Un personaje, ahora de
rabiosa actualidad, por motivo del fallo del Tribunal Supremo sobre los restos
de Franco, estuvo en “La Quintería”
en el año 1.962.
Se trata del escultor
Juan de Ávalos. Su visita a Valdepeñas, venía dada por conocer la ubicación de
un encargo hecho por la Diputación de Ciudad Real, consistente en un monumento
a colocar en el cerro de Las Aguzaderas, llamado el Ángel de la Paz.
Este monumento fue
inaugurado en el año 1.964, (no recuerdo haber visto en mi vida, más camisas
azules y boinas rojas, que en ese día), y que fue semi-destruido por el Grupo
terrorista GRAPO, en el año 1.976, quedando en la forma en que ahora puede
verse.
Durante la
conversación que pude mantener con el escultor, me pareció una persona con una
gran sensibilidad artística, una sonrisa abierta y natural y con unas ideas,
que en nada concordaban con lo que yo intuía y daba por sentado.
Después supe que el
escultor, que tenía el carnet nº 7 del PSOE de Mérida, que había sido represaliado por colaboración
con la República, que no conocía a ningún gerifalte del régimen y mucho menos a
Franco, con el que parece ser que solo habló una vez y que solo cobró por la
Piedad y los 4 Apóstoles 300.000 pesetas, y de saber también que había hecho gratis
el túmulo de los Amantes de Teruel, he llegado a la conclusión, puede que
equivocada, de que, (como muchos otros), fuese la única manera de poder seguir
ganándose el pan y que su amor por el arte, estaba por encima de sus ideas
políticas.
En su autógrafo dice:
“Valdepeñas llena de
sorpresas. Fue lo más importante para mí el “calor” que dan a las “cosas” del arte.
“Arte” con la
importancia que aquí en el centro de España tiene.
Juan de Ávalos.- 1962.