Cuadro del pintor Conrado Meseguer de Sueca(Valencia)
Como cada domingo, la
paella de la abuela, era el motivo de reunión de la familia.
A petición de la
mayoría, el menú solía variar poco, unos aperitivos antes, una ensalada
historiada y después el colofón, redondo, multicolor y variopinto del arroz
sabia y meticulosamente cocinado a la brasa de leña y con los avíos necesarios
y tradicionales que la hacían insuperable.
Postre de la fruta que
ordenaba la temporada, café o infusión y algún licor para los mayores.
Como cada domingo, el
abuelo después de su café y su copita de coñac, se ausentaba de la mesa y se
sentaba en el sillón frente al televisor, para como decía desde tiempo
inmemorial, “oír el parte”.
Aquel día, mientras
retiraban la mesa, una nieta se percató de que el abuelo dormitaba.
.- Abuelo, con la
cerveza del aperitivo, el plato de paella, el vino, el café y la copa de coñac, la modorra no le
deja escuchar las noticias.
.- La paella de los
domingos y vuestra presencia, me da vida y me espabila. Lo que me amodorra es
comprobar de qué manera nombran ahora las cosas, tanto los políticos como los locutores.
Parece que el
castellano con el que aprendí lo que interesa y lo importante, o ya no sirve
para nada, o yo he dejado de entenderlo.
…y siguió dormitando.
Sabia la acotación de ese abuelo, para quien los domingos eran la vida. L apella era la excusa, seguro
ResponderEliminarUn abrazo grand y feliz día de san Esteban
Ah! qué entrañable entrada, escrita con letra mezclada de recuerdos.
ResponderEliminarMe ha encantado porque era así, tal y como lo cuentas.
Un abrazo navideño.
No le falta razón. Aunque bien pensado, siempre se encuentra una buena excusa para echar una cabezadita :-)
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Qué razón llevaba tu abuelo, la cosa va cada vez peor, ahora no sólo son lo políticos y periodistas, ahora es también la gente de la calle, la que , con lo rico que es el castellano...
ResponderEliminarMe gusta lo que escribes de tus vivencias.
P árrafos rodeados de
ResponderEliminarA nglicismos
E xcesivos.
L éxico invadido por
L etras impronunciables.
A diós.
La cabezadita después de una buena comida es mano de Santo para luego terminar el día con buen humor y qué razón tenía tu abuelo con sus palabras.
ResponderEliminarFeliz año.
Gracias por ese comentario tan bonito en mi blog .
Te felicito por este relato. Y es verdad, parece que a los políticos les gusta alargar las palabras, creen que por ser más largas son más importantes.
ResponderEliminarQué ricas las paellas de los domingos con el abuelo.
Besossss
Sabia reflexión la del abuelo, palabras rimbonbantes que no dicen nada. Lo real es lo que el vive y esas paellas hechas con amor. Besos.
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