jueves, 30 de abril de 2020

LA CARTA



Lo había meditado durante una larga noche de insomnio, como las que repetidamente padecía.

La destinataria de su carta, tenía que saber todo lo que sentía y le torturaba: sus frustraciones, sus anhelos no conseguidos, los obstáculos que la vida le ponía para poder hacer realidad su sueño, su falta de valentía para gritar a los cuatro vientos la injusticia de no poder ser dueño de sus deseos.

Nada más empezar su redacción, se quedó sin tinta en el bolígrafo.

Se levantó en busca de otro y al pasar al lado de la cuerda que colgaba del techo, en un movimiento reflejo tiró de ella.

Junto con las luces primerizas del alba, por la ventana también entraron sonidos de campana de la torre cercana y un luminoso y nutricio rayo de esperanza.

Afortunadamente, no hubo más palabras en la carta rocíen iniciada, sólo el encabezamiento:

.-Sra. Juez:


martes, 28 de abril de 2020

EL ESPEJO




Tratando de reconocerme,
he vuelto a mirarme en el espejo
que me ha devuelto,
una extraña fotografía
envuelta en vaho de tristeza.

Una pegajosa angustia
evita que pueda pintar los corazones
que el empañado cristal me obliga.

A esa mirada que veo reflejada
en un azogue de silencios,
es como un crepúsculo negro y sin estrellas
que empieza a tener color de olvido.

Hay trozos de vacío,
en esa desconocida cara hastiada de imposibles,
donde el tiempo, inmisericorde,
anota sus razones,
esas que irremediablemente nos llevan al olvido.

Tendré que acostúmbrame,
a esta penúltima mascara que me observa,
o definitivamente, dejar de mirar a los espejos,
para evitarme mayores sufrimientos.

Volveré a mírame cuando la luz
borre las arrugas que impone la tristeza.




domingo, 26 de abril de 2020

MI OTRO ENTRETENIMIENTO (XXll)




Confieso que me equivoqué. El día 20 de marzo, día de la entrada de la primavera, quise repintar el fondo negro de mi casa, con una explosión de colores, aromas y claridades, resaltando la belleza de un patio cordobés.

En mi defensa: tratar de alegrar, en lo posible, el confinamiento para todos, decretado por la autoridad competente seis días antes.

Pero el tiempo ha venido a demostrarme, que esa alegría pretendida, no pasaba de ser una triste conjetura.

Cada día que pasa y abro mi blog, me hago la misma pregunta, que no se responderme, y por tanto os la transmito a vosotros.

¿Debo dejar la portada como estaba, o por el contrario con esta nueva que ahora exhibo, la que podéis ver levantando un poco la mirada, más acorde con los día vividos.

Vosotros decidís. Gracias anticipadas por vuestra colaboración.




jueves, 23 de abril de 2020

DESDE LA VENTANA




Hoy no es buen día para asomarse. Mientras escribo esta entrada llueve, con esa cadencia triste que parece llanto, de la lluvia en otoño.

El sol, remolón y cicatero, no quiere jugar a luces y sombras, en ese paisaje que se añora desde la ventana.

Pero ya queda menos. Pronto se acabará esta neblina y empezará a ser historia esta incertidumbre, miedosa y terca, que está borrando las sonrisas.

Sois el primer escalón, de eso que han dado en llamar “desescalada”.

Pero para vosotros, yo la llamaría “epifanía”, un deslumbre, una nueva llamada a la vida, el alivio de una risa reencontrada.

Os digo que no será suficiente, pero aprovechar la salida.

Mirar con ojos nuevos, ese sol que ahora se os niega, pero que seguro saldrá para vosotros, admirar las flechas negras de las golondrinas lanzadas al azul, esas mariposas tristes, por no haber sido  perseguidas por el candor nervioso de manos infantiles, ese inacabable horizonte al que solo se puede llegar  volando al compás de vuestra fantasía.

