OTRA
VEZ EL MAR
Me
encuentro con el mar y sus misterios
y
el solo roce frío de sus aguas
hace
que tiemble este cuerpo viejo
que
apenas puede sostenerme.
Atrás
ha quedado la tristeza
olvidada
en el rincón
más
negro y recóndito del recuerdo.
Me
tumbo en la arena
y
puedo leer, a cielo abierto,
las
páginas escritas de sus nubes,
mientras
la brisa me cuchichea en el oído
sus
historias errantes y salobres.
Me
rebozo de sol
y
cuando se desparraman los relojes
y
la arena marca la página del libro que no leo
vuelvo
de nuevo al mar,
siguiendo
la cadencia de esa ola
que
camina irremediable hasta la playa.
Cuando
la tarde cae y mi cuerpo acepta
esa bendita transfusión de sol y brisa,
vuelvo
al sigilo de la vida,
inmune
ya a todos los naufragios.