domingo, 31 de enero de 2021

DE DOMINGO A DOMINGO... (XXII)


 

SIEMBRA

(Miguel Otero Silva)

 

Cuando de mí no quede sino un árbol,

cuando mis huesos se hayan esparcido

bajo la tierra madre;

cuando de ti no quede sino una rosa blanca

que se nutrió de aquello que tú fuiste

y haya zarpado ya con mil brisas distintas

el aliento del beso que hoy bebemos;

cuando ya nuestros nombres

sean sonidos sin eco

dormidos en la sombra de un olvido insondable;

tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,

como yo en el follaje del árbol

y nuestro amor en el murmullo de la brisa.

 

¡Escúchame!

Yo aspiro a que vivamos

en las vibrantes voces de la mañana.

 

Yo quiero perdurar junto contigo

en la savia profunda de la humanidad:

en la risa del niño,

en la paz de los hombres,

en el amor sin lágrimas.

 

Por eso,

como habremos de darnos a la rosa y al árbol,

a la tierra y al viento,

te pido que nos demos al futuro del mundo...

 

jueves, 28 de enero de 2021

EL SILENCIO


 

El silencio,

es un buen sitio donde esconderse,

cuando las campanas se desangran gota a gota

y el viento con su murmullo,

acalla los recuerdos y airea las tristezas.

 

El silencio,

el espejo donde se va mirando la vida,

cuando se ahogan las palabras

y peces plateados van muriendo

en el piélago gris de la memoria.

 

Llueve silencio

y los perros solitarios olfatean por las esquinas,

las penas escondidas tras la luz de las farolas.

 

Al fondo del mar,

donde la luna guarda sus ropajes,

un halo de silencio invita a desplegar la fantasía

y es entonces cuando la música del cielo,

con su notas de luceros, invita a la sinfonía

que acalla todos los silencios.

 

A la orilla del mar y arropados por el firmamento,

aunque todas las palabras son posibles,

siempre podemos entendemos,

a pesar de los silencios.

 

 


martes, 26 de enero de 2021

EL REMEDIO



 

En principio no le hicieron mucho caso. Eran primerizos y ya sabían, por los libros comprados al efecto, que los lloros eran naturales en los primeros días de vida del bebe recién nacido.

 

Pero aun siguiendo a rajatabla los consejos de los expertos autores de esos libros de ayuda, no conseguían que el bebé callase.

De nada valía, mecerlo, arrullarlo, envolverlo en una mantita, cambiarlo de posición, ofrecerle pecho o el biberón  y otros trucos trasmitidos.

 

Todo acabó el día en el que el raro amigo, “medio ido”, de la familia, les dijo:

. – El niño llora porque está deseando empezar a vivir.

  Y eso no se enseña en ningún libro. Ponerle música, llenar de colores y luces su habitación, pasearlo por los jardines, contarle imaginativas historias, que en vosotros solo vea luminosas sonrisas.

Es posible que siga llorando, pero lo que es seguro, es que lo estáis preparando para aprender a saber vivir.

 

Como diría tiempo después el abuelo: “aquello fue manosanto”.

 

 


domingo, 24 de enero de 2021

DE DOMINGO A DOMINGO... (XXl)


 

FUNERAL POR COUNT BASIE

 

(Antonio Prieto Núñez)

 

Las trompetas de hora lenta en las playas del crepúsculo

danza mortal de los gatos

en el sortilegio de la luna

cuando la lágrima estalla

en el interior de la piedra

y crecen las hogueras

largas como los brazos.

 

Hay un baile de crisantemos en la noche del grito

cucharillas de siniestros cafés de sombra

una huida de los amantes

por las venas del cristal

pues ya son conocidas las coordenadas del cuchillo

y derraman estrellas las manos

del adolescente asesinado en alta mar

que llora azul.

 

Silencio.

No hay fuego ni sus dientes para esperar la aurora

ni tan solo manos que olvidar en la arena

el piano es una playa de soledad

donde lloran los negros

y vuela la última alondra sin alas de la miseria.

 

Es tarde ya para arrojar

el alma de las mariposas contra el hielo

suspiran los amantes sobre lágrimas de lodo

y es tan cruel la caída de las rosas

que sin trenes ya para esperar el delirio

se ahoga la trompeta del adiós

en las playas azules de la ruina.


jueves, 21 de enero de 2021

CIELO TRICOLOR


 


 

Cuantos ídolos rotos

se van acumulando con el paso de los años,

en el desván desvaído de un tiempo que resiste,

mientras se van manchando de tristes humedades,

los muros que soportan la esperanza.

Ya no quedan efemérides a las que agarrarse

y un verdín de olvidos humedecen los arcos de triunfo,

mientras solo la rabia y un certero desencanto,

carcomen el tinglado de un viejo sistema que se acaba.

