sábado, 31 de agosto de 2013

VUELTA A LA VIDA


Composición fotográfica del autor.


Agosto se ha despedido con una adustez impropia de un mes propicio a la fiesta, el descanso y el olvido de las preocupaciones.

Los días se ha vestido de color de cielo tormentoso y las calles con querencia de mar  han llenado de rumores y de espuma, los aliviaderos del descanso.

Han vuelto las conversaciones entendibles y los oasis de las terrazas, han recogido las sombrillas, al tiempo que miles de contratos, tan efímeros como el moreno de los cuerpos, se van por las atarjeas de los sueños que solo ciertos políticos conocen.

Es hora de volver al reencuentro de lo cotidiano. Atrás han quedado juegos con las nietas, lecturas diversas, tardes en la playa, un inolvidable día visitando las redivivas Lagunas de Ruidera y visita al pueblo de mi infancia, donde he sido consciente de que ya nada es igual,  de que el tiempo no pasa en balde.
 En ese viaje que no estuvo exento de alegrías y risas, he sido consciente de la dolorosa verdad de los calendarios.
En la era en la que me deshollejaba las rodillas, ahora existen una gran superficie, donde desgraciadamente no venden ni regaliz, ni cigarros de matalahúva.

En la casa solariega de mi primer guateque, un banco hacer relucir su neón de interesado negocio y en el cine de verano de programa doble, gaseosa y cacahuetes, a un real el programa doble, ahora multinacionales de la moda han cambiado los afiches.

Comencé preguntando por amigos y conocidos y al cabo tuve que desistir antes las luctuosas respuestas, con la que la mayoría de las veces se respondía  mis deseos de conocimiento.

En fin, que todo vuelve a lo cotidiano. En mi caso a vuestra compañía que tanto me ayuda y me rejuvenece.

Quiero aferrarme a vuestra amistad, que ha renovado mis ansias de vida y la felicidad de sentirme escuchado y querido por genta más joven y mejor preparada que yo.

Procuraré estar cada semana ocupando nuestra ágora, mientras tenga cosas que decir y el bloc de los días sea magnánimo con los guarismos y  con las posibilidades de mi intelecto.

Han sido dos meses los que no he tenido contacto con vosotros. Deliberadamente, no he querido entrar en el blog. Quería comprobar que había vida, también detrás de Internet. Y la hay. Libros, música, juegos, viajes, paseos.

Pero llega el otoño y se difuminan los colores, se tiñen de oscuro las hojas y los días y se hace propicio acomodarte a la querencia, temblorosa y caliente, de la segura y desconocida amistad compartida.

Vuelvo a vosotros con la necesidad vital de aférrame a la vida. Una vida hecha de bellas palabras, nuevas ideas, luminosos colores.

Esa otra vida que he conocido  gracias a vosotros y que me ayuda a soportar la existencia que nos ha sido impuesta, por unos dioses que no han aprendido a bajarse de su Olimpo.