lunes, 23 de abril de 2012

DE VUELTA




El pasado día 2 de abril, os pedía permiso para ausentarme, dando a entender que en quince días no aparecería por estos lares. He faltado a mi palabra: “lo siento mucho; me he equivocado y no volverá a ocurrir”.


No vayan a creer que algún empresario saudí me ha patrocinado unos días extras en el viaje ya programado. Nada más lejos. Uno no tiene embajadoras de buena voluntad que sean capaces de conseguir lujosos eventos y compartidos aposentos. Y si así fuera, menuda es la reina de mi casa, no es que se resista a compartir almuerzo conmigo, es que me pone de patitas en la calle, con la maleta y el toisón incluido.

Ha sido mucho más simple. El viaje ha durado los días previstos, pero la otra semana, ha habido que dedicarla a poner en orden las maletas y sobre todo, los recuerdos.

Mi amiga Esillevanía, me pedía en su comentario que le gustaría que pusiera en palabras lo visto, contemplado y admirado.

Me suelen faltar palabras cuando trato de explicar mis sensaciones felices y todo el viaje ha sido un agradable rosario de felicidades.

Primero Madrid, al que he encontrarlo gris, un poco sucio y enfurruñado, pero hemos sabido encontrar la luz y la belleza, primero en el Museo del Prado, recordando y volviendo a admirar los Rembrandt, Tiziano, Rubens, Velázquez, Caravaggio,  Goya.

 Y después en el Museo Thyssen, la magnífica exposición de Marc Chagall, con los brillantes colores de su primera época, en la que pensaba que “el arte es el esfuerzo incesante de competir con la belleza de las flores…sin triunfar jamás” y las oscuras tonalidades que son como tenebrosas pesadillas, solo explicables por la muerte de su esposa.

Después el disfrute casi sensual de la primeras vanguardias, la pintura holandesa y el impresionismo, de la colección Carmen Thyssen.

Gracias a esos modernos medios de locomoción que tanto han proliferado en nuestro país y que ahora estamos pagando a un precio demasiado doloroso, en poco más de dos horas estábamos en Sevilla.

La luz ya no era el milagro de un pincel, ni la sabia mezcolanza de colores en una paleta. La luz nos recibía con su multicolor abanico de brisa, para enseñarnos que también las penas se pueden olvidar gracias al milagro de una sonrisa.

Se entreabren las puertas de la dicha dejando entrever un puñado de claridades.

Y un olor intenso a azahar es  nuestro amable compañero, el anfitrión idóneo para pasear por esas calles, donde me gustaría perderme y termino por encontrarme.

Aquí, el arte no hay que buscarlo en protegidos edificios, te lo encuentras a cada paso: en la risa de un niño, en los ojos de una mujer, en la gracia sin tapujos de quien te atiende, en los patios abiertos, en el color de las flores, en el barroco colorido de los escaparates, en la fría manzanilla que acaricia la garganta, en los  recoletos rincones de las plazas, en las nubes, como blancos girones pintados con alas de golondrinas.

Y en ese río que separa a Sevilla de Triana.

No pretendo dar envidia, pero me aflora el recuerdo de un glorioso bodegón vivido: un plato de gambas blancas de Huelva, unas tortillas de camarones, una botella de manzanilla y dos catavinos, sentados a la vera del rio en Triana, A nuestros pies, el rio y enfrente una postal de Sevilla con una real y próxima Torre del Oro y apuntando al cielo azul, el milagro de piedra de la Giralda.

Y todo ello, en lo que a mí respecta, acompañado siempre por el calor de la mano de mi compañera, por su sonrisa, por la felicidad de sus ojos.

Este no era el viaje iniciático de una vida que se empezaba a vivir a compás. De aquello han pasado 50 años. Lo que antes era atracarse de emociones, sin temor al desaliento y el cansancio, se ha tornado placer sosegado, disfrute medido y pensado, tiempo para el obligado descanso y para los recuerdos risueños de momentos ya vividos.

Pero antes y ahora, hemos estado unidos por la noticia conmovedora de un amor que sigue floreciendo en cada primavera.



8 comentarios:

  1. Tomarse unos días de descanso siempre nos va de maravilla, sentarse en cualquier parque a tomar el sol cómo los lagartos y si es sentado a orillas del Guadalquivir con un buena manzanilla y unas gambitas de Huelva, apaga y vámonos, después dices que no quieres dar envidia..., bienvenido Juan, descansa y cuando te apetezca escribe que es lo tuyo, pero no tengas prisas que nos las hay.

    Un fuerte abrazo Jota

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  2. Bienvenido querido amigo!!!

    Hacías mucha falta en este mundo de letras, al que perteneces, por ende sin ti nada es lo mismo.

    Me alegra que hayas disfrutado de unos días de relax, viajando y deleintándote con tan bonitos paisajes, según nos cuentas.

    Mi abrazo alado, desde la otra orilla.

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  3. Hola Juan, que maravilla de paseo te has dado y es que valía la pena. Cincuenta años juntos, indudablemente que están desde muy jóvenes, mis felicitaciones.
    Te dejo fuerte un abrazo y bienvenidas tus entradas nuevamente.

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  4. Madrid y Sevilla, se puede pedir más?? jaja
    Te das cuenta? esta descripción detallada de las exposicones tanto del Museo Thyssen como del Museo del Prado, de todos los detalles y recuerdos de Sevilla, del barrio de Triana, del río Guadalquivir, de las risas y la luz que encontrastéis es verdaderamente hermoso; este post es una lectura muy cariñosa y entrañable. Me alegro que vuestra relación no se parezca en nada al compromiso que tiene el inculpado que tuvo que perdón e indulgencia de todos. Ya sabes que tiene una amante de 46 años desde hace 4 años...

    un fuerte abrazo amigo Juan López

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  5. Bienvenido Juan, así que has estado cerquita de mi eh? aquí en Madrid, espero que te haya recibido como mereces, bonito viaje

    Un beso

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  6. En fin, Juan, esta sevillana no va a caer en el tópico pero todos los tópicos tienen cierta parte de verdad (o de mentira, que es también lo interesante).

    Los viajes los lleva uno dentro del alma pero, si el marco colabora (Madrid es un baratillo donde siempre encuentran algo nuevo los ojos curiosos), casi que entran ganas de quedarse para no volver. YO ENCANTADA DE QUE VUELVAS, LO CUENTES Y NOS PONGAS LOS DIENTES LARGOS A LOS SIMPLES MORTALES DESTROZADOS POR LA FERIA.

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  7. Jooo, de saber que ibas a mi tierra te hubiese ido a encontrar!! Pero quizás ese viaje era para disfrutarlo de otra manera, en complicidad con tu compañera.
    O te hubiese aconsejado, aunque yo casi ya soy forastera en mi ciudad...

    Me alegro de que hayas disfrutado. Ambas ciudades me encantan, cada una a su manera. Y una de ellas además la llevo en el corazón y la extraño tanto... (pero me escapo a menudo para curarme las nostalgias, por suerte la tengo cerquita)

    Un tremendo abrazo

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