miércoles, 27 de noviembre de 2013

MI AMIGO PABLO.- Recuerdo relato de los jueves.


Fotografía de Nancy Lu.



Se llamaba Pablo y era mi mejor amigo. En clase compartíamos pupitre, juegos y secretos. Bueno, pocos secretos por su parte, porque en Pablo siempre había una coraza de melancolía, coraza que nunca pude traspasar. Y no es que fuera triste, había una viveza alegre en sus juegos. Era desprendido y locuaz y un seguro y asequible compañero, aunque de vez en vez, un ramalazo de amargura borraba su sonrisa, cortándole las alas a la alegría juguetona de su juventud. Alguna vez fui a su casa, donde conocía su madre, siempre de luto y silenciosa. No tenía padre. Había muerto. Nunca supe el motivo de la temprana muerte, ya que tanto Pablo como su madre, evitaron siempre dar explicaciones. Y a mis 11 ö 12 años, tampoco me interesé demasiado en conocerlas.

Pablo era muchísimo mejor estudiante que yo – cosa nada difícil, siendo yo la comparación- y sacaba notas brillantes en todas las asignaturas, con la excepción de Religión, Gimnasia y Espíritu Nacional,(recuerdo haberle oído decir, que aquello eran gilipolleces)
Debo decir, en honor a la verdad, que me ayudó bastante en la comprensión, difícil para mí, de las Matemáticas, la Física y la Química.
Yo poco podía hacer por ayudarle, en todo me superaba. Traté de hacerle ver que era una pena no sacar mejores notas en la Tres Marías, pero mis consejos caían en el olvido.

Hubo un trimestre, en que mis notas no fueron muy buenas que digamos y mi padre se enfadó bastante y no contento con castigarme, trató de indagar el motivo de aquel descenso en mi capacidad de retener conocimientos..Habló con un profesor que conocía. Nunca me dijo que profesor, pero si su recado.
:- El motivo de tus malas notas es la compañía de Pablo, no es un buen ejemplo para ti.
No pude entenderlo. No sólo es que Pablo fuese educado y circunspecto en casa, es que además, y eso lo sabían mis padres, él me ayudaba cada vez que me atascaba en cualquier asignatura.
Después supe, que a pesar de ser el alumno de mejores notas del curso, le habían denegado la beca a la que era merecedor.

El día de Todos los  Santos, se hacía como una especie de romería callada al cementerio. Y digo romería, porque a pesar de la tristeza otoñal del día, a pesar del luto de las mujeres, las coronas de flores y el semblante circunspecto de los hombres, recuerdo a los chicos felices jugando en la explanada anterior del cementerio y comprando chucherías y refrescos en los puestos instalados en el paseo.

Yo iba acompañando por mi madre, llevando un ramo de flores, cuando vi, sentado en un banco próximo a la entrada, a Pablo. Estaba solo.
.- ¿Qué haces?
.- Esperando a mi madre, no quiere que pase.
El brillo de los ojos de Pablo, se había apagado: La tristeza pugnaba con la fuerza de sus labios apretados.

Mi madre y yo, visitamos las tumbas de nuestros muertos. Mientras mi madre rezaba, yo me paseé por las calles del cementerio, mirando anacrónicas fotografías, tan sin vida como sus modelos.
Al fondo del cementerio, un espacio grande y cuadrado, con una pequeña tapia blanca, parecía como apartado del resto. No había cruces ni coronas, ni lapidas de mármol blanco, no parpadeaban lamparillas, ni letras de molde doradas, ni fotografía en sepia. Solo fosas de tierra, enmarcadas con cal blanca con el triste anonimato de su dolorosa soledad.
La madre de Pablo, quieta, de negro, sola, sin lágrimas ya que enjugarse, tenía la vista perdida, en un punto del horizonte, lejos del cielo prometido, pero al que no todas tienen derecho.

Dos mujeres que pasaban por mi lado, la miraron. Oí decir a una de ellas
:- Su marido era “rojo”. Lo fusilaron los nacionales en las tapias de este mismo cementerio.

 T e dirá algo amigo Pablo, estés y donde quieras que estés: suelo ir poco a los cementerios, pero si alguna vez lo hago, siempre recuerdo tu tristeza de aquel día de Todos los Santos y la mirada vacía de tu madre.



Otras historias en el blog de CHARO
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sábado, 23 de noviembre de 2013

DE LO QUE NO ME AVISARON


Foto del autor


DE LO QUE NO ME AVISARON



Cuando mi primer llanto,
nadie me avisó  de que no sería el único.
 Ni nadie me dijo, que de mayor
no tendría el consuelo del abrazo lenitivo de mí madre.