Aprovechar bien el tiempo y disfrutar cada segundo y respirar vuestra libertad, aunque os cueste con una mascarilla.

Tomar buena nota, llenaros los ojos de luces y cuando el corazón se os llene de gozo, por esa libertad recobrada, acordaos de que en su casa, vuestros abuelos, que esperan vuestra vuelta, apagarán las televisiones, dejaran los libros y solo querrán saber, del emocionado relato de esta, vuestra primera salida.

Y si están oyendo música, olvidaran los arpegios y solo querrán saber de vuestra nueva canción de esperanza y ternura.

Y cuando lo contéis por ese invento que les habéis enseñado para veros cada día, vuestra emocionada palabra,  superará con creces cualquier narración leída y vuestras emociones tendrán calor de bizcocho horneado, potencia de guiso cocinado de la abuela, brillantez de arco iris pintado con lápices de colores.

De antemano os digo, que esa primera salida vuestra será el mejor remedio, para paliar la tristeza de su edad y de su confinamiento.




martes, 21 de abril de 2020

PROVECHOSO PASEO PARA LA NOSTALGIA





Paseando por Internet, (el único paseo que se nos está permitido), me encontré con la hemeroteca del Diario Lanza, recordado periódico manchego, que ahora se  edita de forma digital.
Me ha hecho recordar, tiempos pretéritos  y de entre una caligrafía borrosa y antigua y una deficiente impresión, he encontrado algunas cosas que no recordaba y algunos escritos que me han traído la emoción, la nostalgia y hasta la sonrisa.
Permitirme que os muestre  un poema que publiqué hace 43 años, en ese periódico:

Seguro que recuerdas aquel día…
Habíamos paseado cogidos de la mano,
recontando estrellas,
mientras un nuevo deseo,
se hacía sudor en nuestros dedos.

Habíamos salpicado de silencios,
las palabras difíciles del amor empezado.
Le habíamos puesto brillo a las miradas
y un cierto rubor de lo prohibido
se hacía fuego en las mejillas.

La sombra luz de las calles,
presentía una orgía de caricias controladas.
Al llegar a tu puerta,
dos besos le pusieron final a los latidos.

¿Te acuerdas?

Fueron los dos primeros besos
y a partir de aquel momento,
nuestro amor fue conciencia plena.

Ahora estoy seguro, convencido,
de que aquellos dos besos,
se han puesto de pie sobre la tierra,
se ha hecho risa, latido, temblor emocionado.

Estoy seguro que el amor ha querido,
que se hagan por siempre recuerdo y esperanza.
Se han hecho presencia,
para unir para siempre el amor bendecido.

Mari Ángeles y Carmen,
dos besos que han crecido,
dos besos presentidos en una noche lejana.




viernes, 17 de abril de 2020

EL VIRUS



EL VIRUS

(Microrrelato)



El virus llegó, cuando el  poeta viejo trataba de escribir un poema breve:

El fugaz paso de un hombre
que quiso ser estrella
y se consumió en la nada....

Las musas, asustadas, abandonaron el recogimiento y lamentablemente, el poeta viejo no pudo seguir.


Lo malo es que el poeta viejo, que empieza  a sentirse vacío, no sabe si podrá seguir cuando el virus muera, o si las musas sabrán volver al lugar donde solían.




miércoles, 15 de abril de 2020

PREPARADO PARA VIVIR




Ahora estamos viviendo
en el repetido silencio de los días
y en la hosca realidad de noches que no acaban.

Recogemos los pocos rayos de sol
que se atreven tras la ventana,
en una rebusca de luces y libres claridades.

Vivimos,
buscando aleteos y trinos de pájaros
que parecen volar heridos de tristeza.

Estamos,
con la monotona cadencia de la lluvía
que a veces nos visita, tras llamar en los cristales.

En las noches claras, cuando se apagan los aplausos,
volvemos al balcón a ver si las estrellas vuelan
y alguna, con su pico de azules, nos alumbra.

