En principio no le
hicieron mucho caso. Eran primerizos y ya sabían, por los libros comprados al
efecto, que los lloros eran naturales en los primeros días de vida del bebe
recién nacido.
Pero aun siguiendo a
rajatabla los consejos de los expertos autores de esos libros de ayuda, no
conseguían que el bebé callase.
De nada valía,
mecerlo, arrullarlo, envolverlo en una mantita, cambiarlo de posición,
ofrecerle pecho o el biberón y otros trucos
trasmitidos.
Todo acabó el día en
el que el raro amigo, “medio ido”, de la
familia, les dijo:
.
– El niño llora porque está deseando empezar a vivir.
Y eso no se enseña en ningún libro. Ponerle música, llenar de colores y luces su habitación, pasearlo por los jardines, contarle imaginativas historias, que en vosotros solo vea luminosas sonrisas.
Es posible que siga llorando, pero lo que es seguro, es que lo estáis preparando para aprender a saber vivir.
Como diría tiempo
después el abuelo: “aquello fue manosanto”.
Y si lloraba seguro que era de emoción.
ResponderEliminarUn abrazo.
A veces la solución está en lo más sencillo, un abrazo Juan!
ResponderEliminarAsí es, así nos dicta la experiencia....a quienes la tengan!
ResponderEliminarGran verdad apreciado amigo, la inocencia y falta de experiencia a veces lleva a situaciones un poco inverosímiles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un abuelo sabio, que sería necesario tener cerca, por prescripción facultativa. cada vez que una criatura viene al mundo, esa sabiduría no se encuentra en los libros, sólo en el alma curtida en vivencias de los abuelos.
ResponderEliminarTu entrada ha sido "manosanto" para dar un toque de ternura y esbozar una sonrisa que nos hace tanta falta, en estos tiempos que corren.
Gracias querido amigo, un abrazo.
Qué bonito y tierno mensaje nos dejas, Juan. A veces, no es seguir un padrón... tan solo la intuición del corazón para abrazar desde dentro, hacerse sentir. Me ha encantado leerte.
ResponderEliminarMil besitos para ti y muy feliz día.
Que tierna tu historia de hoy Juan.
ResponderEliminarQuizás, a veces, sobreprotegemos a quienes mas queremos, cuando lo que necesitan es un poco de vida libre :))
Un fuerte abrazo.
Generalmente es mejor actuar con naturalidad, en vez de tratar de seguir los libros a rajatabla. Hay que saber leer entre líneas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un consejo impagable, todos debemos tener una amigo medio loco en la familia, (alguien te diria que en mi familia soy yo). Aprender a vivir mientras enseñamos ese es el quid. Y ahora mi aplauso por esa historia tan tierna y bien narrada.
ResponderEliminarMe has recordado que durante muchos años, tuve la colección de "Ser Padres", justamente empezó la revista con la segunda niña, ya no tuvimos más, y sobre lo de ser padres diré que se aprende con la práctica y aún así, con cada una de mis niñas fui diferente como padre, con la mayor más duro, con la menor más permisivo, tengo la suerte de que no han salido mal, cada una de su padre y de su madre, pero contento.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los abuelos, después de los padres, son imprescindibles para "interpretar" los llantos del crío, así ha sido durante siglos y siglos, hasta hoy. Son tiempos memorables y preciosos. El tacto, muy necesario ¡Palabra de abuela!
ResponderEliminarBesos,
Lo más simple es lo más efectivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Mira tu que yo aún no tengo claro, si nacemos porque queremos salir al mundo, o bien nos echan del claustro materno. En cualquier caso, ¿no es para ponerse a llorar? Y eso que no sabemos las putadas que nos esperan.
ResponderEliminarEl "medio ido" era muy sabio. Si todos los niños se criaran así... este mundo sería bien distinto.
ResponderEliminarMe ha encantado esa profundidad que encierras en pocas líneas.
Un abrazo :)
"Manosanto", cada llanto de un bebé es un mundo por descubrir.
ResponderEliminarUn tierno relato, Juan.
Abrazos
Una historia llena de ternura. Saludos amigo Juan.
ResponderEliminarLos consejos de loa mayores van muy bien, a veces micho más que los grandes tomos de afamados pediatras.
ResponderEliminarMuy chulo el post. Un abrazo, y feliz día
...LA OTRA PARTE DE ESE MENSAJE SERÍA..Y EL ABUELO LLORA PORQUE NO QUIERE DEJAR DE SENTIR LO BELLO DE LA VIDA...
ResponderEliminarUNA DE LAS COSAS QUE ME PREOCUPABA DE ESTA PANDEMIA ERA EL QUE SI CAÍA ENFERMA YA NO VERÍA MAS A MIS HIJOS O NIETOS...NI PODRÍA DISFRUTAR DE LA VIDA...HASTA QUE ASUMÍ QUE DESPUÉS, CUANDO ME VAYA ESO YA NO ME IMPORTARÁ NADA PORQUE NO SENTIRÉ NADA...UN BESO ENORME COMO LA DISTANCIA, AMIGO FRANCISCO
Una historia, que casi todos los padres hemos pasado y sentido...Los abuelos son los sabios, que debemos cuidar y atesorar siempre. Ellos conocen los secretos y misterios de la vida.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño, Juan.
Bom dia. Juan, emocionante parabéns.
ResponderEliminarCuantas curiosidades, a veces lloran porque extrañan su mundo feliz en la panza de la madre.
ResponderEliminarA venido a la vida y como es lógico quiere aprender a vivir. Sabio consejo, besos.
ResponderEliminar