lunes, 28 de mayo de 2012

ASÍ QUIERO VIVIR



Fotografía del autor



Como ese tronco de olivo,
herido de fatigas y de lunas,
retorcido y amputado,
pero clavado a la tierra,
con raíces de primitiva tersura.
¡Así quiero estar el tiempo que me quede!.

Con esas arrugas de vejez,
que no me hacen sentir decrepito.
Con esta jubilación a cuestas
que no significa que sea inservible.
Con esa maltrecha esbeltez
que ya siquiera
le es apetecible a las tormentas,
pero que sirve de soporte
a la rabiosa juventud
de rojas flores nuevas.
¡Así quiero vivir el tiempo que me quede!



lunes, 21 de mayo de 2012

MI INDIGNACIÓN


Juntos caminan el desastre y los sueños.- Oleo de Ángel Planells



Si alguna vez alguien tiene que encontrarme que no me busque por los caminos que llevan a la tristeza. Si algo me queda claro de los muchos años que he vivido, es que el mejor antídoto para ser feliz son unas dosis diarias de alegría.
A pesar de los achaques que cada vez más se refocilan con mi cuerpo, aún me quedan fuerzas para ponerle complicidad a los deseos.
Sigo siendo adepto a la risa y trato por todos los medios que los sueños sean definibles.
Pretendo que las palabras devengan en talismanes que aclaren laberintos, lirica soldadura para las desavenencias, llave maestra para las mordazas.

Pero debo reconoceros, esforzados amigos que seguís leyéndome, que cada día me cuesta más trabajo ponerle color a la existencia
Todo se mixtifica y tal parece que estemos en manos de desahogados chamarileros sin escrúpulos. Tahúres de cuello blanco, siempre con la carta necesaria para el maneje manipulador, bajo la manga.
Ni las palabras, siempre ecuánimes, significan aquello que dicen los diccionarios.
Aquello que nos presentan no deja de ser tristes fotocopias de lo que sucede.
Los días están plenos de burdas mentiras, de promesas tan falsas, como las monedas que acuñan los poderosos, de consignas solo entendidas por conmilitones agradecidos.
Hombres que deberían ser preclaros, se ciscan en sus promesas, entrelazando sonoras y rimbombantes palabras para fabricar la frase oportuna y enigmática con la que ocultar, como vulgares trileros, las evidentes infamias.
Mientras, en un desconocido Olimpo de impostores, aplauden y sonríen los orondos diosecillos del dinero, pensando en el nuevo golpe de tuerca que les permita ser más poderosos, aunque estemos más indefensos y pobres  los simples mortales a los que solo nos dejan a la deriva sin la  leve esperanza de una Ítaca en el horizonte.
Y lo más triste de todo: una sociedad temerosa y anestesiada, que permite regalías y ditirambos, a los que acostumbran a mentirnos con la facilidad de actores consumados.

Por eso dejadme que me siente al sol de esta plaza de inquietudes y levante mis dos manos ya nudosas y casi artríticas, pero limpias y blancas, para unirme a los que con su voz más diáfana se oponen a los marcados designios de los que solo piensan en su sillón y su faltriquera.
Estoy con los trasparentes, con los que están dispuestos a descerrajar las herrumbrosas cerraduras que guardan los espacios en los que se prohíbe la entrada.
Estoy con los insumisos que no están dispuestos a ese “amén” cotidiano que nos exigen desde los pulpitos, los despachos enmoquetados y las poltronas.
Estoy con los humillados por las leyes y las clausulas. Por los concernidos por la letra pequeña de los contratos corroídos por la usura.
Estoy con los que sufren la inmisericorde crueldad de una justicia que a pesar de su ceguera, solo ve el lado por donde transitan  los poderosos.
Estoy con los que se atienen al significado exacto de los evangelios, aunque no participe de costosas parafernalias ni falsos golpes de pecho.
Estoy con las madres que sufren, con los padres cansados de soportar colas interminables en una busca infructuosa de su humano derecho a vivir dignamente.
Estoy con los jóvenes que se rebelan a las injusticias, con los que luchan por aclarar ese futuro que les es tan incierto. 

Me siento aquí y levanto mi mano blanca y mi grito, al lado de los dignos, de los honrados, de los decentes, de los nobles que no necesitan título para serlo, de los honorables a pesar de su rabia.
Y grito con el coraje de los insubordinados, porque cada vez son menos los otoños que me esperan y no es esta la vida por la luché, dejando girones de esperanza, anhelos y trabajos.
Grito por mí y por mis nietas, por todas las nietas y nietos que miran con limpieza al horizonte del futuro,
Un futuro donde los sueños puedan hacerse realidades, usando solo la honradez, el trabajo y la imaginación que cada uno le ponga a la resolución diaria de todas las incógnitas.
Solo deseo que se haga realidad el bello pensamiento de Eleonor Roosevelt: " El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de los sueños"

!! No permitamos que nadie nos usurpe la alegre rebeldía de soñar con un mundo mejor y mas justo!! 












lunes, 7 de mayo de 2012

EL TIEMPO DE LOS BUITRES



Llegará un tiempo,
en el que se habrán realizado todos los ajustes,
y  ya no serán necesarios cinturones.

Llegará un tiempo,
en el que Harvard, Deusto y Wall Street
dictarán los evangelios
y el dios de los mercados
enseñará sus mandamientos
sobre un Sinaí de parados macilentos.

Llegará un tiempo,
donde volverán a relucir las doradas leontinas
que adornan los chalecos anti-parias,
 engrasándose con barato sebo de peón,
los difíciles artilugios que controlan las cajas de caudales.

Cuando todo esto ocurra
y dentro del redil puedan contarse los borregos,
sin que un balido de rabia
altere la expectante avaricia de los lobos,
será necesario volver a las andadas.

Ser de nuevo la carcoma que corroe
tribunas y despachos.
El grito que se escucha
tras el amén de las oraciones
y la mentira de los discursos.

Cuando todo esto ocurra,
habrá que inventarse otra Bastilla.
Poner rojas de vergüenza las banderas,
poniendo nombres y apellidos
a los buitres
que se alimentan de la carroña
que ellos mismos han inventado.