En un comentario a mi última
entrada con el poema “HAY DÍAS…”, el
amigo Valaf, me ha, (nos ha), regalado un magnifico poema del insigne poeta
norteamericano Walt Whitman.
Este agradable recordatorio, me ha
llevado de nuevo a esas “Hojas de Hierba”, que he leído y releído mas de mil
veces, pues cuando por cualquier circunstancia me faltaba lectura, ese era el
lugar seguro para envolverte en humanidad y poesía.
Por el muy alejado año 1.960, mis
posibilidades pecuniarias no debían ser muy boyantes.
Cuando se pasó por mi domicilio el
vendedor de la Editorial Aguilar, por otra parte viejo conocido, solo le compré
una edición en piel, pero en miniatura de las Obras Escogidas de Walt Whitman,
que más parecía un breviario de seminarista, que la traducción hecha por
Concha Zardoya, de los más importantes poemas del, para mí, mejor poeta de
Estados Unidos.
Desde ese lejano año de 1.960 hasta
hoy he repasado en multitud las páginas de ese librito, que me han
enseñado mucho acerca de los sentimientos democráticos y hondamente humanos del
poeta nacido en West Hills, Nueva York.
Ahora cada vez me cuesta más leer
sus poemas, dada la pequeñez de la letra del librito, pero aun así lo retomo
con cierta frecuencia, ávido de la pureza de su poesía.
He elegido para vosotros el poema
XLVIII del “Canto a mí mismo” de su libro “Hojas de Hierba”:
Yo he dicho que el
alma no vale más que el cuerpo, y he dicho que el cuerpo no vale más que el
alma, y que nada, ni Dios, es más grande para uno que uno mismo.
Y aquel que camina una
sola legua sin simpatía,
Camina en un sudario a
su propio funeral.
Y yo o tú, sin un
centavo, podemos comprar el pico más alto de la Tierra;
Y el fulgor de una
pupila y un guisante en su vaina confunden a la ciencia de todos los tiempos.
Y no hay más oficio o
empleo que aquel que enseña al joven a ser un héroe.
Y que no existe un
objeto, por blando que sea, que no pueda trocarse en el eje de la rueda del
Universo.
Y digo a todos los
hombres y mujeres: “Que vuestra alma conserve la serenidad y el dominio de si
misma ante un millón de universos”
Y digo a la Humanidad:
“No seáis curiosos con respecto a Dios.
Porque yo, que soy tan
curioso con respecto a todo, no tengo ninguna curiosidad por Dios”
(Ningún lujo verbal
podría expresar cuán tranquilo me siento acerca de Dios y de la muerte)
Yo oigo y veo a Dios
en cada objeto, pero no lo comprendo,
Como no comprendo que
haya nada en el mundo más admirable que yo.
¿Por qué he de
empeñarme en que Dios sea mejor que este día?
En cada una de las
veinticuatro horas veo algo de Dios, y en cada minuto también.
En los rostros de los
hombres y mujeres, yo veo a Dios y en mi propio rostro del espejo.
Encuentro cartas de
Dios en la calle, y todas ellas están firmadas con el nombre de Dios.
Y las dejo donde
están, porque sé que en cualquier sitio encontraré otras semejantes.
Otras llegarán
puntualmente hasta mí, por los siglos de los siglos.
Acabo
con unas palabras de su biógrafa y traductora Carmen Zardoya: “En el sentido de Whitman la vida no es
quietud, sino lucha contra la quietud y la inercia: es la creación, el eterno
empuje contra la gravitación del pasado, la búsqueda del futuro: Sabe que solo
se vive cuando no se pregunta por qué se vive, sino cuando se vive para vivir.
No pretende ,pues, la paz, sino la vida.”
En 1960 no tendrías dinero, pero el que tenías lo sabías emplear bien.
ResponderEliminarWhitman es uno de mis preferidos , quizás porque yo también creo fervientemente que la vida se vive para vivirla.
En tiempos de facultad compré Hojas de hierba en una feria del libro, en Valencia. Se trataba de un ejemplar de segunda mano, tapas blandas y con varias hojas sueltas, pues bien, era uno de los libros fijos que tenía en mi habitación, ese y otros dos.
ResponderEliminarWhitman es vitalidad, es un permanente canto a la vida, incluso cuando cantaba a su propia muerte y pedía que le brotaran flores del pecho. Whitman es la antítesis de la derrota versificada, de los lloros y las mortajas en vida (muchos de esos poemas, los negros, escritos por verdaderos profesionales del llanto...sabedores de que el plañiderismo, vende y/o atrae la atención de los lectores, sea en el medio que sea).
En cierto modo, solo en cierto, tiene algo que ver con el vitalismo de Friedrich Wilhelm Nietzsche, aunque te ruego que cojas con pinzas la comparación: sólo es un cierto aroma que nos recuerda que, pese a todos los vendavales que azotan cualquier vida y cualquier sociedad, en el fondo...es una cuestión de actitud.
Un placer leer tu post, amigo mío.
Un fuerte abrazo
Se me anticipó Valaf con esta frase: "...pese a todos los vendavales que azotan cualquier vida y cualquier sociedad, en el fondo...es una cuestión de actitud." :)
ResponderEliminarDe nosotros depende esta actitud aunque no siempre sea fácil.
Gracias por este bonito poema.
Un abrazo grande.
Adoro a Whitman he leído y releido como tu sus "hojas de hierba" siempre refugio. Un abrazo Juan
ResponderEliminarAy, cuando tan poco teníamos y tanto valorábamos lo que conseguíamos...
ResponderEliminarMe has hecho recordar inevitablemente a "El club de los poetas muertos", que fue donde conocí a Whitman. Un libro y una película que no dejan indiferente.
No puedo estar más de acuerdo con las palabras de su biógrafa, las cuales suscribo, y con las de Valaf, que no podría haberlo definido mejor.
Será cuestión de actitud, gracias por recordármelo. Creo que no me vendría mal una buena dosis de Whitman...
Un abrazo
Increíble la lucidez y la serenidad que desprende. Crecí con Whitman bastante cerca, por amigos y hermana y sin embargo, nunca lo leí completo, siempre trozos.
ResponderEliminarEntiendo tu admiración, gente así se nos mete entre la piel y los huesos y camina por nuestra sangre.
Un fuerte abrazo.
Como ya lo han comentado, cuestión de actitud.
ResponderEliminarUn beso Juan
Apenas conozco un par de poemas de Whitman y me encantan pero no tengo ningún libro de él. Buscaré en la biblioteca el libro del que nos hablas hoy que estoy convencida de que me hará pasar muy buenos momentos y pensar y sentir.
ResponderEliminarBesos
Un buen referente nos traes querido amigo, se poco de Whitman, pero lo que se me gusta, intentare leer mas de el, puesto que solo dice verdades en sus textos.
ResponderEliminarGracias y besos.
Mañana te leo con tranquilidad Juan
ResponderEliminarun abrazo
Tuve tiempo y me alegro de haber leído este poema de W. Whitman. La primera vez que leí a este poeta, tampoco hace tantos años jaja, me sorprendió su naturalidad, su humanismo y claridad; ésto último es lo que más me agradó.
ResponderEliminar"Retoza conmigo sobre la hierba, quita
el freno de tu garganta,
no quiero palabras, ni música,
ni rimas, no quiero costumbres
ni discursos, ni aún los mejores,
sólo quiero la calma, el arrullo de tu
velada voz".
es inmenso.
un abrazo Juan
Y qué es la vida? hoy, hoy es la vida.
ResponderEliminarMe encanta aprender aquí!