Nadie me advirtió sobre la gravedad,
ni otras teorías,
cuando en las siestas, dormitaba bajo el manzano,
ahíto de carreras, calores y colores.

Nadie me prohibió seguir jugando,
cuando al caer la tarde hilaba sueños
y perseguía mariposas y respuestas.

Nadie contabilizo el tiempo
de mis tórridas mañanas,
cuando, grumete de la trilla,
era yo quien marcaba las horas
en el rubio reloj del sol de la era y la parva.

Ni supe de raras cortezas
y extraños agujeros de tétricos colores,
cuando, empinado en las tapias,
trataba de robar estrellas a la noche.

Si vestía con sudor, rasguños y temblores,
(uniforme necesario para la caza de los pájaros)
nadie me exigió ponerme una corbata.

Ni en las palabras del maestro,
(paciencia, sabiduría y polvo de tiza en las solapas),
llegué a presentir la necesidad de un “currículum”.

De números aprendí lo justo,
(y eso que me ayudaba con los dedos),
porque nunca me gustaron
resolver los problemas que restaban.

Ahora cada vez soy menos yo,
si no consigo recordar
un montón de claves y números secretos,
que le han restado importancia
a los propios apellidos.

Me despidieron de la niñez sin preaviso
y tuve que aprender a trompicones
a ordenar la poca información  que me dejaron.

Y aún ando en ello:
tratando de vivir como me exigen,
sin poder olvidar la limpia vida,
de aquel niño de hace tanto tiempo,
que ya solo me habita en la nostalgia.


De mi libro “Por un hombre en paz”













jueves, 21 de noviembre de 2013

DÍA DE LLUVIA



Foto de Sergio Juan.



Tras de la ventana, la mañana llora con lagrimas de tristeza.
 Han desaparecido los pájaros. Los árboles, descarnados de hojas, no pueden ofrecerle el refugio necesario y se hacen “okupas” de aleros y balcones.
La gente camina deprisa por las aceras, tapando su existencia con extrañas sombrillas que se han puesto de luto.
 En las azoteas los tendederos muestran sus nervios oxidados, ansiosos de blancura de sábanas impolutas.
 Hay luz detrás de los cristales y calor presentido de viejas mesas camillas, faldas y braseros.
 Se intuye el rescoldo caliente de un libro y la reconfortante hospitalidad de un cómodo sillón de orejas.
 Parece como si la vida se hubiese dado un respiro. Todo parece más sosegado, menos ruidoso, más antiguo.
 Hasta los “neones” de los anuncios brillan menos, tamizados por una húmeda niebla persistente.
 El cielo, que ayer robaba el azul al vecino mar con que se desposa, ha abdicado de la alegría y se ha teñido de gris, como queriendo convertirse en noche, en boca de lobo, en luto riguroso.
 Vienen bien estos días para recordarnos que no todo es bullicio, brochazos de colores, sonidos estruendosos.
 Estos días sirven bien para mirar el otro paisaje, el que llevamos dentro, ese que tanto nos cuesta mirar, ocupados como estamos por otros imperiosos menesteres.
 De manera que hoy, cuando el tiempo sea mío, lo dedicaré a leer versos olvidados y a escuchar la música precisa para este día de lluvia.  Música como la que os dejo, por si queréis acompañarme.



domingo, 17 de noviembre de 2013

AGRADECIMIENTO




Espero que la tardanza, no le reste ni un ápice a la intensidad de mi agradecimiento.

Motivos que algunos de mis lectores conocen, no me han permitido plasmar mi alegría y satisfacción, en el momento oportuno, por la concesión de ese segundo premio en el III concurso de haikus.

Gracias a todos, por leerme y por votarme.  Gracias a Lucía, artífice y veladora de este evento, por  su paciencia, pasión y ayuda.

Desde hace bastante tiempo, soy poco dado a esta clase de concursos. Me basta con escribir, saber que soy leído y recibir unas palabras, como óbolos de recompensa. Uno ya no está para fajarse en lides, por muy poéticas que sean.

