lunes, 31 de enero de 2022

ACERAS INSOLIDARIAS


 

Muere el fotógrafo René Robert congelado tras una caída en las calles de París

El fotógrafo de 85 años permaneció 9 horas sin que nadie le prestara ayuda.

(De la prensa nacional)

 

En la gran ciudad

hay aceras inhóspitas

donde los zombis pasean

y solo saben mirar escaparates.

 

Todos van deprisa,

por llegar primeros a una meta

que suele estár en ninguna parte.

 

La tarde destila olor a alcantarillas,

mientras sonámbulos sin alma,

son como espectros

que no ven más allá de sus ombligos.

 

Las horas pasan

con una sordidez grisácea

mientras la muerte se ríe

de su última y triste fotografía.

 

En el claro-oscuro de la tarde,

un lamento de “quejíos” y de arpegios,

con inquieta irreverencia,

le cantan al ocaso su tristeza,

mientras en el triste pavimento

se eterniza el posado del desprecio.




jueves, 27 de enero de 2022

CONTANDO ARRUGAS (AGRADECIMIENTOS)


 

Para  María Jesús Muñoz, de Hacia los límites del tiempo, poeta, paisana y amiga, que nos ofrece versos nuevos y frescos, como salidos de canjilones de una vieja noria manchega.

 

Molinos, piedras, pámpanos, llanura,

tierra por el Quijote redimida,

con la ayuda de Sancho. Concebida

a golpe de trabajo y aventura.

 

Añoro tu total arquitectura

y respiro añoranza por la herida

de no pisar tu suelo. Dolorida

la distancia me apena y me tortura.

 

Pero estás en mí como un Guadiana,

que se hace borbotón en mis adentros

con el rumor de un verso presentido.

 

Te vivo entre mi ayer y tu mañana,

poniendo a la intemperie sentimientos

de vivir al compás de tu latido.


viernes, 21 de enero de 2022

ABRAZOS


 


Perdonar la intromisión. He leído algunas propuestas  de las pedidas para el jueves por TRACY y no he podido resistirme a montar un trabajo con Photoshop y a escribir algunas ocurrencias sobre los

 

ABRAZOS

 

Hay abrazos fríos como si los brazos tuvieran querencia de sierpes  heladoras.

 

Hay abrazos flojos, como dados por la Venus de Milo, sin apenas pasión ni sentimiento.

 

Abrazos temblorosos y refrescantes, con cadencias de olas y espumas.

 

Abrazos nerviosos y sin piedad, que no dan tregua y suelen terminar con la explosión retardada de un racimo de besos.

 

Abrazos con calentura de cochura recién hecha, como los de la madre, que terminan en lágrimas cuando los añoras.

 

Y los que no se dan, que terminan por doler, clavándose en el alma cada vez que se recuerdan.

 

Un abrazo es siempre una ráfaga de ternura, una plenitud de amor y la consecuencia pactada de una bella amistad.




lunes, 17 de enero de 2022

CONTANDO ARRUGAS (AGRADECIMIENTOS)


 


Para Javierde Rediez, con el que comparto aficiones, pensamientos y sobre todo, la crítica a la lamentable calidad política que nos representa.

 

Me da pena este mundo,

donde las consignas nos sepultan

y  los demonios nacen con alas,

naturalmente robadas,

a ángeles descuidados.

 

Este mundo,

donde solo las hormigas,

siempre eficaces y enlutadas

se afanan en lo suyo desoyendo las soflamas.

 

En este tiempo,

donde los fantasmas de los palacios

huyen despavoridos,

olvidando sus coronas y

resguardando sus botines.

 

Ahora que no escribo

y apenas me identifico,

he llegado a la conclusión

de que sobran las palabras

y hay muchas verdades detrás de los silencios.

 

Agobiados por la factura a pagar,

los faros necesarios que marcaban singladuras,

se quedan a obscuras y sin mensaje.

 

La verdad hay que buscarla

entre la basura de las togas,

el trabalenguas de las homilías

y las mentiras de los políticos.

 

Que pena de este mundo,

que definitivamente,

(y mira que lo siento),

ha olvidado las verdades

y prefiere mentiras envasadas

a la libre realidad de la poesía.