 

Con este relato que dejamos a la historia,

se avergüenza las estrellas

de tanto relumbrón apócrifo,

de tanta vida desahuciada,

de tanta jaula donde viven ruiseñores,

sin que nadie escuche su trino estremecido.

 

No era esto lo que soñaba,

cuando todo podía inaugurarse

y un ramo de palabras, relucientes y nuevas,

nacían para ofrecerse al tiempo venidero.

 

Cuando cada mañana era posible

el milagro que estaba por hacerse

y con versos de hechos y utopías,

naciera el poema definitivo

que devolviese la libertad y las sonrisas.

 

Parece que no pudo ser:

aquellos alacranes que escupían su odio,

en los tristes días de mi infancia,

han sofisticado su veneno, pero siguen ahí,

escondidos en la bruma, con su aguijón preparado,

con palabras que quieren parecer nuevas,

aunque se ajan, desvaídas y rancias, en los viejos diccionarios.

 

Pensamos que son pocos,

pero todavía quedan bastantes oídos dispuestos,

ensuciados con cerumen de nostalgia,

que no fueron educados para bellas sinfonías,

y solo están atentos a arengas cuarteleras.

 

Hasta el día que aves de colores nuevos

surquen un cielo que nos muestre la paleta definitiva

que nos libre del runrún desalmado, de viejas águilas negras.


miércoles, 20 de enero de 2021

ACALARACIÓN DEBIDA

 

Permitirme una aclaración a mi relato de ayer “Fumador empedernido”.

 

A causa de una prosa no meditada y poco rigurosa, la mayoría de los comentaristas del escrito, habéis confundido al fotógrafo con el personaje.

Cuando lo he releído, he podido comprobar que la culpa de tal confusión, ha sido totalmente mía, al no poner “buen fotógrafo” delante de Antonio Merino.

 

Hace muchos años que el fotógrafo y yo perdimos el contacto y no quisiera, que allí donde esté, pensara que le escamoteo su verdadera personalidad, por la de un trabajador de bodega, que por cierto, también es digno merecedor de su homenaje.

 

O simplemente con poner debajo de la fotografía: Autor Antonio Merino, se hubiese arreglado el entuerto.

 

¡Ay, los jodidos años!


martes, 19 de enero de 2021

FUMADOR EMPEDERNIDO


 

Rebuscando papeles, me he encontrado con esta vieja fotografía de mi buen amigo MERINO, con el que durante mucho tiempo, colaboré en la portada del Lanza dominical, periódico diario de la provincia de Ciudad Real.

He removido mis papeles y he dado con el escrito con el que acompañe esta vieja fotografía.

Se publicó en el diario del que os he hablado el día 18 de mayo de 1.975.

Para no asustarme, no cuento los años pasados. Pero sirva como homenaje al buen amigo Merino.

 

En el rincón más fresco de la bodega, después de la última “cinta” de vino ha sido el ritual, lento y acompasado, de liar el cigarro.

La petaca repleta sacada de entre la faja, el papel de fumar Indio Rosa, el chisque de pedernal y mecha y la conversación entrecortada, azoriniana casi.

El humo juega a figuras caprichosas, entre el sol que se cuela por cualquier rendija y los dedos del hombre del cigarro se parece más a los sarmientos, tintados por el marrón de la nicotina.

Las pipadas largas y profundas, de las que llegan hasta los talones, como un Humphrey Bogart de boina y pana.

Y fuera, la gente corre y enciende pitillos con raras boquillas, que se consumen al momento y el humo no tiene ilusión de arabesco, porque es otro de los muchos humos que llenan la calle.

 

Yo sé que en el mundo de hoy, es necesario llevar los cigarrillos hechos, encender con un encendedor que no falle y morderle a la boquilla para que se desahogue la rabia.

Pero de vez en cuando, nos sería muy necesario liar pausadamente un cigarro de picadura en el lugar más tranquilo de la bodega, mientras entre “cinta”  y “cinta” se paran los relojes y dentro puede sentirse esa rara sensación de estar de acuerdo contigo mismo y dispuesto a estarlo con los demás.


domingo, 17 de enero de 2021

DE DOMINGO A DOMINGO... (XX)


 


MUSICA DE FONDO

(J.M. Caballero Bonald)

 

Llega el momento de decir la palabra

y se la deja fluir, se la ayuda

a resbalar entre los labios,

anclada ya en sus límites de tiempo.

La palabra se funda a ella misma, suena

allá en el corazón del que la habla

y trepa poco a poco hasta nacer

y antes es nada y sólo una verdad

la hace constancia de algo irrepetible.

 

Súbitamente esa palabra aumenta

el hallazgo caudal de la memoria,

boga sobre los hombres que la escuchan,

gira anhelante entre vislumbres

y se alza más y más y se perfila, pule

sus bordes balbucidos, se nivela entre sueños.