Pero en esta ocasión puedo presumir de mi alegría, ya que al hacer mi votación, (Lucía puede dar fe de ello), he acertado plenamente con mis dos acompañantes. Concedí 3 votos a José Arrabal  por su magnífica aportación con un haiku de perfecta factura musical y técnica, envolviendo un triste mensaje que lejos de restarle  belleza le hacía resaltar en su poética concepción.
 2 votos a Cass, que supo suplir su pequeño y perdonable defecto técnico, con la, noticia que hizo florecer en nuestra sensibilidad la alegre aventura de una vida nueva.
 En aras de conservar mis buenas relaciones con el resto de concursantes, permitid que omita el nombre de mi tercer voto. Seguro que hubiese suplido con creces las expectativas de este premio que ahora agradezco.

Gracias de nuevo y como siempre, un abrazo.


p/d.-  Hago mío el diploma, a pesar de que la L. que acompaña mi nombre no es de Luis, sino de López.







sábado, 16 de noviembre de 2013

EXPLICACIÓN DE UNA AUSENCIA



El pasado lunes, abrí el ordenador por la mañana temprano, con el fin de comprobar los sonrojantes números de mi cuenta bancaria. (Sonrojantes no por rojos, que los bancos, a los comunes de los mortales no nos permiten ese color. Hay que ser o muy importante o muy sinvergüenza, para poder alcanzar esa calidad cromática).

Bueno, a lo que iba: que una vez cabreado por la endémica esmirriez de mí saldo, dejé el ordenador invernando, no como castigo, solo con el fin de volver a usarlo, una vez diseñado un  nuevo plan de ahorro para el hogar. (Mientras, me cabreé al pensar en la parte alícuota que nos va a costar a mi mujer y a mí, esos más de 36 mil millones de euros, ya oficialmente perdidos y lo que se espera perder,  por esa banca rescatada y esos directivos premiados con suculentas sinecuras).

Como mi hogar no es un ente estatal, que puede seguir tirando con pólvora del rey, ( o de su yerno), pensé en hacer un ERE. El dilema me vino cuando hube de elegir o entre mi compañera o yo. Desistí del intento: ambos nos necesitamos.
Basta de disquisiciones, o no llegaré nunca a explicaros el problema.
El  caso es que , una vez sentado ante el ordenador, este no se mostró proclive a dar facilidades, negándose en redondo a arrancar.

Pensé primero si esta negativa sería debida a un nuevo recorte del gobierno, tan dado a cortar por lo sano, sin previo aviso. Pero deseche pronto este pensamiento, ya que el ministro Wert no se había adelantado ni al gobierno ni a Bruselas, aunque para ello tuviera que meterse en un jardín (eso sí, jardín con globos de colores, toneladas de confeti y juegos infantiles) con la señora Mato, ya que como jubilado que soy, es ella la que debe velar por mis intereses. (¿).

Después, pensé que el culpable pudiera ser Eolo, que en estas fechas viene a inflar sus carrillos a esta tierra, zarandeando cables, levantando desagradables ventoleras e incomodando gravemente al tranquilo mar que nos abraza.
Sin más disquisiciones y al reconocerme totalmente lego en esta materia, opté por hacer lo que, en estos casos, hace cada hijo de vecino: llevar al taller de reparaciones de estos intrincados artilugios, para ver por qué extraño motivo, se había declarado en huelga de bips y gigas caídos, máxime cuando yo no pretendía externalizarlo.
El veredicto: tendrían que desarmarlo, comprobar el motivo de la anomalía, aplazando  para el viernes la resolución del problema, aunque en principio parecía que la fuente de alimentación quedaba a salvo.
Con la tranquilidad de saber que al menos no nos quedábamos en casa sin el necesario sustento y tras rumiar un fuerte taco para mis adentros, que viene a ser lo mismo que eso que llaman  resignación cristiana, volví a casa, pensando en lo difícil que me iba a resultar estar tantos días sin vosotros y lo que es peor: el nuevo varapalo para mi menguada y macilenta cuenta corriente. Cuenta corriente sin posibilidad de rescate y tiritando por los recortes que se avecinan.

Escribo esto el sábado por la mañana en mi ordenador felizmente redivivo. Mi raquítica cuenta corriente, ha resistido el empellón. Pretendo con estas deshilvanadas palabras dar constancia de mi existencia.
Pronto os agradeceré vuestros comentarios, me pondré al día de vuestras inquietudes.
Ahora permitirme que lea la prensa de hoy, con el fin de solazarme con la agradable noticia que nos regala nuestro gobierno.
¡Se acabó el rescate de la banca, todo indica que lo malo ya ha pasado y un soplo de felicidad empieza a calentar nuestros corazones!