 


miércoles, 12 de enero de 2022

BIOGRAFÍA PARA MIS 86 AÑOS


 

Fue un doce de enero.

En esa tierra, que añoro

una flor de nombre Carmen

abrió a la luz sus pétalos

y el polen de su amor fue germinando

en un puñado de latidos y de huesos.

 

Me pusieron Juan y bautizado,

 me llenaron de caricias y de besos.

 

Crecí, jugué y fui aprendiendo

que la risa y el llanto se cogen de la mano

y que  eso del pan de cada día,

no lo soluciona un “padre nuestro”.

 

Tuve que irme, como tantos,

con una maleta llena de tristezas

y un bello racimo de recuerdos.

 

Diseñé un proyecto de existencia

y trato de ser fiel,  a él me atengo.

 

Descanso y soy feliz

 y siempre lo consigo

con esas dos hijas que nacieron

de este amor de el que escribo cada día

con la alegre caligrafía del respeto.

 

Dos nietas también.

Dos milagros que me enseñan

que la vida no acaba y se renueva

cuando nacen primaveras con sus besos.

 

 No trato de matar el tiempo,

que es mejor que el tiempo nazca

arrullado por la gracia de unos versos.

 

Si el árbol

de ser mejor no crece,

será porque no lo riego.

 

Esta es mi pequeña biografía.

Como veis, nada importante.

Más no me quejo.



sábado, 8 de enero de 2022

CONTANDO ARRUGAS (AGRADECIMIENTOS)


 


FIN DE UN MAL SUEÑO

Para Albada Dos, de Micro-Regalos, de la que tanto he aprendido y a la que envidio su portentosa imaginación y su bella manera de narrar.

 

No se supo si fue debido a la vacunación, a la inmunidad de rebaño, o a la suerte, pero lo cierto es que la pandemia pasó.

Ya no eran necesarias las mascarillas y todo fue una fiesta de abrazos y latidos, de pieles desinhibidas y ojos brillantes.

La vida volvió a ser como solía, a nuestra mediterránea manera.

Con algunas excepciones: aquellos que desesperados ante tanta incongruencia pasada, tanta falta de solidaridad y tanto egoísmo, habían olvidado sonreír.

 


martes, 4 de enero de 2022

CONTANDO ARRUGAS (AGRADECIMIENTOS)


 

Para Macondo, al que imagino sonriente y con retranca.

Con un alma de niño que le permite reescribir los cuentos de siempre para hacerlos más cercanos y con la humanidad necesaria para la realidad de la vida.

 

Cuando se jubiló de la Marina, decidió montar un restaurante en la playa, utilizando un viejo barco hábilmente remozado, que pronto fue atracción de turistas.

Ufano por la apertura de las limitaciones venidas de la pandemia, preparó minuciosamente los primeros festivos sin restricciones, en espera de deseados clientes.

Eran pocas las reservas y nadie se acercaba en el festivo y luminoso sábado playero.

Nervioso ordenó al pinche de cocina:

.- Súbete a la “cofa” y avisa si observas clientes por “ amura”.

El muchacho, valiente, decidido y acrobático estaba al minuto en el sitio que se le había ordenado.

Al poco de su observación sufrió un golpe en la cabeza por un “dron” mal dirigido, con tan mala fortuna que acabó con sus huesos en el centro exacto de la “línea de crujía”, aunque afortunadamente sin graves lesiones aparentes.

Un cliente solitario, a la sazón miembro de la Real Academia de la Lengua, a la vista del suceso, pensó que ya era necesario y perentorio aceptar para nuestro  diccionario, la costumbre argentina de llamar “carajo” a la poco consistente y peligrosa “cofa” de los barcos, de donde viene la manida y sonora expresión española de “mandar a alguien al carajo”.

El pinche de cocina podría presumir en el futuro de que gracias a su diligencia, aparecía en los libros sesudos e importantes.

Aunque el referido accidente podría dejarlo en los tomos del idioma, peligrosamente junto y cercano, a la entrada de una vieja y descorazonadora palabra en desuso: “cascajo”.