Recado de sucumbir.- Oleo de Fco. Arjona
Hay
días que nacen tan interminables,
como
los malos sueños.
Nada
más descorrerse las cortinas del cielo,
parece
como si del aljibe de los relojes,
las horas
brotasen marrones y letales.
Un
tedio que se despeña,
por
lejanos abismos y oscuros horizontes,
llena
de indeseables canciones
el
bosque de los diales.
Amparándose
en las corbatas,
los
prohombres nominados
enjuagan
en café amargo,
desteñidas
oriflamas y repetidas jaculatorias,
tratando
de inventar rebuscados alfabetos,
con
los que enseñar el reptado diligente
de las
serpientes que les nacen.
Mientras
la mentira,
con
su verdín de odio,
silencia
carillones de lágrimas y blasfemias,
un
reguero de vencidos,
con
raídas etiquetas que no indican su destino
vagan
su silencio y su rabia,
esperando
que cualquier negociado
remache en su frente el sello de supervivencia.
La
tarde pasa ciega, sin futuro.
El
mar encabrita sus olas, para nada
y un
goteo de lágrimas empapan las basuras.
Todo
sobrevive en una paz impostada
y la
falta de gritos nos aboca
a la
amarga realidad de otro día sin historia
Y quedan los sueños, para terminar con tanta angustia.
ResponderEliminarSaludo enorme, Juan. Que tengas una linda semana.
Es un poema estupendo Juan, reconozco esos días y esos gritos ahogados, desde aquí no percibo ese mar encabritado pero si un viento frío de impotencia y esas lágrimas que gotean las basuras.
ResponderEliminarMuy bueno, la belleza de la palabra reivindicativa
Un beso grande
Hay muchas maneras de gritar a los cuatro vientos cuando algo nos duele o nos molesta... tus letras diplomáticamente lo dicen todo mi querido Juan!
ResponderEliminarUn placer pasar a leerte, te dejo un fuerte abrazo.
Esta invocación directa es efectista. Los hombres de corbatas, nuestros amos, buscan palabras extrañas -estoy pensando en el ministro L. D. Guindos- con las que salir adelante, avante sin la máquina de vapor que mueve todo el sistema: los ciudadanos. No permitirán que las pensiones suban lo que les corresponde.
ResponderEliminarSiempre aprendiendo de ti, Juan.
Un fuerte abrazo
Siempre nos queda la esperanza de un nuevo día, lleno de luz, de energía, de ganas, para demostrarle al mundo que nosotros también estamos aquí, y que les vamos a demostrar que no está todo perdido, que existen otras maneras y nuestras ganas de luchar. Porque espero que mañana con gente como tú o como yo, para todos nosotros, brille un nuevo y cálido día. Nadie nos podrá doblegar
ResponderEliminarUn abrazo