Poema, ya publicado,
recordando aquellas noches, ya lejanas, en las que cuando el sobre llegaba, no
sabía decidir entre el flamenco profundo
del Villa Rosa o el lamento negro de las notas del jazz en el Whisky Jazz Club.
El poema y el video,
quiero dedicarlo a Tracy, buena catadora de lo autentico y con la sensibilidad
suficiente para aprovechar esos casi quince minutos de quinteto de Pedro
Iturralde, que además cuenta con la guitarra de un joven Paco de Lucía.
UNA NOCHE EN EL WHISKY JAZZ CLUB
Pedro
Iturralde regalaba sonidos de ceniza.
La
noche llenaba de densos presagios negros
y
al fondo brillante de las copas,
le
nacían amargos posos de tristeza,
encharcados
en alcohol y humo de cigarros.
Las
desorbitadas miradas de los ases del jazz,
junto
a sus callados instrumentos,
adornaban
las paredes de ladrillos y recuerdos
y
viejos camareros, hacían mover la noria
con
cangilones de fuego etiquetado.
Había
una triste soledad en los silencios
y
solo el brillante sonido del saxofón,
con
su ternura viva,
presta
olor a las marchitas flores de papel
que
lloran su impostura en los viejos veladores.
Entre
ella y yo,
atravesando
las barreras del humo y la razón,
se
inicia un inconcluso dialogo de miradas furtivas,
de
palabras no pronunciadas,
de
presagios de caricias torpemente diseñadas
de
besos sin camino de ida y vuelta,
Salimos
a la noche
con
el swing pegado en los talones
y
un coro de barrenderos
consume
una triste danza de bienvenida
y
brillantes arcos de lluvia dirigida
hacen
de puente, en el colorista dialogo
de
parpadeos, suelos mojados y estrellas.
Cogidos
de la mano,
olvidamos
nuestro pulso entrecortado
que
no llega al peligro del incendio.
Se
ha roto el hechizo.
Acalladas
las notas que aceleraron los pulsos,
nos
vamos perdiendo por calles sin sentido
que
nos van llevando al desapego.
Y
aquella pasión, apenas iniciada,
se
disuelve en la noche
como
leve pavesa de desamor y tristeza.
En
el Whisky Jazz Club,
le
han puesto a los sentimientos los cerrojos.
El
saxo de Iturralde ya no sabe de caricias
y
lo mismo que nosotros,
va
perdiendo en la noche el brillo y los deseos.
Que delicia leerte mientras suena ese saxo.
ResponderEliminarUn abrazo poeta.
Preciosa entrada dedicada a Tracy, se lo merece.
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte, espero hayas pasado unas felices vacaciones.
Besos.
No has vuelto a publicar más.
EliminarTe dejo mis saludos deseándote una feliz tarde, amigo Juan.
Besos.
Me has emocionado sólo con la dedicatoria.
ResponderEliminarLa música fantástica además la madrugá es la hora propia para oírla, justo cuando la estoy escuchando, ¡como suena ese saxo ¡y mi vito! ¿se puede pedir más? Eres el detalle hecho persona, gracias.
La poesía no sé si te la había leído antes, creo que no porque me acordaría sobretodo del ambiente que rodea a estos dos artes de música y que tú describes tan requetebién que hace que te transportes a ellos y te imagines que estás allí mismo.
Un abrazo con toda mi alma, Juan.
¡Hola Juan!
ResponderEliminarPoes sí que hs venido con las pilas cargadas de tus vacaciones.
Preciosa poesía y bonita música, elaboradas por dos genios. Buen regalo para nuestra amiga Tracy.
Me alegra volverte a ver por el blog.
On beso.
la intensidad de tus letras me llega
ResponderEliminarme toca cuando las leo
Me encanta tu ritmo cuando escribes
Saludos desde el calor de Mi Tierra
Pedro Iturralde... Paco de Lucía... Juntos... Ufffff!!!
ResponderEliminarSí, ya estoy de vuelta y a partir de la semana que viene, nada de "enlatados".
Muchas gracias. por tus comentarios en mi blog a lo largo de agosto. :-)
Un bonito detalle y con fondo sonoro de lujo. :) No me extraña que tu amiga se haya emocionado ;)
ResponderEliminarUn abrazo,Juan. Y una sonrisa. :)