sábado, 19 de enero de 2013

VIEJOS Y HERRUMBROSOS BUZONES



Para Esilleviana, que se quejaba hace poco de no recibir una carta de verdad, y para Mar, que me sorprendió estas pasadas navidades con una tarjeta postal "tradicional".

VIEJOS Y HERRUMBOSOS BUZONES

A los buzones se les ha helado la sonrisa. En el muro, como nichos perfectamente alineados, enseñan su esquela, rodeada de herrumbre y polvo y algunos muestran la negrura de su fondo, como si hubiesen sido profanados.

Los buzones están tristes. A su interior no llegan ya ni sonrisas ni esperanzas y entre el moho que pone cerco a sus rincones, se dibuja el tedio de esta nueva vida plena de ausencias y fracasos.

Las viejas palabras alineada escritas con letra temblorosa, han cogido otro medio de transporte y ya no se posan, blancas y generosas, en estos cofres con tesoros que esperan ser descubiertos.

Ya no llegan hasta ellos esas cartas que la madre recogía temblorosa y después de besarla, la apretujaba sobre su pecho, para darle calor a las titubeantes palabras del hijo que dudan entre, la cruda realidad de sinsabores por la patria y el dolor que la verdad puede causar en la familia.

Sus entrañas no le dan calor a esa carta con cuidada letra, en la que se habla del pudoroso pero desbocado amor, de una joven que termina por perfumar su firma con un beso rosa estampado y con una lluvia de círculos y cruces que tras su colorista candidez, esconden un rosario de ansias y deseos.

Ni siquiera el gozo de esa tarjeta postal que habla de tierras lejanas, cuando ya el viaje ha terminado y que al recibirla, les hace rememorar recuerdos a los remitentes y ya no emociona a los destinatarios.

O el milagro, pocas veces repetido, de ese giro postal, que es como una lotería que te toca ,sin saber siquiera que has jugado.

El viejo buzón desvencijado ha dejado de ser el cajetín de los deseos, y no es tampoco el cofre que guarda sobresaltos.

Ahora permite en su hueca y triste nostalgia, en su abierta encarnadura, que dentro se aposenten interesadas octavillas que hablan la compra de ese oro que ya tan pocos tienen por estas latitudes.

Dentro se amontonan cartas resabiadas con ostentosos membretes que acucian al ahorro bien remunerado, escondiendo entre su prosa las obscenas ganancias del que firma.

Sobres de distintos colores y con distintos anagramas, que hablan de programas electorales con olor a naftalina, solo pensados para el voto y la urna, escritos con palabras tan rimbombantes como mentirosas. Palabras y promesas que después quedan tan obsoletas como este buzón y su desangelado mutismo.

Me producen tristeza estos buzones vacíos  Aquellos que fueron albergue de sentidos secretos, son ahora desperdicios de los sueños.

Sería bueno que tiñéramos la soledad de estos buzones con un poco de poesía, que fuéramos capaces de descerrajar los candados de la tristeza, dándoles una vida nueva, como a Lázaros del silencio.

Escribid una carta, como aquellas de antaño. Hablad de proyectos, de viajes imaginarios, de amores posibles. Dirigirla a una madre, a una mujer que ama, al que persiste en sus sueños, al amigo de siempre, al que espera un milagro, al que se aferra al último clavo, a los que esperan la primera lágrima o están duchos en tristezas.

Escribid esa carta y ponerla en ese buzón triste, a ver si de esa manera, al menos, en ese vestíbulo donde la tristeza y la soledad habitan, empieza a resonar la vida.


sábado, 12 de enero de 2013

REENCUENTRO


Juntos pero en libertad.- Oleo de Julio Gómez Biedma



REENCUENTRO

Por fin, vuelvo con vosotros. Han pasado treinta días sin vuestra compañía y no treinta días cualquiera, sino los días de las felicitaciones, los abrazos, los buenos deseos.

Lo que en principio pensaba que sería un desencuentro pasajero, ha devenido en una larga ausencia por culpa de la  inoportuna avería de este aparato que me permite el acercamiento.

Os dije que dejó de funcionar mientras trataba de montar un vídeo con el que poder felicitar las Navidades.

Pues bien: en el arduo trabajo de volver a poner en orden todos los componentes de este milagroso aparato, ese proyecto de vídeo se ha perdido por la atarjea que lleva a los sumideros de los proyectos digitales inconclusos. Otra vez será.

Justamente hoy, cuando vuelvo a dar señales de vida, cumplo 77 años.

Según la cábala el 7 representa la Ley Divina que rige el Universo. Yo junto dos. Aunque este Universo en que estoy, en que estamos viviendo, parece como si estuviese abandonado de la mano de cualquier dios que se precie.

Esperaba que al cumplir 77 años, escribiría un poema que hablara de los siete colores del arco iris., de las sietes notas musicales, las siete pléyades, o de las siete maravillas del mundo, pero nada de eso ha movido a mi tosca pluma.

Este es el poema que me dicta el triste tiempo que estamos sufriendo:

LLAMADA

Ven conmigo.
Ya sé que mi paso es fatigado y lento,
que me va quedando muy poco de futuro,
Que puede que encuentres moho
en los pétalos que ofrezco.

Pero ven conmigo.

Escapa de esa procesión de ceros a la izquierda,
de esa cansada hilera de espectros tristes,
que babean infortunio,
buscando un infinito de humillaciones.
Romped de una vez vuestros “curriculum vitae”
y amasarlos con insultos
para llenar las zahúrdas donde hozan los poderosos.

Ven conmigo.

Vamos a romper los pactos,
a descerrajar las urnas,
a ocupar los nobles caserones.
Vamos a exigirles nuevas notas al pentagrama.
para que a pesar de la fatiga, se afine el grito.

Ven conmigo

Es tiempo de desesperanza,
pero debemos despertar en rebeldía
y caminar en busca de amaneceres futuros

Acompáñame, me queda poco tiempo,
pero no quiero que los de siempre,
se salgan con la suya.