jueves, 31 de diciembre de 2015

AÑO NUEVO


Cada año nuevo que comienza es un repetido elogio a la esperanza. Incluso nosotros, los que ya estamos en tiempo de descuento  y con la conciencia del triunfo de haber llegado al final del anterior, en estos días, no podemos evadirnos de la costumbre de soñar presagios de futuro.

Proyectos solemnemente remarcados, pero que nacen con la patina de la cosa usada, de lo repetido, de lo abandonado al trastero de las cosas inútiles.

Tal parece que cuando arrancamos la primera hoja del nuevo calendario, quisiéramos tirar a la basura todo aquello que no fuimos capaces de hacer en el pasado e iniciáramos el primer día del año con la esperanza renovada de conseguir lo que antes no supimos.

Hasta el día 26 de diciembre, cada uno en el fondo se alegra con un ¡que me quiten lo vivido!, pero a partir de ese día vienen los arrepentimientos y los propósitos de enmienda, que se hacen corolario el primer día del año.

¿Cuanto queda de lo programado, al arrancar la siguiente hoja?. Que cada cual conteste a esta pregunta.

Yo he llegado a la conclusión de que, si no he sido capaz de cambiar en 79 años, lo mejor es no inventar futuribles.

Es mejor tratar de ensartar cada día que nos espera en el nuevo calendario, con un fuerte hilo verde de esperanza.

Ponerle a los días una alegre música que borre los sonidos soeces del tiempo repetido.

Tocar las teclas necesarias para cambiar el mundo que conocemos por el mundo que deseamos.

Ser capaces de que el destino sea lo que soñamos y no, lo que por inercia, dejamos que nos pase.

Os hablo por experiencia. Llevo muchos años oyendo la misma cantinela repetida de paz, amor, felicidad, salud y otros buenos deseos, pero pocas veo a los que  se arremangan y se ponen manos a la obra. Y que os coste que en esa mirada estoy incluido.

Si en verdad fuésemos capaces de trabajar por hacer posible esos bellos deseos, no tendríamos necesidad de repetirlo con tanta asiduidad.

Un poeta sabio, me dijo hace ya mucho tiempo que el que no es capaz de conocer y luchar por la belleza de los sueños, no tiene futuro.

He meditado muchas veces sobre esto y siempre he procurado “conocer los invisibles hiladores de sueños”, de los que hablaba Antonio Machado, pero en mí caso pudo más “el torvo miedo que la verde esperanza”

No consientas que a ti te pase lo mismo, amigo lector. Pinta de ilusión y trabajo todos los días del calendario, búscale sentido a la primera mirada mañanera del espejo y ponte a soñar.

No lo dejes para otro día; lo malo del futuro, es que llega demasiado deprisa y cuando quieres darte cuenta, ya es pasado sin remedio.

¡Y sé lo que me digo!


sábado, 12 de diciembre de 2015

MELANCOLÍA


Composición del autor con una foto del portal Pixabay.



No puedo evitar respirar melancolía.
Odio esta calma, este extraño no decir,
cuando un vacío de silencio
regurgita en las entrañas.

Empiezan a fermentarse las palabras
y la esperanza,
tristemente se difumina en negro.
La hoja blanca se trasmuta
en una triste oscuridad sin luna
y una madrugada de desasosiegos
viene a corroborar
el triste silencio de los pájaros
y esta niebla sucia
que se aferra a mi ventana.

Y vuelvo a la prosa,
vuelvo a escuchar la vida.
Esa vida que nos rodea
sin saber de sueños y metáforas.