¡!! Y yo, con estos pelos!!!







martes, 5 de noviembre de 2013

AMANECER.- (Propuesta de los jueves)



Foto del autor.



AMANECER

Una fantasía blanca
y carmesí. El pinar blando
prende el verdor goteante
de un oro grande y mágico.

Su aurora viene de frente,
las alondras, sonrojando,
del ancho de todo el monte,
entra el mar un viento claro.

Como cometas de luz,
vienen sonrisas volando
y la mañana clarea
con el canto de los pájaros.

Un barco surca las nubes,
con su velamen hinchado.

La luna feliz dormita
mientras recoge a su lado
un lujo de amaneceres,
para un mundo siempre blanco.

Donde la noche y el día,
bien cogidos de la mano,
ee repartan las sonrisas
que el hombre gana soñando.



Si quieres ver mejores soluciones a la propuesta, visita La Taberna de Valaf


domingo, 3 de noviembre de 2013

WALT WHITMAN




En un comentario a mi última entrada con el poema “HAY DÍAS…”,  el amigo Valaf, me ha, (nos ha), regalado un magnifico poema del insigne poeta norteamericano Walt Whitman.
Este agradable recordatorio, me ha llevado de nuevo a esas “Hojas de Hierba”, que he leído y releído mas de mil veces, pues cuando por cualquier circunstancia me faltaba lectura, ese era el lugar seguro para envolverte en humanidad y poesía.


Por el muy alejado año 1.960, mis posibilidades pecuniarias no debían ser muy boyantes.

Cuando se pasó por mi domicilio el vendedor de la Editorial Aguilar, por otra parte viejo conocido, solo le compré una edición en piel, pero en miniatura de las Obras Escogidas de Walt Whitman, que más parecía un breviario de seminarista, que la traducción hecha por Concha Zardoya, de los más importantes poemas del, para mí, mejor poeta de Estados Unidos.

Desde ese lejano año de 1.960 hasta hoy he repasado en multitud las páginas de ese librito, que me han enseñado mucho acerca de los sentimientos democráticos y hondamente humanos del poeta nacido en West Hills, Nueva York.

Ahora cada vez me cuesta más leer sus poemas, dada la pequeñez de la letra del librito, pero aun así lo retomo con cierta frecuencia, ávido de la pureza de su poesía.

He elegido para vosotros el poema XLVIII del “Canto a mí mismo” de su libro “Hojas de Hierba”:

Yo he dicho que el alma no vale más que el cuerpo, y he dicho que el cuerpo no vale más que el alma, y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo.
Y aquel que camina una sola legua sin simpatía,
Camina en un sudario a su propio funeral.
Y yo o tú, sin un centavo, podemos comprar el pico más alto de la Tierra;
Y el fulgor de una pupila y un guisante en su vaina confunden a la ciencia de todos los tiempos.
Y no hay más oficio o empleo que aquel que enseña al joven a ser un héroe.
Y que no existe un objeto, por blando que sea, que no pueda trocarse en el eje de la rueda del Universo.
Y digo a todos los hombres y mujeres: “Que vuestra alma conserve la serenidad y el dominio de si misma ante un millón de universos”
Y digo a la Humanidad: “No seáis curiosos con respecto a Dios.
Porque yo, que soy tan curioso con respecto a todo, no tengo ninguna curiosidad por Dios”
(Ningún lujo verbal podría expresar cuán tranquilo me siento acerca de Dios y de la muerte)
Yo oigo y veo a Dios en cada objeto, pero no lo comprendo,
Como no comprendo que haya nada en el mundo más admirable que yo.
¿Por qué he de empeñarme en que Dios sea mejor que este día?
En cada una de las veinticuatro horas veo algo de Dios, y en cada minuto también.
En los rostros de los hombres y mujeres, yo veo a Dios y en mi propio rostro del espejo.
Encuentro cartas de Dios en la calle, y todas ellas están firmadas con el nombre de Dios.
Y las dejo donde están, porque sé que en cualquier sitio encontraré otras semejantes.
Otras llegarán puntualmente hasta mí, por los siglos de los siglos.

Acabo con unas palabras de su biógrafa y traductora Carmen Zardoya: “En el sentido de Whitman la vida no es quietud, sino lucha contra la quietud y la inercia: es la creación, el eterno empuje contra la gravitación del pasado, la búsqueda del futuro: Sabe que solo se vive cuando no se pregunta por qué se vive, sino cuando se vive para vivir. No pretende ,pues, la paz, sino la vida.”