martes, 26 de abril de 2011

BUSCO UNA PALABRA



BUSCO UNA PALABRA

Queda poco tiempo
y sigo sin encontrar
la palabra necesaria.

He recorrido diccionarios,
desmenuzado antologías.
He tratado de aprender
del gorjeo de los pájaros.
La he buscado, en los primeros
y virginales balbuceos de los niños.

Y sigo sin dar
con la palabra necesaria.

Busco la palabra,
que haga asonancias con la risa.
Que sepa ordenar los laberintos,
Que no pueda escribirse
en el frío dintel de los adioses.

La palabra que borre las fronteras,
que empuje a los abrazos,
que desmenuce los relámpagos,
que sepa encontrar
el metal escondido de la espuma.

La palabra definitiva
que sepa llevarnos
a la tranquila orilla
donde todos los sueños son posibles.

miércoles, 20 de abril de 2011

LE ROBARON UN COLOR A LA BANDERA




                                                                 Para mi buen amigo Peptxu,
                                                                  que siempre la lleva ondeando
                                                                  en su corazón.
                                                                
Le robaron un color a la bandera
y la libertad
tuvo que ondear a media asta.
Le robaron un color a la bandera
y el arco iris
tuvo que buscar entre cunetas
el morado dolor que le faltaba.
Le robaron un color a la bandera
y todos los poetas
tuvieron que preparar sus pasaportes.
Le robaron un color a la bandera,
y los tallos de las rosas
se quebraron por la angustia.
.
Las bordadoras de sueños
llenaron los insomnios
y Mariana Pineda, bordó con hilos de llanto
el negro cañamazo de la verdad sojuzgada.

Le robaron un color a la bandera
y por toda Granada se cerraron las esquinas,
tratando de esconder a Federico.

Le robaron un color a la bandera
y la muerte llenó de espasmos
el copioso cartel de las ausencias.

Le robaron un color a la bandera
y en los árboles genealógicos
reverdecieron los toisones,
mientras, una casta numerada,
le usurpaba al pueblo, este si soberano,
la razón y la palabra.

viernes, 8 de abril de 2011

CUANDO TE ENSUEÑO EN LA MUSICA



Cuando te ensueño en la música
las notas son besos que queman en mi boca.
La noche,
con alas de ausencia,
revolotea
entre el humo prohibido
y los dados de hielo,
rebajan la apuesta
del alcohol que libera.

Cuando acaba la música
y empieza la tristeza,
repito tu nombre como una letanía.

Hasta que la luz llega
y el tiempo,
como una alondra nueva,
se posa en mi ventana.
Su canto es el presagio
de tu carne acogedora.

Descabalgan  los violines.
y desafinan los pianos.

Y yo  encuentro la armonía,
en la  carnosa partitura de tus besos.

domingo, 3 de abril de 2011

NATURAL DE ...




Cuando estampé los datos requeridos en esta bitácora, en el apartado Ubicación, puse Benicassim y no falté a la verdad, pero me quedó como un cierto regusto de tristeza, por no poner ese Valdepeñas que tan dentro llevo.
Y es que nunca sé a qué patria quedarme. Ahora que tan de moda están los nacionalismos, las identidades y las rayas divisorias, dentro de mí se difuminan las barreras de los sentimientos hacia la tierra que me ha visto nacer y crecer y la tierra que me cobija, ahora cuando los años apuntan inexorablemente al final.
No podré renunciar nunca al amor a mi primera patria. A la patria de mis primeros llantos y mis primeras risas, la de mis juegos, la del sabor irrepetible a cocina de mi madre, la del olor a mesa camilla y brasero, a vendimia. La patria iniciática del primer y balbuceante  amor y del amor definitivo.
Uno acaba construyéndose con retazos de amigos juveniles, con primeras lecturas, con consejos del primer maestro, con renuncias dolorosas y pequeños descubrimientos. Hasta el paisaje del lugar donde naces, termina por poner marco al futuro de tu existencia.
Quizás por eso, dentro de mi existe una porción como parda y umbría, como árida y sin límites, retrato de esa Mancha que me vio nacer. Afortunadamente también sigo columbrando en el horizonte molinos de viento con aspas de ilusiones, a pesar de la herrumbre que empieza a carcomer la maquinaria.
Quiero y entiendo a esa tierra seca, alejada, maternal y sufriente y la quiero cada vez más, porque siempre se ama a lo que se añora.
Pero tengo otra patria a la que también quiero y necesito. Es una patria encontrada. La que me ha dado el trabajo y el sustento, (yo no me avergüenzo de las patrias con forma de puchero), la patria donde han crecido mis hijas, donde han fundado familias, donde yo, definitivamente, he sido.
Es una patria mediterránea y frutal, barroca y luminosa, musical y lúdica. En definitiva, el contrapunto necesario para llenar de colores vivos el páramo excesivo de mi tierra.
Confieso que las quiero a las dos –y no estoy loco- y las necesito por igual. A la primera porque mis raíces están profundamente arraigadas en esa tierra de surco y sudor y a la otra porque ha permitido que al tronco de mi existencia le nacieran hojas verdes y risas, frutos de luz y sosiego.
…… y luego está el mar.
Este Mar Mediterráneo que me tiene agarrado por los sentimientos, con su paleta de colores, la canción de sus olas y su bordado de espumas.
Este mar que me anuncia cada mañana que la inmensidad existe, que la belleza puede ser cambiante y colorista y que la naturaleza, cuando quiere, nos enseña la primera lección de aproximación al arte.
De ese mar de espigas de mi patria chica, que le hacían cosquillas a las nubes, he pasado a este mar que besa al cielo, mientras lo abraza en el horizonte.
Mi definitiva patria actual está hecha de lus y sombra, de frío y brisa, de marrón y azul, de seriedad y gozo, de cardencha y palmera, de seria quietud y musical fantasía.
Una es la que dice mi carnet de identidad y la otra no aparece en ningún documento, pero las dos ocupan el mismo espacio en mi corazón.
Valdepeñas, donde nací. Benicassim, donde elegí varar mi barca, cansado ya de bastantes singladuras.