 

Después inicia su holocausto.

Función de amor o de vileza.

la palabra se gasta en los oídos,

puebla sus márgenes de brozas,

se torna vana, amago de un aliento,

oscuridad final y sin sentido.

Está cayendo ya hecha pedazos.

Rescoldos sumergidos, restos

de rescates sin fondo, flota y flota

sobre las intenciones proferidas,

entre el silencio de las conjeturas.

 

Es nada la palabra que se dijo

(no importa que se escriba para

querer salvarla), es nada y lo fue todo:

la música del mundo y su apariencia.

 

 


miércoles, 13 de enero de 2021

¡¡POR FIN!!!


 

Se ha retrasado unos días, pero por fin tengo ordenador nuevo. Me perdonareis la ausencia mientras le voy cogiendo "el tranquillo".

Hasta ahora he estado utilizando un "portátil" de una de mis hijas y ahora debo cargar algunas cosas que tenía y que se han perdido.

Afortunadamente, no han sido trascendentes, aunque tengo que gastar un tiempo en restituirlas, para poder trabajar como antes.

El domingo espero estar con vosotros de nuevo.



martes, 12 de enero de 2021

CUMPLEAÑOS


 


85 AÑOS


Nací a nieve, frio y a gemidos

y el presagio de carne amoratada

es ahora la sensación baldada

del que ya va contando los latidos.


De nombre Juan y simples apellidos

en mi larga historia quedó guardada, 

un pasar por la vida de callada,

buscando en las palabras coloridos.


Ahora que voy de anochecida,

sigo recontando los fracasos

y aun sabiendo que vivo a ras de suelo,


he tratando de enderezar mi vida

poniéndome siempre a mirar el cielo

de espaldas a donde mueren los ocasos.



domingo, 10 de enero de 2021

DE DOMINGO A DOMINGO... (XlX)











                                                HOMBRE TAN DE TIERRA TIERRA


(Juan  Alcaide  Sánchez)

Mi vida solo ha sido
ese alpargate enorme de una barca.
Tripulación de nadie en un anuncio
sujeto en una alcayata.

El mar y el aire, idénticos.
Sobre la triste playa,
lo mismo en el vapor sin singladuras
que el tacón y la suela sin jornada.

hombre de tierra tan de tierra tierra...
Lobo con la cuadernas destrozadas...
Una esquina...una ola...
!Dolorosa prisión de la distancia!

Colón sin Nuevo Mundo.
Don Quijote sin Mancha.
La cometa, sin polen de la rosa;
la brújula, sin fiebre nivelada.

Un poquito de barro y mar -!y cielo!-...
!Un estraperlo de la infancia!

martes, 5 de enero de 2021

HA NACIDO UN NIÑO, SE HA ROTO UN PAISAJE



…y paz a los hombres de buena voluntad.

 

Un halo cálido de vaho salió de la boca del oficiante, mientras un pecoso monaguillo escondía sus manos en las anchas bocamangas de puntillas y bordados, no por aparentar un gesto beatifico, sino por darle calor a sus manos ateridas.

En el segundo banco, Damián el hijo mayor de Nicasio, el de los “Canchollos”, contemplaba absorto la belleza románica de la capilla. A su lado, su hermano pequeño golpeaba nervioso el suelo con los pies, queriendo ahuyentar el frio que se enroscaba entre sus dedos.

 

…podéis ir en paz.

 

.     .     .

 

La chimenea era el rincón caliente y vivo de la estancia.

Por la ventana contemplarse el contraste blanco y gélido de la nieve en las montañas.

Había como una luz distinta y nueva que enmarcaba de claridades, los contornos del pozo, del carro con los varales apoyados en el suelo y los puntiagudos riscos que se intuían en el horizonte.

. - Venga abuelo, tómese esta copa de cava, que es Nochebuena,

. - ¡Quita de ahí!. No quiero de eso que se me meten las burbujas por la nariz y estornudo.

Esa es bebida para vosotros, los de la capital. A mi, en todo caso, dame un vaso de vino.

. – Si tu bebes vino, yo también, dijo dejando la botella sobre la mesa y llenando dos vasos de la jarra de barro mediada de vino.

Se fijó en las arrugas de su cara, como surcos arados con esfuerzo y no siempre provechosos resultados.

Sus manos se agarraban a la garrota, haciendo resaltar las nervaturas de sus dedos, como sarmientos.

Con mano temblorosa se llevó al vaso hasta sus labios resecos, acabando el contenido. Con un pañuelo de yerbas limpió su boca y la lágrima perenne de su ojo derecho.

Con gesto parsimonioso, sacó la petaca y lió un cigarro.

. -Damián, ¿cómo van esos estudios?

. – Este año termino, abuelo.

. – ¿Y que vas a hacer?

. – Ponerme a trabajar cuanto antes y casarme.

