miércoles, 27 de abril de 2016

PÍDOLA.- (Relato de los jueves)


Fotografía del autor.


Como de costumbre en estos días primaverales que venimos disfrutando junto a este Mediterráneo nuestro, la mañana era deslumbrante.

En el puerto, un ronroneo de espumas, acompasaban los vaivenes de las barcas ancladas, con una nana de azul y brisa.

En un banco cercano al borde del fondeadero, un padre solo, ¿divorciado?, miraba el horizonte, mientras su hijo, absorto, manejaba con rara habilidad un teléfono móvil.

En la mayoría de las mesas cercanas de los bares al aire libre, en otros bancos, incluso paseando, multitud de jóvenes repetían, como el joven del que hablo, esa nueva liturgia del Smartphone acaparador de voluntades.

El padre, que ya había intentado en varias ocasiones interesarse por el devenir de la semana, solo consiguió de su hijo respuestas monosilábicas, dadas sin siquiera levantar los ojos del móvil.

Aburrido y hastiado de sol y silencios, conminó a su hijo a dar un paseo.
Al pasar al lado del grupo escultórico “Tarde de Verano” de Enrique Gimeno, le pregunto a su hijo.

.- ¿Sabes cómo se llama este juego?

.- No.

.- Este es el juego al que se jugaba cuando tu padre era pequeño. Se llama “pídola”.

Y había otro, basado en este, que se llamaba “churro, mediamanga, mangotero” o “burro”.

 Por primera vez en la mañana, el chico levantó los ojos del teléfono  y se dignó hablar, macerando sus palabras con una sonrisa de suficiencia.

.- ¡Vaya nombres!. Me parecen ridículos. ¿Cómo podéis ser tan antiguos?

Tratando de atemperar las palabras su padre contestó:

.- Llevas razón: son nombres raros y los juegos son tan antiguos que ya en el año 1560, Pieter Brueghel “el Viejo”, lo pintó en su cuadro “Juego de niños”.

Pero tanto para un juego como para el otro, se necesitan niños dispuestos al movimiento, al contacto, a la risa, al abrazo o a la pelea, a aprender a sufrir y a gozar .

Se necesitan niños vivos dispuestos a ejercitar todos los miembros de su cuerpo, niños que vivan sus juegos como una aventura.  Que sean capaces de divertirse saltando, cogiéndose de la mano.

Que sean capaces de oír los latidos del compañero de juegos y que aprendan para siempre que no hay mejor juego que saber mirar directamente a los ojos de los demás.


El hijo, unos pasos adelante, seguía abstraído con su teléfono móvil.


Mas historias en el blog de Moli del Canyer





domingo, 24 de abril de 2016

LA MESA CAMILLA



En algún sitio he leído que vuelve a ponerse de moda la mesa camilla. Los maestros de la decoración, la pretenden  vestir con sus mejores y más caras galas, para que haga juego con costosos divanes y victorianos sillones. Veremos lo que dura esta reaparición, con carácter de estreno, de la vetusta mesa familiar.

Yo la recuerdo como el epicentro redondo y caliente de mi infancia. El imán poderoso de los asuntos varios que hacían posible la convivencia.

La mesa camilla que yo recuerdo, sabía vestirse para las ocasiones.

Para el trajín diario de la casa viva, vestía un escueto mantel de hule con un mapa de España, donde los pequeños tomaban su primera lección de geografía. Allí estaban, perfectamente enmarcadas las 59 provincias, con sus capitales, sus ríos, la inmensidad verde-amarillenta de los océanos periféricos.

Recuerdo un quemado en Galicia, como una premonición de futuro, solo que esta vez, había sido el abuelo el causante involuntario, al dormitar con el cigarro encendido sobre la mesa.




Sobre ese hule, se comía, se estudiaba, se hacía sobremesa. La familia, en un juego de hambre y paciencia, limpiaba las lentejas del racionamiento, quitaba hebras a las judías, o cortaba el escaso pan de los "coscurros", para unas precarias migas.

