Recuerdo
aquella casa
que
daba a la plaza y miraba a la esperanza.
Tenía
balcones con aleteos de palomas,
desde
donde se podían contar luceros
y
soñar auroras boreales.
Latido
a latido, habité su precaria arquitectura,
mientras
soñé perdido en su rincones
y
fui pirata surcando sus pasillos.
En
la mesa pegada a los cristales,
emborroné
cuartillas,
coleccioné
sellos y deseos,
sufrí
de noches imprecisas,
animadas
por engolados locutores.
A golpes de rabia, rebajada con Dyc,
soñé
con futuras libertades y dioses permisivos,
mientras
el humo del tabaco ennegrecía la esperanza
y
el triste gris de ir viviendo, dejaba en carne viva
la
precisa materia con que se hacen los sueños.
Seguro
que ahora,
todo
ha cambiado dentro de esa casa,
aunque
ya no esté para saberlo.
Pero
desde este lejano mar, donde la añoro,
recuerdo
esa casa que daba a la fuente y las palomas.
Tú fuiste el inicio y la enseñanza
de este nuevo nido donde habito,
de esta nueva casa
que a pesar de las nubes de los años,
siempre busca mirar a ese horizonte,
siempre esperanzado de azules.
¡Qué preciosidad de poema has hecho, Juan!
ResponderEliminarMe emocioné leyéndolo una y otra vez y extrapolándolo a esa otra casa de mi infancia también en una plaza con fuente, ante cuyos balcones soñé juegos y adolescentes amores, ufff ¡Qué recuerdos me has traído!
La imagen es también también muy bonita, hay que se muy artista para saber arroparla con ese colorido.
Un beso lleno de nostalgia.
Excelente poema glosando la casa de donde partiste sin menospreciar para nada la que habitas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dyc, el whisky de la gente sin complejos... ;)
ResponderEliminarLa infancia y la adolescencia son el germen de quienes somos ahora, supongo que por eso los lugares en los que transcurrió siguen anclados en nuestra memoria.
Besos, Juan
La esperanza es la mejor guía para el camino dd la vida.
ResponderEliminarBesos.
Me sumo a lo que Tracy te ha dicho, así era mi casa también, frente a unos jardines y una plaza, las flores que regaba mi padre y la voz de mi madre cuando nos llamaba. Es curioso, a mí también me sacaron de allí con 18 años y solo he vuelto con el recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan.
Precioso, qué poema de recuerdo y esperanza de construcción de un nido nuevo en pos de uno viejo y entrañable. Seguro que lo conseguiste, hay tanto amor en tus recuerdos..
ResponderEliminarUn abrazo, poeta. Por una tarde gozosa
Un poema lleno de preciosos recuerdos y mucha añoranza. la casa donde yo pasé mi juventud hace años que no existe, la derrumbaron para hacer otra nueva pero mis recuerdos siguen el la antigua.
ResponderEliminarAbrazos.
Todos hemos dejado nuestra casa y nuestras ventanas, los vecinos y el camino al colegio pero solo tu eres capaz de contarlo tan bonito. Un abrazo
ResponderEliminarEsa plaza, la re-conozco.
ResponderEliminarIr a Valdepeñas significaba fiesta, o ir de compras, o visitar a la familia.
He paseado mucho por esa plaza, y de cafés que nos habremos tomado, y he bailado de lo lindo
algún sábado durante la fiesta del vino.
Sueño muchas veces con la casa en la que nací, mis padres se mudaron cuando yo vine a Madrid...
Bello y emotivo poema.
Abrazos
Esa casa de ayer,no era una casa,era un hogar donde se hizo tu historia,hasta que dejaste de habitarla
ResponderEliminarQUé bonito lo escribes,amiguco!!Cada día es un nuevo milagro!!
Besucos
Gó
Precioso poema de recuerdos amigo Juan. Saludos.
ResponderEliminarMe has recordado esta canción de Pedro Guerra. Cada vez que la oigo se me ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=ZSQI2YiOMWo
Un abrazo.
No solo sos poeta sos artista de tus lienzos.
ResponderEliminarMe siento bien aquí con vos disfrutando tus intentos, glorias. y el arte que esta rodeada tu vida
Gracias por
Comartirla
Cuando se vive en una casa mucho tiempo, se queda en ella parte de ti, aunque con el tiempo, te das cuenta de que tu casa es donde tú estás.
ResponderEliminarUn beso casero.
Me has llevado a recordar la casa de mis padres, que aunque muy humilde, viví años muy felices.
ResponderEliminarBss.
La foto es preciosa. Esa plaza es todo un milagro de vida con su fuente y sus palomas. Tu poema te honra a ti y a esa casa tan bien enclavada, Juan. Me alegro que eternices tus vivencias, que siguen vivas y presentes en el tiempo.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo de domingo.
Juan, espléndida y sentida descripción. Me has hecho recordar el cortijo de mi abuelo, en la provincia de Albacete, en el que pasábamos de niño nuestros veranos, llegados desde la ciudad maravillosa en que vivíamos: Tánger.
ResponderEliminarAbrazo fuerte.
Bravo, Bravísimo ¡¡¡¡¡¡¡¡
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