domingo, 30 de diciembre de 2018
viernes, 28 de diciembre de 2018
ESTA LETRA MÍA
Esta letra mía,
que a pesar del tiempo
no ha sido capaz
de escribir un poema
con olor a tahona,
sabor a brisa marina,
música de violines
y torrente de luminarias.
Esta letra mía no
sé si
borrarla,
dejar que se
ahogue en lágrimas….
o tratar de buscar una nueva caligrafía .
miércoles, 26 de diciembre de 2018
PAELLA FAMILIAR
Cuadro del pintor Conrado Meseguer de Sueca(Valencia)
Como cada domingo, la
paella de la abuela, era el motivo de reunión de la familia.
A petición de la
mayoría, el menú solía variar poco, unos aperitivos antes, una ensalada
historiada y después el colofón, redondo, multicolor y variopinto del arroz
sabia y meticulosamente cocinado a la brasa de leña y con los avíos necesarios
y tradicionales que la hacían insuperable.
Postre de la fruta que
ordenaba la temporada, café o infusión y algún licor para los mayores.
Como cada domingo, el
abuelo después de su café y su copita de coñac, se ausentaba de la mesa y se
sentaba en el sillón frente al televisor, para como decía desde tiempo
inmemorial, “oír el parte”.
Aquel día, mientras
retiraban la mesa, una nieta se percató de que el abuelo dormitaba.
.- Abuelo, con la
cerveza del aperitivo, el plato de paella, el vino, el café y la copa de coñac, la modorra no le
deja escuchar las noticias.
.- La paella de los
domingos y vuestra presencia, me da vida y me espabila. Lo que me amodorra es
comprobar de qué manera nombran ahora las cosas, tanto los políticos como los locutores.
Parece que el
castellano con el que aprendí lo que interesa y lo importante, o ya no sirve
para nada, o yo he dejado de entenderlo.
…y siguió dormitando.
domingo, 23 de diciembre de 2018
SESIÓN DE DESPEDIDA
Con esto me despido. Mi
idea era recordar una cierta clase de música
fabricada con lamentos de metales, con negros presagios de voces de
dolor, rabia y desespero, con ritmo que se cortan con cuchillos de noches
irredentas. Música con notas de rebeldía, pero también de pedir al cielo
aquello que la tierra les niega. Música para los pulpitos y las esquinas, para
el cabaret y el tajo. Música en fin para el hombre y la mujer que sufre y
llora, para los que saben dar gracias a quien sea que las merezca.
Aquellos que hacen el
milagro de regalar sentimientos, frustraciones y rabias, pero lo hacen con la
magia de una música que se adentra en el alma.
Es obvio que esa pasión
mía por esa música ancestral y autentica no ha calado lo suficiente en mis
lectores y por ello lo dejo.
Seguro que no he sabido
utilizar las palabras y los sonidos necesarios para comprometeros con esa
música de una raza herida de sentimientos. Una raza que improvisa y de esa
improvisación es capaz de alumbra nuevas auroras.
Mi último regalo, esta
bella canción de Sarah Vaughan llamada “Snowbound”, propicia
para estos días fríos. Solo una petición, aunque no os guste el jazz, no os interesen mis explicaciones, escuchar la canción. Seguro que os merecerá la pena.
jueves, 20 de diciembre de 2018
JAZZ EN OTOÑO
JAZZ
EN OTOÑO
Me gusta
escuchar jazz
por el temblor desnudo
que sostiene su música.
(José Luis Morante)
En estos días de
otoño,
tan dados a la
tristeza,
le he puesto a mi
playa
una marea lúdica y
sonora
con olas de misterio
y espumas de lamentos.
Abandoné mi sur y sus “quejíos”,
para seguir siendo
esclavo,
allí donde la piel es
el pecado
y el “blues” una jaculatoria.
Quise recoger algodón
en Alabama,
oír “spirituals”
en las iglesias,
llorar con Lady Day,
mirando a los negros
que cuelgan de los árboles.
Comprobar que las
trompetas
envidian el sonido de
la voz de Ella.
Los crepúsculos vacíos,
las he ido llenando,
de voces de trompetas
que lloran,
de pianos precursores
de milagros,
de viejas baterías que
escapan de la tarde,
de un contrabajo que
augura los silencios
y de ese dolor que el
saxo nos enseña,
con sus viejas
palabras de amor y soledades.
