Lo había meditado durante una larga
noche de insomnio, como las que repetidamente padecía.
La destinataria de su carta, tenía que
saber todo lo que sentía y le torturaba: sus frustraciones, sus anhelos no
conseguidos, los obstáculos que la vida le ponía para poder hacer realidad su sueño,
su falta de valentía para gritar a los cuatro vientos la injusticia de no poder
ser dueño de sus deseos.
Nada más empezar su redacción, se quedó
sin tinta en el bolígrafo.
Se levantó en busca de otro y al pasar
al lado de la cuerda que colgaba del techo, en un movimiento reflejo tiró de
ella.
Junto con las luces primerizas del
alba, por la ventana también entraron sonidos de campana de la torre cercana y
un luminoso y nutricio rayo de esperanza.
Afortunadamente, no hubo más palabras
en la carta rocíen iniciada, sólo el encabezamiento:
.-Sra. Juez:
Un estirón para la esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es lo que tiene el amanecer. Devuelve la luz, devuelve la esperanza. Quizás esos amaneceres que tenemos la suerte de ver y a veces fotografiar, no deberían ser un tránsito de esos azules, violáceos e índigos hacia el anaranjado y rojizo, sino un camino hacia un gamma de verdes, que al fin y al cabo es el color que simboliza la esperanza. (o eso dicen).
ResponderEliminarY a la Sra. Juez, solo una carta para invitarla a cenar, a la luz de la luna 😉
jajjajajajjaja...
ResponderEliminarMuy bueno Juan!
Abrazos.
Muy bueno Juan, me ha encantado el final jajaja.
ResponderEliminarBesazo grande al alma y que tengas un maravilloso día.
Lo que tiene la luz es que hace ver la vida de otra manera, se ven las salidas, las oportunidades.
ResponderEliminarSAludos
uf, mejor que ahí se detuviera. Nunca hay tormenta que no lleve detrás un sol que saluda. Por esos momentos de desesperación, que todos podemos tener, que seana cortos, que desaparezcan. Pero tarde escribía a la mujer que escondía su toga
ResponderEliminarUn abrazo y feliz tarde.
Lo pensó mejor al ver una pequeña luz.
ResponderEliminarUn abrazo
Tu relato en estos momentos nos da la clave para resistir, no obsesionarnos y seguir adelante con optimismo: distraer la mente con una luz, una imagen, una música, una llamada y tantas cosas...El tirón de la ventana fue el punto de inflexión, que cambió todo...Muy bueno, Juan.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo, amigo.
Bendita la tinta agotada. Siempre hay una luz para todo, unas campanas conciliadoras y una esperanza en cada amanecer. Un precioso relato por lo hermoso y por el final feliz. Necesitamos finales felices. Abrazos
ResponderEliminarComo siempre digo... nada pasa por casualidad, si cuando no es el momento la vida avisa con señales que debemos saber interpretar.
ResponderEliminarUn placer leerte, Juan.
Mil besitos para ti y feliz jueves.
A tiempo, llegó a tiempo, la luz, la claridad, la ventana... siempre una ventana.
ResponderEliminarMi abrazo seguro que te llega a tiempo.
La imagen ya se veía desde el principio como de un confinamiento bastante peor que el nuestro, pero la historia dio un sesgo y se hizo la luz. Un buen final lleno de esperanza, ojalá que en nuestro confinamiento ocurra igual, aunque aquí creo que tendrán que tocar no una campana sino todas las de las catedral de Burgos.
ResponderEliminarMe gusta también tu prosa.
Un abrazo lleno de esperanza.
Qué oportuna la luz. Hay magia (y no sé quién estará detrás de ella) en todas las circunstancias que se dieron para que llegara a verla.
ResponderEliminarMuy buen relato, Juan
Besos
Por algo no se redacto esa carta.... Saludos amigo.
ResponderEliminarLlegó en buen momento la luz de la esperanza.
ResponderEliminarUn relato muy bueno, y me gusta el dibujo.
Besos
Ya ves, un pequeño gesto puede valer toda una vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿qué buen relato, Juan!!!
ResponderEliminarAbrazos mayeros.
Más que un relato es un canto a la esperanza y es que siempre en la oscuridad se cuela algún rayo de luz. Besos.
ResponderEliminarMe gustan los relatos con esos finales.
ResponderEliminarFelicidades
Todo pasa por un motivo y en el momento idóneo... Al final ese rayito de esperanza logró un buen final.
ResponderEliminarMe encantó Juan.
Te dejo mis cariños para esta noche.
Tengo la duda de si la carta se quedó en dos palabras porque el boli se quedó brindar tinta o porque pasado el momento de desasosiego, la esperanza acudió de nuevo a auxiliarlo. Me quedo con lo segundo.
ResponderEliminarBss.
El amanecer entro por la ventana y trajo una esperanza nueva, el boli colaboro.
ResponderEliminarAbrazos.