Abajo, la sima asequible del brasero con su pequeño montículo ardiente de picón de erraj, caldeaba ese cilindro formado por la madera y las faldas de grueso paño.

Las mozas y los pequeños de pantalón corto, pagábamos con molestas y picajosas “cabrillas”, el alevoso acercamiento a las brasas, en las gélidas noches de hambre y frío.

Una mesa camilla fue la culpable de mis primeros pensamientos pecaminosos, con motivos justificados.

En esta ocasión, estaba vestida para recibir visitas, tapado el mapa con unas nuevas y más costosas faldas,  rematadas por un primoroso tapete de ganchillo, hecho por la abuela con la paciencia con la que solo los mayores le ponen a este difícil arte de gastar el tiempo.

No me acuerdo como se llamaba aquella vecina, joven y frescachona que, en un día de visita, estando sentados alrededor de la mesa, me dijo: << Anda Juanito, “hecha una firma” que se nota el frío>>

Yo ya sabía que “echar una firma” significaba remover con la badila las mortecinas ascuas del brasero.
A ello me dispuse, agachándome y metiendo la cabeza por debajo de las faldas.

Al mover la alambrera que tapaba el brasero me tope con las piernas abiertas de la vecina, enseñando bastante más de lo que yo había podido siquiera soñar en mis primerizas y eróticas ensoñaciones.

Me demoré lo que pude y al sentarme de nuevo, vi como la que había hecho posible el singular espectáculo, miraba sonriente el  desproporcionado arrebol de mis mejillas. Tuve que  apartar los ojos, avergonzado, aunque desde aquel instante, cada vez que alguna mujer se sentaba en invierno en la mesa, yo siempre estaba presto a mover el brasero.

No puedo columbrar cual será el futuro de la mesa camilla, pero no quisiera que volvieran los tiempos a los que me he referido. Leer este escrito como una pequeña ofrenda a esa amiga que, sin querer, se cuela en los pensamientos de los mayores, a la que llaman nostalgia.

Pero ahora que la mayoría solemos sentarnos dirigiendo todas nuestras cabezas hacia una pantalla brillante y a veces mentirosa, sería bueno que nos juntáramos en redondo, como en una mesa camilla, mirándonos de frente los unos a otros y fuésemos capaces de calentarnos al unísono, con el abrazo redondo y solidario del vivir compartido.


Quizás, solo por eso, sea conveniente la vuelta de la mesa camilla.

jueves, 21 de abril de 2016

ANAHITA.- ( Relato de los jueves)



La noche, lívida de tiempo inútil, desviste los tic-tac sigilosos de los relojes.

Un vaho de desesperanza emborrona los espejos, mientras un triste saxofón regala sonidos de ceniza remarcando soledades.

La chica, acodada en la barra del puti-club, recuenta los posos que manchan de tristeza el fondo de la copa.

A su lado, muchachas como ella, soportan la repentina fiebre de los que son incapaces de mirar fijamente a los ojos de una mujer que está dispuesta vender su piel por el módico precio de una consumición.

El bar-man rescata de sus pensamientos a la chica solitaria.

.- Anahita,  un  cliente quiere tomar una copa contigo. Te espera en la mesa 5.

(Anahita, nombre griego elegido por la muchacha para preservar su nombre y para dejar constancia de su deseo de vivir “sin macula”)

 .- ¿Lo conoces?

.- No. Solo sé que le llaman el Demiurgo.

.- ¡Vaya! Un creador.

Al poco tiempo, mientras el saxofón ensaya, sonidos de ternura y el güisqui viejo aviva las caricias y calienta los deseos, Anahita y el Demiurgo salen a la noche dispuestos a robarle brillos a las estrellas.

Sus cuerpos tienen ya olor a madrugada, la luna decrece entre dos luces y un arco de lluvia les dedica ese barrendero que les ha visto besarse.

Anahita, deja de ser. Su creador le regala, con un beso, su viejo nombre, para una nueva vida.

