Hoy no es buen día para asomarse.
Mientras escribo esta entrada llueve, con esa cadencia triste que parece
llanto, de la lluvia en otoño.
El sol, remolón y cicatero, no quiere
jugar a luces y sombras, en ese paisaje que se añora desde la ventana.
Pero ya queda menos. Pronto se acabará
esta neblina y empezará a ser historia esta incertidumbre, miedosa y terca, que
está borrando las sonrisas.
Sois el primer escalón, de eso que han
dado en llamar “desescalada”.
Pero para vosotros, yo la llamaría “epifanía”, un deslumbre, una nueva
llamada a la vida, el alivio de una risa reencontrada.
Os digo que no será suficiente, pero
aprovechar la salida.
Mirar con ojos nuevos, ese sol que
ahora se os niega, pero que seguro saldrá para vosotros, admirar las flechas
negras de las golondrinas lanzadas al azul, esas mariposas tristes, por no
haber sido perseguidas por el candor
nervioso de manos infantiles, ese inacabable horizonte al que solo se puede
llegar volando al compás de vuestra
fantasía.
Aprovechar bien el tiempo y disfrutar
cada segundo y respirar vuestra libertad, aunque os cueste con una mascarilla.
Tomar buena nota, llenaros los ojos de
luces y cuando el corazón se os llene de gozo, por esa libertad recobrada,
acordaos de que en su casa, vuestros abuelos, que esperan vuestra vuelta,
apagarán las televisiones, dejaran los libros y solo querrán saber, del
emocionado relato de esta, vuestra primera salida.
Y si están oyendo música, olvidaran los
arpegios y solo querrán saber de vuestra nueva canción de esperanza y ternura.
Y cuando lo contéis por ese invento que
les habéis enseñado para veros cada día, vuestra emocionada palabra, superará con creces cualquier narración leída
y vuestras emociones tendrán calor de bizcocho horneado, potencia de guiso
cocinado de la abuela, brillantez de arco iris pintado con lápices de colores.
De antemano os digo, que esa primera
salida vuestra será el mejor remedio, para paliar la tristeza de su edad y de
su confinamiento.
Me ha emocionado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que pasa que los niños lo que quieren es jugar con sus amigos no dar paseos, pero bueno, todo se andará, poco poco, a partir del domingo que respiren aire puro y se oxigenen.
ResponderEliminarFeliz Día del Libro.
Besos.
Se te ve un pelín ansioso.
ResponderEliminarEs broma. :-)
Un abrazo.
Juan, es un poema muy bonito! Y esos niños volverán a ser la alegría de todas esas calles vacías en todo este tiempo y sus abuelos recibirán con emoción cada detalle que les cuenten. En todo este tiempo, los niños han aprendido una nueva lección de vida como es este encierro, necesitan oxigenarse y aprender unas nuevas pautas que con la ayuda de sus padres, les será más llevadero.
ResponderEliminarTe dejo mis cariños para este jueves.
Una foto muy tierna y reveladora del deseo de unos niños y también de unos abuelos deseosos de recibir los abrazos y besos no dados durante este maldito encierro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es un texto precioso, me ha emocionado y me ha hecho pensar en la verdad que encierran tus palabras.
ResponderEliminarLa imagen es preciosa!!, es foto o dibujo?, me encanta.
Un beso!
Jolines! si es que como dicen...no se pué aguantá...
ResponderEliminarQue virtud tienes con la pluma, amigo!
Ya veremos cómo sale el invento.
ResponderEliminarSAludos
Los niños, primeros mensajeros y emisarios libres en este "diluvio-pandemia", que nos ha caído a todos. Ojalá nos traigan de vuelta un hermoso "ramo de olivo de esperanza", Juan.
ResponderEliminarMi felicitación por tu entrañable, cercano y trabajado texto.
Mi abrazo y mi ánimo.
Los niños de hecho no la sufren aun infectados. No son enfermos, así que es injusto que permanecieran en confinamiento. Ellos son la avanzadilla, qué bien, deseo verlos un rato jugar, a correr, con esa voces de escándalo que a veces taladran los tímpanos pero que son vida
ResponderEliminarUn abrazo grande y pronto dejarán salir a correr y esas cosas de hacer deporte, ta necesario.
Preciosas palabras de padre y abuelo. Permíteme que me las lleve como madre porque como abuela no he tenido esa suerte.
ResponderEliminarVolverán con un ramito de olivo, como palomas mensajeras.
