NOCHE
DE TORMENTAS
La
noche se desnuda con campanadas de lluvia. Luces intermitentes, anteceden al
ruido de un cielo que se desmorona.
El
mar, con un huracán de vientos rabiosos, nos habla de su edad con toses de
caverna, mientras las olas, antes elegantes, descomponen con su rabia la
borrada línea de la playa.
No
puedo dormir. No sé si por la tormenta o por esta indiferencia cósmica, que no
acaba de programar aquello que de niño la vida me ofrecía.
Una
luz en la mesita me dice que son las cuatro.
Se
acerca el alba, me temo que sin claridades y las dos tormentas continúan.
Hay noches que son más oscuras de lo normal. Mucho más oscuras. Noches que me gustaría que no saliesen nunca del rincón de los sueños, atraparlas y dejarlas encerradas en el arcón de la eternidad. Noches que no quiero recordar y sin embargo me resulta imposible borrar de la memoria. Hay noches en las que castañean las estrellas y la única luz que sobrevive es la lágrima que rueda por la luna.
ResponderEliminarLas tormentas generan iones positivos.
Abrazos.
En una noche oscura si encima hay tormenta, andamos desvelados toda la noche, eso ocurre a menudo, a todos.
ResponderEliminarLas tormentas nos quieren decir algo, y debemos escucharlas.
Feliz tarde Juan.
Un abrazo
Menudo tiempecito habéis tenido por el levante.
ResponderEliminarSaludos
Han sido días de tormentas a flor de piel y de oídos. Sin duda la noche trajo la presencia más pura de la tormenta en estado puro. Las del mar dejan, como dices de manera muy poética, temblando a las playas y dejando airadas a las rocas sorprendidas ante los embates
ResponderEliminarTexto muy bueno, con un cariño manifiesto a la naturaleza. Un abrazo
...aquello que de niño la vida me ofrecía.... Gran texto, sentido, musical y directo. Un abrazo! Siempre es grato leerte.
ResponderEliminar“Tormenta”, acaso el femenino de “tormento””?
ResponderEliminarVaya tormentas que has tenido, a veces me puede una de las tormentas.
ResponderEliminarBesossss
Pero las tormentas pasan... Y después sale el sol.
ResponderEliminarMalas son esas noches que nos mantienen desvelado sin quererlo...
Tu escrito, como siempre, muy bueno y tu imagen me encanta.
Qué cesen esas tormentas...
Un beso grande.
Dos tormentas en una noche, luces intermitentes nos desvelan, y los recuerdos no nos dejan dormir. Dos tormentas. Habrá que esperar a las claras del día. Un abrazo
ResponderEliminarMe aterran las tormentas y si es de noche, ni te cuento.
ResponderEliminarEse punto de humor de tu texto poético hace buenas migas con los diablillos de la imagen,que disfrutan dirigiendo las tormentas... Quizá porque al autor se le escapa el niño interior...
ResponderEliminarMi abrazo y feliz noche, Juan
¡Me encantan las tormentas! Atmosféricas, claro. De las "otras", las justas. Y aún ésas como lecciones a trascender.
ResponderEliminarTu escrito, poético, y revelador de gran habilidad en la expresión profunda: "las dos tormentas continúan", "aquello que de niño...", es un placer poder compartirlo en estas primeras horas de la mañana junto al canto de los petirrojos en los magnolios de enfrente.
Gran abrazo Juan.
Las tormentas no dejan dormir, es cierto. Oír el mar embravecido, iluminado por los truenos y rayos, tiene su belleza también...siempe que no se acerque mucho...
ResponderEliminarHala, a dormir...
Besos.
Hola Juán: si encima de las tormentas siguen aguaceros que provocan fuertes inundaciones. Entonces es muco peor. Espero qieu tu no hayas tenido esta mala pata. Mejor dicho: que no hayas sufrido esta desgracia. Muchos abrazos. Aparte de esto tu texto es muy bueno.
ResponderEliminarCon el alba las cosas se ven de otra manera, digo yo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Con pocas palabras nos envuelves en esa tormenta y en ese tormento. Menos mal que siempre amanece.
ResponderEliminarBesos
Somos parte de la Naturaleza, incluída la tormenta. Me ha gustado el paralelismo tormentoso.
ResponderEliminarUn abrazo.