El abuelo no contestó. Dio una profunda calada a su cigarro, se limpió los pantalones de pana marrón , moteados de ceniza y con la punta de la garrota, removió las brasas de la lumbre.

.     .     .

En el portal de Belén, hay estrellas sol y luna…

 

Le costaba dejar el sopor caliente de las sabanas. Le dolía un poco la cabeza y una sensación amarga y salobre le resecaba la garganta. Le cargó la culpa al último vaso de vino trasegado con el abuelo.

Pugnaba entre el deseo de salir al campo y la quietud calurosa de la almohada. Al final se decidió por lo primero.

El agua de la palangana estaba helada y le espabiló. En la estancia el abuelo seguía en el mismo sitio de la noche anterior, como si no se hubiese levantado de la silla y seguía removiendo las brasas con la punta quemada de su garrota.

. – Buenos días, abuelo.

. – A la paz de Dios, Damián.

El puchero de café hervía encima de las trébedes. Se sirvió medio tazón, después de colarlo con un trapo que antaño fue blanco y ahora era marrón y con pequeñas granzas del recuelo. Lo terminó de espabilar y le calentó el cuerpo.

. – Voy a dar un paseo.

. – Abrígate.

El tenue sol, al no poder competir con el cierzo que se adueñaba de la mañana, se entretenía en reflejarse en las gotas de rocío que pespunteaban los campos y en poner un blanco distinto a las paredes enjalbegadas.

Fue paseando junto al rio, llenándose de aire y de paisaje.

Los chopos, firmes, erguidos, parecía como si vigilasen el continuo y rumoroso pasar de las aguas.

Al fondo, la montaña cerraba el mundo maravilloso del valle, como abrazándole, como defendiéndole.

Sentía la hierba fresca a sus pies mientras los ojos se le llenaban de claridad.

En una revuelta del rio, notó como un frío distinto convulsionaba su cuerpo. Delante de él, se había roto el paisaje. Al mirar de frente, sus ojos no se llenaban de montañas. Los chopos se habían encorvado y las aguas del rio no encontraban su camino. Se había perdido el color jugoso de la hierba y hasta la nieve se había vuelto marrón.

Delante de él, un enorme muro ceniciento que cortaba el paisaje con un terrible guillotina fría y gris. En ese muro y con y con enormes letras rojas podía leerse la palabra DEMOLICIÓN.

 

.     .     .

… ya vienen los Reyes Magos, caminito de Belén..

.- Pues yo este año, quiero un scalextric. El hermano pequeño repetía la misma cantinela tirando del vestido o la chaqueta de todo el que pasara a su lado.

. – Y usted, abuelo, que le ha pedido a los Reyes Magos.

. – Nada, Damián, no quiero que me traigan nada. Bastante es con que me dejen aquí, disfrutando de lo que fue mi vida.

Aquella noche Damián, 23 años, mentalmente pidió a los Reyes Magos algo para él, para su abuelo, para los futuros biznietos de su abuelo y para todos los hombres y mujeres de aquel lugar que estaba predestinado a desaparecer bajo las aguas, en aras de no sabía que ventajas.

Y pidió para todos, un mundo donde los ríos fluyeran libres y limpios, los chopos murieran y vivieran de pie, con hierba verde y nieve blanca, donde los pájaros pudieran volar libres, los campos no tuviesen barreras y los pueblos siguieran en los mapas.

Un mundo donde no se pudiera amaestrar ni el agua, ni los animales, ni los hombres.

 

…La Noche buena se viene, la Nochebuena se va y nosotros nos iremos y no volveremos más.

 

. – Bueno, esto se acaba. Mañana a Madrid, a la pelea.

. – No padre, yo me quedo aquí, con el abuelo.

. - ¿Pero qué vas a hacer tu aquí?

. - Nada. Sentarme a la lumbre y esperar a los Herodes que vengan a degollar el paisaje.

El abuelo sacó su pañuelo de yerbas y se limpió la sempiterna lágrima que caía de su ojo derecho.

Imagina el que esto escribe, que a lo mejor no era la lágrima de siempre la que se limpiaba.



 

domingo, 3 de enero de 2021

DE DOMINGO A DOMINGO... (XVlll)


 

SONETO

(Octavio Paz)

 

El mar, el mar y tú, plural espejo,

el mar de torso perezoso y lento

nadando por el mar, del mar sediento:

el mar que muere y nace en un reflejo.

 

El mar y tú, su mar, el mar espejo:

roca que escala el mar con paso lento,

pilar de sal que abate el mar sediento,

sed y vaivén y apenas un reflejo.

 

De la suma de instantes en que creces,

del círculo de imágenes del año,

retengo un mes de espumas y de peces,

 

y bajo cielos líquidos de estaño

tu cuerpo que en la luz abre bahías

al oscuro oleaje de los días.