Como suelo hacer en
todo tiempo, suelo alternar mis lecturas entre novelas en prosa y libros de
versos.
He leído en estos días
dos libros de poemas de Matías Sánchez Carrasco Calabria, poeta valdepeñero ya
fallecido, buen amigo, mejor persona, brillante radiofonista y hombre de bien
donde los haya habido.
Leyendo su libro “La luz en los espejos” he encontrado un “prosaico” poema titulado “Te pa ti qué”.
Para
los no iniciados debo aclara que es una
expresión que se usa mucho en Valdepeñas que como podréis colegir significa “te parece a ti que”, pero siempre con un
cierto tufo despectivo y avinagrado.
Como
el poema es extenso, os enseño alguno de los versos que darán sentido a la
expresión:
Si alguno que brilla
no te cae muy bien
lo haces papilla
con este desdén:
<<!te pa ti
qué…!>>
Eso sí. Cara a cara
le das palmada,
Y dices ¡olé!
Y después comenta
¡Adiós premio Nobel!
¡va un merluzo!
Si tuviera al menos
parné,
Pero ni eso
¡si no tiene ni
donde
caer con sus
huesos…!
¿ande irá
con la pinta
lechuzo?
¡Si no es más que
orgullo!
!! Te pa ti qué…!!
Ejemplo
práctico, verdadero y que me afectó personalmente:
Hace
la friolera de 44 años, el Presidente del Consejo Regulador de la Denominación
de Origen del Vino de Valdepeñas, tomó la osada decisión de que fuera yo el que
pregonara las excelencias del vino de mi tierra en el Segundo Salón Nacional
Monográfico del Vino e Industrias Afines VIVEXPO, 74, en el Palacio de
Congresos de Madrid.
Abreviando,
que no quiero que esto se haga interminable:
En
aquel entonces en Valdepeñas, había dos casinos “La Confianza” y otro “La
Concordia”, también conocido como el “casino
de los señores”.
Pues
bien, en este último y según vino a contarme un
“alma caritativa”, en una
tertulia de prohombres y autoridades del pueblo, un abogado conocido más por
sus visitas a establecimientos siempre patroneados por el griego Dionisos, que
por sus triunfos en derecho, que para el siempre eran “torcidos”, preguntó que quien sería el que haría la exaltación del
Vino de Valdepeñas, en la Vivexpo de ese año.
Alguien,
enterado y con conocimientos de causa contestó que sería yo.
A
lo que el “zamuzo” y “farfolla” picapleitos, respondió:
.-¡No había otro mejor que el que me sirve
cada día los chatos de vino en el Bar de Sebastián!
Solo
le faltó decir: ¡ TE PA TI QUE…!
Después
de comprobar la certeza del comentario por otros asistentes en la tertulia y
tras pasar unos días de mi intervención en el Salón y después de publicarse en
la prensa las particularidades del evento, una mediodía (el interfecto no era
de mucho madrugar, de hecho las malas lenguas aseguraban que su madre, a la
13,30h. de cada día, le despertaba con estas palabras: “despierta hijo que tienes que comer, para poder hacer la siesta”),
se pasó por la barra que yo atendía y tras pedirme un “chato de tinto”, me felicitó por el éxito de mi conferencia.
No
quise explayarme y solo contesté, mirándole fijamente a los ojos: “Además de servir vino, algo he aprendido
sobre la bella tarea de juntar palabras.”
Marchose
y no hubo nada, por lo que pude colegir, que además de hipócrita, el hombre
tampoco era bragado en demasía. Era más bien un “garrulo”, “tuso” e historiado.
Seguro que ahora entendéis eso del “!Te pa ti
qué…!
P/S.- Lo de las gafas
de la fotografía que “comedia” esta entrada, tiene una explicación, y es que
creo recordar que los últimos retoques a mi conferencia los debí dar a altas
horas de la madrugada en el tablao “El Duende” propiedad de Pastora Imperio y
su yerno Gitanillo de Triana. Ya se sabe: el vino y el flamenco siempre unidos.