He recordado noches,
(escasas
desgraciadamente),
en el viejo Whisky
Jazz, donde
entre humo de
Chesterfield de contrabando
y vapores de whisky de
garrafa,
añorábamos libertad,
(como negros
encadenados),
mientras Pedro
Iturralde y Tete Montoliú,
aplacaban nuestras
ansias de libertad y vida.
Esa música negra
siempre será,
una parte importante
de la banda sonora de
mi vida.
Junto a Brassens,
Moustaki, Meneses,
Paco Ibañez, Carlos
Cano, Cohen,
Victor Jara, Camarón,
y ese largo etcétera,
de los que con palabras de fuego
y lumbre de novedad en
los sonidos,
solo saben hablar, de
eso que tanto cuesta
y llamamos libertad.
martes, 18 de diciembre de 2018
domingo, 16 de diciembre de 2018
JAZZ SESIÓN 7-- DUKE ELLINGTON-- ELLA FITZGERALD
He decidido juntar a
estos dos grandes del jazz, primero porque todo el mundo mágico de esa música,
se puede entender en la comunión de la garganta capaz de múltiples sonoridades
de Ella, con la aportación de los arreglos que del jazz hizo para su big band,
el colosal pianista y arreglista Duke.
Y luego una cierta
nostalgia que me atañe. Creo recordar que debían ser por los años 1965 o 66. Sé que era invierno y
recuerdo también que ya tenía apalabrada una entrada con un reventa de
Madrid-entonces las entradas no se compraban por Internet-, para el concierto
que iban a dar en el Monumental Cinema de la calle Atocha de Madrid Duke
Ellington y Ella Fitzgerad. Algo debió de torcerse con mi trabajo hostelero,
pero el caso, es que me quedé sin ver a esta pareja vital para la historia del
jazz.
Duke Ellington, nació dentro de una familia acomodada,
dándose la circunstancia de que sus padres, tocaban el piano.
Fue educado sin los
agobios de otros maestros del jazz, incluso enseñándole a vivir elegantemente y
con refinamiento, por lo que recibió el calificativo de Duke (el duque). (Su
verdadero nombre era Edward Kennedy Ellington.
La importancia de este
genial músico fue, para mí, el que supo acometer bellos arreglos del jazz
tradicional para poderlos tocar con una gran banda de músicos, sin que
perdieran sus primigenias esencias.
Sin El Duque, no
hubiesen sido posibles, las grandes orquestas de Count Basie, Benny Goodman,
Tommy Dorsey, Glenn Miller y un largo etcétera.
Ella Fitzgerald, al
contrario que al Duque, no tuvo tanta suerte con su familia. Su padre abandonó
el hogar familiar cuando ella apenas tenía tres años. Educada por su padrastro
y una madre más dedicada a la droga y al alcohol, al morir esta logra evadirse
de los abusos sexuales del padrastro y vive sola en Nueva York, con todos los
peligros que ello conlleva.
Una anécdota que la
retrata y que muestra de lo que es capaz
la supervivencia, es que con 19 años se presenta a un concurso para bailar en
un teatro del Harlem neoyorquino.
Antes que ella actúa
una pareja que levanta la admiración de toda la sala.
Después lo intenta
ella y recibe la rechifla del público.
Paró la actuación y se
puso a cantar como si la vida le fuera en ello. El público calló, al tiempo que
se estremecía con sus sonidos vocales que, como ella mismo decía, solo
intentaban parecerse al sonido de las trompetas.
Para el que escribe,
junto a Billie Holliday, Sara Vaughan y Etta James, es una de las mejores voces
del Jazz.
Os dejo con este poema
de Miguel D`Ors titulado:
ESCUCHANDO A ELLA FITZGERALD DA EN MEDITAR LOS
MISTERIOS DEL AMOR DE DIOS.
Nosotros pusimos las noches sobresaltadas
--gritos, armas, negreros y cadenas—
en poblados de adobe,
las hediondas semanas en bodegas asfixiadas,
las familias partidas en sangrientos mercados,
las despiadadas plantaciones, los sabuesos,
los tobillos en astillas, los latigazos numerados,
los más de 600.000 cadáveres militares,
las albas pecadoras de Storyville.