¡Mara Laira!

En el viejo puti club, hasta las bombillas pierden intensidad y se avergüenzan los pétalos de las  flores de papel que adornan las macetas.

Ahora empieza el tiempo de la felicidad. Pigmalión sabe moldear día tras día a su perfecta Galatea.


Más noticias sobre Mara Laira, en el blog del Demiurgo

miércoles, 13 de abril de 2016

EL CHOCOLATE DEL JUEVES... O ESO CREO.

  


Este jueves estoy invitado a una reunión, (o al menos eso creo, porque la invitación no es muy aclaratoria que digamos), organizada por una buena escritora, aficionada al chocolate.

Como siempre que acudo a uno de estos acontecimientos, me gusta ofrecer algún regalo al anfitrión que tiene la deferencia de recibirnos en su casa.

Como todos somos conocedores de las apetencias de la amiga que nos recibe, y ante la posibilidad de que se repitan regalos de cualquier producto del cacao, con el consiguiente peligro de una indeseada indigestión, es por lo que, en lugar de la socorrida caja de bombones, le regalaré este vídeo de un Chocolate muy particular, pero que al menos a mí me gusta consumir de vez en cuando, sobre todo si se saborea entre arpegios de un consumado guitarrista.

Lo siento por los no adictos y ni siquiera adeptos a este consumo, pero no he encontrado mejor manera de solucionar esta intrincada petición juevera.









Más chocolate en el blog Soliluna

sábado, 9 de abril de 2016

UN GATO QUE TOCABA EL SAXO COMO LOS ANGELES

Contestando, leyendo y comentando entrevistas. La semana me ha durado un suspiro.

Pero no quiero que acabe sin el debido recordatorio a un músico que con 83 años, murió el sábado pasado, al que siempre admiré y con el que pasé momentos memorables, escuchando su música.

Me refiero  a Leandro “Gato” Barbieri, el saxo argentino que a pesar de su nacionalidad, ya merece estar en Olimpo de los grandes del Jazz.

No digo más. Nada mejor que escuchar el lírico sonar de su saxo, serpenteando y haciéndose notar entre un rítmico acompañamiento.


Seguro que os merecerá la pena gastar 5 minutos, en esta tarde de sábado que, aquí donde vivo, empieza a vestirse de verdadera primavera.






miércoles, 6 de abril de 2016

Convocatoria 15+15… “ La Entrevista” Relato de los Jueves.



1.- ¿Lo del Blog, casualidad o causalidad?

Siempre me gustó escribir, aunque fuera mi único lector. Al jubilarme y ser dueño de mi tiempo, encontré la manera de seguir escribiendo y el placer de que alguien me leyera.

2.- ¿Escribir es una terapia global o sólo un tratamiento de andar por casa?

Para mi es una necesidad y una terapia más que un tratamiento.

3.- Los libros viejos huelen a rancio y los nuevos a tinta fresca... ¿A qué huele un Blog?

Los blogs huele a amistad y ansias de mejorar

4.- ¿Es el Blog, un buen escondite para los tímidos?

No es mi caso. Como dijo Cervantes: “ yo soy lo que digo”

5.- ¿Tener un Blog y publicar en él, crea nuevas expectativas sociales?

No me suena bien lo de expectativas sociales. Crea expectativas de amistad.

6.- ¿Escribir es una ciencia o un arrebato emocional?

Escribir es un pálpito maravilloso que termina por concretarse

7.- ¿A falta de lápiz y papel, bueno es un Blog?

La mayoría de las veces, empiezo por lápiz y papel para terminar en el blog.

8.- ¿La inspiración tiene fecha de caducidad?

Empiezo a pensar que sí.

9.-¿Los Blogs se alimentan de la solidaridad? «Tú me comentas, yo te comento» y así nuestras respectivas páginas van engordando...

En efecto hay solidaridad, pero creo que para la mayoría no piensa en   engordar las páginas.

