En la noche,
entre el humo y las
luces apagadas,
vuelan ángeles
extasiados,
que rompen las
alarmas,
anunciando que son
posibles los milagros.
Cuando el saxofón
suena,
se funden todas las
galaxias
y solo nos alumbra,
el ritmo caliente
que marca el batería.
Por su condición de
ave,
el saxo sigue
sonando
mientras los pulsos
se paran.
Y la vida, que va a
lo suyo,
se sigue
entrecortando, entre suspiros.
Mientras, la
libertad,
incuestionable
madre de esta música,
nos enseña a ser un poco mejores.
JOHN COLTRANE
Precioso poema para acompañar el saxo y su cadencia, Juan, gracias, un abrazo!
ResponderEliminarDos música que casi son hermanas, el jazz y el flamenco, que surgen de la pobreza y de la marginalidad hasta que se han convertido en universales.
ResponderEliminarUn abrazo.
Menos tiros y más música es lo que nos hace falta.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que bonito poema, el saxo tiene su belleza en la tristeza vestida de musica que nos transmite.¡¡Aplausos!!
ResponderEliminarmariarosa
Es como escuchar jazz, has conseguido una cadencia realmente bella con tu poema.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querido Juan.
Me dijo mi maestro, que era la mejor música, el mejor sonido y el tipo de cadencia perfecto, para encerrarse en el laboratorio de fotografía, con la intención de terminar la obra y sin pensar en hora de salida. La ventaja de ser autodidacta, es que casi nunca te peleas con tu maestro.
ResponderEliminarCuando estás en una sesión de jazz, mientras dejas que los pies bailen a su ritmo, el espíritu se va más allá de lo conocido, para adentrarse en otra dimensión, como bien dices una libre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
El jazz es la música más libre de todas, “El Rock es una piscina, el Jazz todo el océano” Carlos Santana, y lo suscribe una seguidora del rock. Abrazos
ResponderEliminarHoy me quedo sumergida entre tus palabras y las notas de ese saxofon....no sabes cuanto bien me hacen.
ResponderEliminarUn beso grande
Tus dos últimos textos dan mucho que pensar.
ResponderEliminarJunto al placer y el calor de un saxo que nos rebuja, tan cálidos ambos,
la mente viaja hacia otras realidades que encogen el corazón.
¿Hacemos lo que debemos, Juan L.?
Belleza de poema y de música. La imagen acompaña haciéndose oí mientras lees el poema,
ResponderEliminarUn trío compacto.
Un abrazo
Como un ángel extasiado nos muestras con qué facilidad la música y la poesía pueden arrancar milagros...Juan.
ResponderEliminarRealmente mágico e inspirador, amigo poeta.
Qué poemazo!!!
ResponderEliminarTe felicito.
El saxo como ave... pues sí... en cierta manera vuela y además contagia ese vuelo.
Me han dado ganas de escuchar jazz.
Luego lo haré.
El jazz y la libertad van de la mano.
Y en este poema se besan.
Saludos.
Nos enseña a ser un poco mejores, pero somos muy malos alumnos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Como dice Carmela, dejo que hoy, ahora, el jazz me sumerja...
ResponderEliminarAbrazos Juan. Excelente entrada!
Cierto, has descrito perfectamente la sensación que tengo cuando escucho jazz. Un poema muy inspirador. Gracias, Juan. Por tu poema y por la música. Besos
ResponderEliminarVersos que se acoplan perfectamente con el estilo del jazz! Un abrazo, Juan. Que sigas bien.
ResponderEliminarMúsica y poesía `¡que delicia! me ha cautivado y seguro que el sueño esta noche será reparador
ResponderEliminargracias querido amigo por este regalo
Un abrazo
Me encanta el Jazz, me ha atrapado esta entrada con el poema (desde luego no hay mejor palabra para definir el jazz: "libertad") y la pintura, encima con el sonido de uno de los grandes, ¡John Coltrane!
ResponderEliminarSaludos!