Su colaboración fue, según Su costumbre, silencio:
Sus manos transparentes tocaron
con amor misterioso
nuestra obra.
Quién hubiera podido imaginar que esta Belleza
son aquellos cuatro siglos de dolor.
Escuchar
este magistral arreglo de “Duke` s Place”
y averiguar cuando terminan las trompetas y comienza la voz de Ella.
jueves, 13 de diciembre de 2018
HAIKUS DEL CAMPO
La tarde, se pone triste tras los
cristales. El otoño me hace señas, con las hojas que caen sobre la calle.
La lluvia intermitente, desaloja los
últimos almacenes de las nubes, mientras noto que me carcome la tristeza y añoro el ronquido de viejos saxofones.
No tendré más remedio que inventar,
al menos, algo que suene a luz y primavera.
martes, 11 de diciembre de 2018
ELUCUBRACIONES DE UN ESCRITOR CANSADO
Sintió
preocupación cuando sus amigos lectores le empezaron a decir, que lo último que
escribía estaba amasado con el sabor de la tristeza.
Convencido
como estaba de no ser un buen escritor,
le preocupaba bastante los sinceros comentarios que con cierta asiduidad
recibía de sus escasos, pero avispados lectores.
Cada
mañana se miraba en el espejo y obviando las arrugas de su cara, creía ver el
mismo brillo en sus cansados ojos y la misma determinación en su mirada.
Pero
la noche, con su constante tormenta de relámpagos en las articulaciones, le
anunciaba a su cuerpo que no todo iban a ser facilidades.
Su
aventura diaria de coronar un “ochomil”, consiste en ponerse unos simples calcetines, sin que sus
caderas muestren doloridas sus protestas.
Su
matinal paseo, había ido menguando en el tiempo, según pasaban los calendarios.
De hecho buscaba en el corto espacio de esos paseos, que hubiese algún banco,
donde poder mitigar el diario dolor de sus rodillas, esas puñeteras que le
hacían vacilar a cada paso, trastabillando también su pensamiento.
Y
alguna cafetería donde pudiese descargar los excesos de una próstata averiada y
tomar un café descafeinado, tan sin sabor como empezaba a ser toda su vida.
Cuando
se sentaba delante del ordenador, con la ilusión a flor de yema, cada cierto
tiempo era obligatorio mirar el reloj,
levantarse del sillón, para desentumecer las piernas, que se las notaba
flácidas y sin fuerzas.
O
el suplicio de esa palabra necesaria para redondear el poema, esa palabra
definitiva que él sabía que existía, pero que jugaba a esconderse entre los
arrugados pliegues de su cerebro y juguetona le llegaba a la mente, cuando ya
no había solución.
Como
es natural la casquivana inspiración, no tenía porqué saber, de estas
limitaciones y de tantos paréntesis en la escritura.
Si
leía a los demás, era cuando en verdad era consciente de sus limitaciones
físicas e incluso literarias.
Viajes,
vividas sensaciones, costas, pinares, arroyos, montañas,… todo aquello que
tanto le gustaba y ahora ya no podía repetir. Tabernas, tablaos, teatros, y
conciertos, de eso ya ni se acordaba.
Quizás
por eso, le era necesario hurgar en los recuerdos, restándole a sus escritos la
frescura y la espontaneidad que tanto admiraba en otros.
Olvidaba
todos esos pensamientos y como cada día iniciaba su ritual diario para con la
poesía, tratando de olvidar calambres, vacilaciones y resabios.
Mas
no podía evitarlo, por mucho que le dijeran sus escasos lectores, un cierto
regusto de tristeza, un rimero de sueños no conclusos, un amargo sabor a
impotencia, se le aparecía en el teclado.
Notaba ya, que como él mismo, sus estrofas eran irremediablemente antiguas y
denotaban la falta de la alegre sonoridad de una juventud y una viveza que ya
nunca volvería.
Entonces
empezó a pensar, si merecía la pena seguir…
domingo, 9 de diciembre de 2018
JAZZ SESIÓN 6-- BILLIE HOLIDAY
JAZZ
SESIÓN 6.- BILLIE HOLIDAY
Podría empezar con la
manida frase “decíamos ayer…” al
iniciar la biografía de esta singular cantante.