Mientras,
avivamos los recuerdos, para que no se resquebraje
la endeble soledad del sentimiento.

La madrugada
moja sus pinceles en gotas de rocío,
para que una nueva acuarela de tedio nos alumbre.

Añoramos,
la caliente sensación, oro – espuma, de la espiga,
la irreverente neblina fresca de la ola,
los mil caminos de la rosa de los vientos,
el cielo que despierta con campanas azules,
la risa que suena sin tabiques ni distancias.


Por lo que a mi respecta,
cuando esto acabe y el arco iris recobre la sonrisa,
brindaré con una bebida de las que tengo prohibidas, 
buscaré los besos que he perdido
y me prepararé a vivir,
la poca primavera que me queda.




miércoles, 8 de abril de 2020

EXTRAÑA PRIMAVERA




                              
                              A esta primavera que hace daño
                              le faltan la alegría y el sonido
                              de pájaros callados en su nido
                              añorando su libertad de antaño.

                              En este abril, sin conocer las rosas,
                              ni el pedazo de cielo que nos toca,
                              hay un ansia de luz que  se desboca
                              caminando y contando las baldosas.

                              Tendremos que olvidarnos la tristeza,
                              y aprender a besar con la mirada,
                              demostrando el amor de otra manera.

                              De esa forma tendremos la certeza
                              que una estrella, apenas esperada,
                              nos anuncie una nueva primavera.





domingo, 5 de abril de 2020

SEMANA SANTA EN ANDALUCÍA

Lo acabo de ver y no me resisto a la tentación, aunque seguro que  me adelanto a mis amigas/os andaluces.
Perdón, pero es la manera de revivir sentimientos y recordar madrugadas.
No he podido remediarlo


MI OTRO ENTRETENIMIENTO (XlX)




El parque triste
sin la risa de niños
no hay primavera



jueves, 2 de abril de 2020

CARTA AL MAR




Me gustaría podértelo decir cara a ola, de hombre a brisa, pero como seguro sé que conoces las restricciones de la actuales circunstancias, ese placer no me está permitido.

Obviamente no caeré en la tentación,  tan en boga en estos días, de mandarte un mensaje telemático, que seguro no entenderás, ya que bastante tienes tú con descifrar cantos de sirena, música de caracolas, cabriolas de cormoranes y otras menudencias.

Quisiera que fueras tú, con tu ancestral y probada sabiduría, el que me explicases este desvarío, esta extraña venganza de los dioses. Pero me han cerrado las semanales visitas del domingo y mis ansias de libertad, no concuerdan con ese afán de eternidad que predicen tus azules.

No entiendo esta tristeza de naufragio, esta quietud de barca varada, este desconcierto de gaviotas con alas truncadas. Son ya muchos mis años y en tantas tristezas vividas, he sabido soportar muchas y variadas contingencias, penosas e incomprensibles prohibiciones, pero ninguna tan cruel y castrante, como esta de no poder saber de ti, teniéndote tan cercano.

Se me han prohibido los abrazos, el mirar de cerca los ojos de las personas que me sonríen, la visita mañanera al café donde se despejan las telarañas, el “buenos días” gratificante y candeal de la panadera, la alegría contagiosa de la cajera del supermercado y lo que es peor e inhumano, los besos de mis hijas, los “achuchones” de mis nietas.

Sé que en ti puedo encontrar aire no viciado, aventura cotidiana, libertad que no tengo, por eso quiero, ¡Oh! mar que nunca te cansas de dar soluciones, que intercedas ante Poseidón y por su intercesión  a todos los demás dioses de Olimpo, para que permitan, al menos, que pueda encontrar este verano, esa felicidad soñada de poder tumbarme en tú playa, mientras la brisa me impregna de sortilegios la piel y las caracolas inventan nuevas canciones que arrullan los oídos.

Tú eres capaz de devolvernos la alegría y además te necesitamos.
Eres lo más parecido a la eternidad que podemos encontrar en este desquiciado mundo.