lunes, 18 de junio de 2018

LAS PALABRAS





LAS PALABRAS

                                       ¡Y si después de tantas palabras,
                                                  no sobrevive la palabra!
                                                                       (Cesar Vallejo)

Cuando era niño,
buscaba constelaciones y palabras.
Balbuceaba la ternura
y todos los sonidos
sellaban la inocencia,
con vibrantes discursos
de aire, deseos y latidos.


Luego vino el alfabeto
con esa mala costumbre
de etiquetar las cosas
sin saber siquiera, el final de las historias.


Ahora,
harto de discursos de aire
y trucos sin magia,
de sumisos aleluyas
y melifluos hemiciclos,
solo me quedo,
con esas que son como estampidos
que descerrajan las mentiras
y vuelvo a los sonidos que hablan de verdades

pan,
         luz,
                paz,
                        día,
                               mar,
                                        amor,
                                                     amigo,
                                                                   rosa…


y todas aquellas que hacen posible,
seguir inventando eternidades.




                                              

jueves, 14 de junio de 2018

OTRAS VOCES ARISCAS







Cada vez soy más consciente de que la edad y las musas no “hacen buenas migas”, y es por ello que cuando la inspiración se niega, hay que echar mano de aquello que se dejó en el tintero, para cuando las cosas vinieran “maldadas”.

En mi afán de que vocablos que he utilizado y que inexorablemente dejan de tener cabida en estos tiempos de emoticones y guiños, vuelvan a tomar el vuelo y al menos haya alguien que los recuerde y quizás los use. Comienzo:

LÍAS.- Sogas de esparto machacado, tejida como trenza, para atar y asegurar los fardos, cargas y otras cosas.

No me cuadra mucho esta definición que da la RAE, me quedo mejor con: “partícula sólida que, antes dispersa en un líquido, se deposita o asienta en la base del recipiente”.

Las “lías” es ese poso que el vino deja en el fondo de las botas o los pellejos al contacto con la pez y por extensión aquello, final e inservible, que queda en el fondo de la tinaja.

 Vuelvo a mi poeta:
 V


El hombre de la Mancha

El hombre aquel, puntal, ladrillo humano
de un horno de trabadas alegrías,
se ve correr la sangre-vino y lías-
con sus perdidos ojos de milano.

Nos mira sin mirar, “calimocano”,
ya libre de promesas, de falsías.
Le orienta un lobanillo, y son sus días
ceros de su intrigante meridiano.

Dios le azufró ese labio gordo y duro.
Cándido y bruto, misterioso y puro,
nos muele su respiro torpe y recio.

Miradlo así. De cardo. Gris. Salobre…
Es el Esfinjo desdeñoso y pobre
de nuestra gran llanura de desprecio.


AZUMBRE.- Medida de capacidad para líquidos equivalente a unos dos litros.

En su utilización se usa tanto el masculino como el femenino, siendo su medida una octava parte de una arroba, (un poco más de 2 litros).

Me viene a la memoria una escena que pude ver en la bodega, (ya inexistente), de Luis Megía, hace tantos años que no sé si fue soñada.

Estaban llenando la “corambre”, (pellejos), y a uno de ellos le faltaba algo para llenarse debidamente.

Marcos “Riopa”, (pariente lejano de mi madre), ordeno:

.- Esta parece un poco “delgailla”, admite otro trago
.-¿Cuánto?
.- Lo que tú te bebes en un almuerzo.

Y sin mediar palabra, el que llenaba, vertía un “azumbre” de vino tinto y el pellejo quedó orondo y panzudo, sin faltar ni sobrar nada.

Os dejo un ilustrativo refrán sobre esta medida:

“Más predica un azumbre de vino, que cien padres capuchinos”.


LEJIO.- Campo común de un pueblo, lindante con él, que no se labra, y donde suelen reunirse los ganados o establecerse las eras.

En realidad la palabra “lejío”, no aparece en el diccionario.

El significado que transcribo, corresponde a la acepción EGIDO.

En ese campo común es donde también van a parar todo aquello inservible que no tiene cabida en la casa y mucho menos en los inexistentes depósitos de reciclaje.

Aquellos manchegos antiguos, poco familiarizados con las palabras terminadas en “do”, tiran por la calle del medio y cambian la fonética y la etimología del término, haciéndolo más eufónico y fácil y “del ejido” pasan al “lejío” sin importarle ninguna norma académica.

Por los lejíos del alma
los sueños se hacen herrumbre
entre cardos y nostalgias.

Perdonar la licencia pero ese pequeño verso con el que termino la entrada es de mi paupérrimo acervo.



miércoles, 6 de junio de 2018

PEQUEÑO HOMENAJE A INÉS IBÁÑEZ






En el día de Castilla La Mancha del pasado 31 de mayo, Inés Ibáñez Braña, fue nombrada hija predilecta de dicha Comunidad.

Con 92 años, aún sigue dirigiendo la Agrupación Coral “Maestro Ibáñez” de Valdepeñas.

Tuve la suerte de vivir algunos años, siendo vecino de esta familia de músicos.

Aquí mi pequeño homenaje:


PARA INÉS IBAÑEZ

Como una flecha lanzada
a la triste águila del tedio,
unas notas de piano se adueñan de la tarde
que languidece en la galería.

Mis hijas manejan sus juguetes,
mientras las madres hacen punto
o bordan de esperanza el calor y la nostalgia.

Hoy toca piano y es Inés la que nos cuenta al oído
sus serenas armonías.
La tarde se hace más clara,
los pulsos se serenan
y una brisa de acordes
refresca este pequeño mundo que se asoma al patio
falto de flores, fuentes y palomas.


En el bastidor del recuerdo,
la tarde va bordando en cañamazos de sombras
aquello que se pierde y no se recupera.

Pero no sabes Inesita, (así te llamaba mi madre),
como te agradezco,
 que los jugos iniciáticos de mis hijas,
que sus primigenias sensaciones,
fueran volutas de luz y de estrellas,
prestadas a tus manos por Chopin o por Mozart.