Nacida en Filadelfia
en el año 1915, murió a los 44 años en N.Y., víctima de los opiáceos, el
alcohol y custodiada por la policía, por haber encontrado drogas en la misma
habitación donde murió.
Hay vidas que están
fatalmente programadas desde la infancia. Ella misma escribió: “Mamá y papá eran un par de críos cuando se
casaron. Él tenía dieciocho años, ella dieciséis y yo tres”.
Violada a los 10 años,
empezó a prostituirse a los 12, por cuyo motivo estuvo 4 meses en prisión.
Al igual que Charlie
Parker, Holiday influyó en un nuevo estilo de “jazz”, gracias a una peculiar voz y a una libertad musical que le
permitía cantar cada canción de manera muy distinta, impregnando su arte con lo
que el corazón le mandaba en cada momento.
Pero mejor que seguir,
os dejo este hermoso poema del cineasta y poeta Julio Diamante, titulado:
BLUES PARA BILLIE HOLIDAY
Entre un humo
denso,
cortado por
ráfagas de luces de colores,
se adivinan tus
ojos brillantes,
tus labios en
sonrisa fresca y doliente como
[una herida.
Pero ¿cómo a ti,
Lady Day, tan sensible,
se te ocurrió ser
pobre y negra y violada,
poseer esa piel
claroscura
que unos querían
que ennegrecieses
y otros que
blanqueases para poder entrar
en un hotel de
blancos?
¿Cómo siendo tan
bella,
se te ocurrió
conocer la heroína y la cárcel,
ser rebelde y, en
lugar de cantar con alegría
lanzar
susurros como cuchilladas?
Tú misma, Lady
Day, eras un extraño fruto
colgado del árbol
feroz de la puta vida,
y cada canción
tuya, en carne viva,
era en tu boca un
licor cálido y agrio
que debía ser
bebido con dos trozos de hielo
y una gota de
humor
para no
suicidarse.
Hoy, ahora, en
este momento,
Quiero decirte un
“blues”,
Un “blues” para
ti, Dama del Día,
hermosa como las
sombras de la noche…
Cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
Triste alegre
recuerdo de un tristealegre
[amor.
Cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
que es desgarrada
queja de un roto saxofón.
Cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
que oscuramente
amarga es siempre tu
[ canción.
Cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
que nunca
conociste justicia bajo el sol.
Cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
oh,sí
cantes lo que
cantes el “blues” está en tu voz
mas sólo te
responde el silencio de Dios.
Hoy he elegido este
famoso “STRANGE FRUIT”, tres minutos
para desgarrar el alma, con la primer canción antirracista, inspirada en la
triste fotografía del linchamiento de dos negros colgados en un árbol.
Cada vez que Lady Day,
cantaba esta canción, según contaba en su autobiografía, le afectaba tanto que
la enfermaba y la dejaba sin fuerzas.
Disfrutarla o mejor,
sufrirla.
jueves, 6 de diciembre de 2018
MILAGRO EN EL DESVAN
Si
alguna vez apareciera,-cosa bastante improbable-, en el desván que no tengo, un
cuadro de Goya o un incunable, anterior al códice de San Millán de la Cogolla
no temáis, que aquí dejo escrito y doy fe, de que no me pavonearé vistiendo
plumas de colores y ni alteraré el tranquilo ritmo de mi vida.
Seguiré
bebiendo el vino que acostumbro, no cambiaré de letra, ¡ya me gustaría!, que la
pluma no sabe de saldos y celebraciones.
Seguiré
siendo fiel a la música y a la poesía, conforme aprendí, cuando solo tenía
sueños y desencantos.
Buscaré
en las noches de luna, aquello que solo ella puede contarme y que siempre estoy
dispuesto a recordar, atendiendo a su claridad y sus designios.
Seguiré
siendo yo y me conformo con aquello que he ido aprendiendo con el tiempo: que
no hay mayor riqueza que el calor de un abrazo, la mano de un amigo sobre tu
hombro y el caliente beso de la mujer que amas.
martes, 4 de diciembre de 2018
EL CIELO SE PUBLICITA...
El cielo se publicita,
con un luminoso panel de estrellas
y un reclamo final de bellas constelaciones.
Atrás quedó la lluvia,
que anuló con su repiqueteo
el alegre canto de los pájaros
y el sonido ronco de los viejos carillones.
