurar que conseguir una sonrisa "aceptable" es todo un arte.
ResponderEliminarConseguir que sonrían con las pestañas, lo llamaba.
Hay tanta sonrisa falsa suelta...
ResponderEliminarBien por el protagonista.
Vengo del blog de Alfred,encantada.
Un saludo.