Un abrazo Juan y una 🌹
Seria bueno que pudieran leerte, los padres ya les estan explicando como será la salida, como encontraran la calle, que no pueden tocar las barandillas, ni los columpios, que no pueden compartir juguetes con otros niños. No se como será la primera salida, la de los padres un sin vivir un estar pendiente de todo lo posible y lo imposible. Abrazos
ResponderEliminarEnhorabuena por esa primera salida entonces, un texto bello el tuyo.
ResponderEliminarTe dejo un beso enorme al alma desde mi rincón infinito, muakkkk.
Una prosa poética escrita con tanto corazón que llega a emocionar.
ResponderEliminarCreo que somos los abuelos más que los propios niños los que estamos poniendo la salida en valor, ellos y hablo por mis nietos, dicen que no los hace ninguna ilusión salir a la calle si no pueden jugar con sus amigos, que están más tranquilos en la casa sin estar pendientes de donde ponen las manos. Ya me dirás.
¡Feliz día del libro, AUTOR!
Juan, me has emocionado mucho. No hay día que no piense en estos niños, ha sido muy duro, y han aguantado como campeones, dando ejemplo en algunos casos. Pese a esta imposición tan dura para ellos, nos han enseñado mucho, como siempre digo, cada día aprendo más de ellos que ellos de mí.
ResponderEliminarEs como una misiva que llega al corazón. El tiempo vuela... pronto vendrán esos abrazos esperados.
Mil besitos para ti y muy feliz día del libro.
Yo estoy deseando que salgan. Pero me da miedo los mayores que los acompañen. ¿Serán lo suficientemente responsables? Me gusta lo que has escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los niños en la ventana mirando la calle...tan actual como tierna y expresiva imagen...me has emocionado.
ResponderEliminarUn beso
Esos niños ansiosos en la ventana, sabiendo que pronto podrán salir y contarte su aventura, se asemejan a cuando esperan la mañana de Reyes la autorización para entrar a ver los regalos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, los niños podrán salir a la calle...
ResponderEliminarQué emotivas palabras, Juan.
Escribes de maravilla.
Besos
Es una belleza tu texto, Juan. Me emociona mucho.
ResponderEliminarHoy mi hija Violeta (8 años) me pedía que la dejara ir a comprar a la tienda de enfrente. "Porfi, mami, hace muchos días que no piso el suelo de verdad", me decía. Y tiene razón, no había caído que como vivimos en un séptimo en realidad están pisando un trozo de cielo que a ratos, supongo, no lo parece. Ella me pedía pisar la tierra, tocar el pasto,... No pude dejarla ir.
Espero que cuando tus nietos te cuenten su primera salida sea tal cual lo relatas.
Besos
Un texto lleno de esperanza. Que así sea. Saludos.
ResponderEliminarUn texto muy natural Juan. Y a la vez muy tuyo. Y que muchos lo haremos nuestro por identificarnos con él... Con ellos.
ResponderEliminarGran abrazo. Y que tengas muy buen día!
Yo no tengo nietos pero con la misma ansia y alegría escucharé los relatos de mis muchos sobrinos nietos, y hoy la videollamada familiar será para festejar el cumple de uno de ellos. Faltarán los besos y abrazos pero nos resarciremos cuando todo pase armando una fiesta por todo lo alto de cumpleaños atrasados (y son muchos entre mayores y peques)
ResponderEliminarUn texto emocionante, Juan. Lleno de esperanza :)
Un beso y sigue cuidándote :)
Sentido homenaje a esos pequeños héroes que llevan más de un mes confinados en sus casas, cuando lo que necesitan es salir, estar en los parques, en el cole, jugar con sus amigos. Y lo hacen sin protestas ni alharacas. Mi aplauso de cada tarde a las ocho va en gran parte dedicado a ellos.
ResponderEliminarUn abrazo, Juan.
Ellos son los que contarán nuestra odisea, que para sus pocos años tendrá un halo de aventura.
ResponderEliminarY mañana vivirán un día en el que volverán a ser ciudadano, aunque de 1 en 1. Una hora. Un kilómetro. Un adulto.
Saludos.
Qué tierno y dulce eres Juan.Me ha emocionado el cariño con el que deseas los niños su primer día de libertad desde que empezó todo esta locura
ResponderEliminarSeguro que contarán bonitas y sinceras emociones.Los niños son así,y ello nos hará apagar todos los ruidos,hasta los del alma, para escucharles
Besucos ,amiguco
Gó
Cuanta razón llevas Juan. No hay música, ni serie ni entretenimiento que sustituya el relato emocionado de un niño de todo aquello que vive, que ve. ¿Que haríamos sin los niños?
ResponderEliminarBss.