En esta noche nueva
con olor a hierba fresca
y a sonido blanco de luna,
se han olvidado los presagios
y dejan de ser díscolas las viejas isobaras.
A trasmano del alba,
las monótonas radios de las madrugadas,
anuncian el milagro
de un nuevo día de sol y claridades,
en un nuevo mapa de gaviotas y de espumas.
La única predicción que sigue viva
y con alerta del color de la certeza,
es la repetida mentira mañanera
de los que hablan de consignas,
de los que tratan de hacer adeptos
con palabras parecidas a rugidos.
De los que solo se manejan en la niebla.
De los que,
para su desgracia,
desconocen los aromas,
de la libertad, la flor y las verdades.
O aquellos impostores,
que siguen manteniendo el odio en la recamara.
domingo, 2 de diciembre de 2018
JAZZ SESIÓN 5.- CHARLIE PARKER
Alguien dijo de
Charlie Parker, que era el Mozart del “jazz”.
Con 11 años tuvo su
primer saxo, comprado por su madre, para hacerle olvidar la muerte de su
progenitor.
Con 15 años, se casó
por primera vez y fue en esa época cuando se dio a la droga y a todos los
excesos.
Apodado “Bird” por los jóvenes seguidores del “jazz”, (los componentes de la
generación “hipters”), fue un pájaro
con las alas cortadas por la jeringuilla, la botella y la bragueta entreabierta,
que de vez en cuando remontaba el vuelo, empujado por ese saxo que supo dominar
como nadie.
Parker, como
Armstrong, fue un músico de jazz, renovador e intuitivo.
Su puro estilo, su
técnica melódica, su concepto del ritmo y su predisposición para la
improvisación, hicieron de él un mito.
Los Ornitólogos, así llamaban a sus
seguidores llegaron a crear una frase, con la que pretendían honrar al maestro:
“¿Qué es la verdad? La verdad es un solo
de Charlie Parker”.
A mediados de los años
40, inicia su colaboración con Dizzy Gillespie, (Dizz and Bird), en lo que fue considerado como el nacimiento del “bebop”.
En sus viajes a
Europa, sobre todo para actuar en Paris, tuvo la oportunidad de conocer a
intelectuales amantes de esta nueva música, como Jean Paul Sartre y alguien a
quien el admiraba, pero con el que nunca llego a cruzar palabra, el gran
compositor Stravinsky.
Solo se permitió, con
ostentoso agrado del maestro, hacer alguna variación de una parte de una de sus
sinfonías.
El gran amante del
jazz, Julio Cortázar, escribió un relato llamado “El Perseguidor”, inspirado en la vida del genial saxofonista.
En ese relato se basó
Clint Eastwood, para su película, “Bird”,
magistralmente interpretada por Forest Whitaker.
Su carrera iba de mal
en peor, llegando incluso a forzar la separación con su buen amigo Dizz, que en todo momento lo había
ayudado a salir del pozo.
Le negaron la licencia
para cantar en el local que lo homenajeo poniéndole el nombre de“Birdland”, por orinar en un palco,
estando completamente borracho.
Murió a los 35 años de
neumonía, úlcera de estómago, cirrosis y un ataque al corazón y también por la
tristeza de no haber podido sufragar los gastos para curar una neumonía de una
hija de 2 años.
Su funeral tuvo que
ser costeado en su totalidad por Dizzy Gillespie, su amigo de siempre.
Altivo y calmado, como un
director de orquesta
en la Gran Noche
Histórica del Mundo.
y haciendo gemir su
pequeño saxo-alto
con un claro lamento que
taladra
por su tono perfecto y su
armonía luminosa
¡Túuut!--- los
escuchantes reaccionan
sin demostrarlo, platican
y de pronto
empiezan a mecerse.
Mientras ellos conversan,
Charlie Parker
silba al borde de la
eternidad.
Jack Kerouack
Para esta entrada
tenía preparada una grabación de Parker y Gillespie, llamada “Grooving Hig”, pero me ha podido la
nostalgia de algo que siempre la consideré sublime.
Me refiero a “Laura”, basada en una parte de la banda
sonora de la película del mismo nombre, interpretada por Gene Tierney y Dana
Andrews.
Yo, que no soy un
“ornitólogo”, en este solo, encuentro toda la verdad de la música de un genio.
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