Cuanto
roto dolor, cuanto quejido
se
escapa por la entraña de mi vida.
Como
duele esta marcha sin partida
y
este ansia sin brote y sin latido.
Cuanto
perdido aliento, si he querido,
encontrar
de mi cárcel la salida.
La
última ilusión, de luz transida,
se
murió sin reflejo y sin sentido.
¡Cuántas
lunas sin luz y sin llegada,
corriendo
por los ríos de mis venas
alumbraron
mi sangre ilusionada!
¡Cuánto
lirico anhelo repetido
fue
el trágico minero de mis penas!
¡!!Cuantos
sueños ahogados en olvido!!!
Antes he venido y no se leía, es un poema precioso pero ttriste por ese ahogo de sueños en el olvido.
ResponderEliminarUn beso muy grande Juan
Cuanto sentimiento Juan...un chillido, como impotente, asi lo siento al leerte, no pienses en los sueños ahogados, sino en los conseguidos y en los que aún puedes cumplir...un abrazo
ResponderEliminarHay muchos días, mañana será un nuevo día.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuando el dolor se convierte en letras y además es comprensible, casi táctil, una de dos o el poeta ha hecho un pacto con él para dejarlo fluir, o lo conoce tan de cerca que lo plasma en tinta, haciéndolo visible y comprensible incluso a los inertes de sentimientos.
ResponderEliminarCuando nos acercamos al limite el lenguaje es la necesidad..por cuanto quedó atrás. Cuando uno sabe lo que le ha ocurrido y que le dejará de "ocurrir..Allí nace como un balance de sueños rotos que no fueron de sueños nuevos que o llegarán..En realidad lo hace para permanecer en el marco de la paradoja de la existencia.. lo nuevo de la vida es la vejez. Queda atrás..o escrito en su alma y en estas letras..lo que pasó..no pasó y no pasará.
ResponderEliminarSaludos desde el sur..