10.- Si oyes la palabra Blogodependencia, ¿qué te viene a la cabeza?

Alguien, que lamentablemente, se olvida de la vida , los libros, la música y otros placeres.

11.- ¿El Blog, como el vino, mejora con los años?

Como los vinos, los que son buenos mejoran, los malos se avinagran.

12.- ¿Es el Blog un escondite para mostrar la verdadera cara o al contrario... no te puedes fiar de lo que parece políticamente correcto?

Me imagino que como en la vida, también hay caretas e incluso carotas.

13.- ¿Un placer inconfesable sólo al amparo del Blog?

El placer de aprender y compartir y lógicamente, el que elogien la calidad de lo que haces.

14.- ¿Qué tiene de mágico inventar escenas y personajes y llevarlas al papel?

Cuando los personajes laten de verdad y las escenas son reconocibles se produce la magia de la creación.

15.- ¿Por qué ocultarse tras un seudónimo?

En particular solo oculto la L. Conocerme por Juan López, me haría irreconocible entre tantos. El Trujillo me redime.

16.- El vaso, ¿medio lleno o medio vacío?

Según que días. Aunque siempre procuro terminarlo de llenar con una sonrisa.

 17.- ¿Qué lugar de tu ciudad no hay que dejar de conocer?

Han sido tantas mis ciudades que solo hablaré de mi pueblo Valdepeñas. Donde no
perderse un atardecer en la bodega, bajo la parra del porche, con una jarra de vino recién sacado de la tinaja y en compañía de unos amigos ,hablar de lo divino y lo humano. Y si alguno de esos amigos se arranca por soleares”,

Quisiera ser como el aire
P’a yo tenerte a mi vera
Sin que lo notara nadie.

seguro que aplaudirá la noche invitando a una ronda  de luceros.

18.- ¿Qué lugar del Mundo no hay que dejar de conocer?

Para mi tres y por este orden: Cádiz, Córdoba y Sevilla, (los coloco por orden alfabético, para que cada cual cuelgue las medallas).
Como hablas del mudo, daré dos premios de consolación. Paris y Florencia.

19.- ¿Qué protagonista de película te gustaría ser?

No tengo ínfulas de protagonista. Mejor un secundario como Alex Angulo en España  o Karl Maden en Hollywood.

20.- Un escritor antipático y una película imprescindible

No alcanzo a tener antipatía por nadie que es capaz de plasmar sus pensamientos y ofrecerlos a los demás. En cuanto a la película es difícil elegir de entre tantas una sola. Diré Ciudadano Kane de Welles.

21.- Un libro, sólo uno.

El Quijote.

22.- ¿Relato corto o microrrelato?

Lo que la imaginación ordene.

23.- ¿Las penas con pan, son menos penas?

Las penas, cuando lo son de verdad, no se minoran ni con caviar beluga.

24.- ¿De risa desbordante o sonrisa cómplice?

Con la edad la risa no se desborda y la sonrisa es curativa.

25.- ¿En la soledad pides ayuda a las musas?

Siempre le pido ayuda a las musas. Aunque la mayoría de las veces me resulten casquivanas.

26.- ¿Cuántas velas iluminaron tu último pastel de cumpleaños?

Ninguna. El presupuesto no daba para comprar tantas, (80)

27.- De 3 a 5 palabras (que no palabrotas) define el mundo actual.

Insolidaridad, esclavitud, ambición y egoísmos

28.- ¿Algún tatuaje, en tu piel, que no veamos a simple vista?

Ninguno. Muchas arrugas y alguna que otra cicatriz interna.

29.- ¿Qué no te gusta que te pregunten?

Antes, algunas cosas. Ahora me da igual. Soy completamente dueño de mis respuestas.

30.- ¿Qué faltó que te preguntara?

Siendo tan exhaustivo, (¿que pensará Tésalo?), no haces ninguna mención de la música, esa gimnasia tan necesaria para el espíritu.


Más entrevistas en el blog de Alfredo La plaza del diamante