Hoy 8 de marzo, volveremos a repetir la
viejas salmodias, los editoriales se llenarán de hermosas palabras, los
políticos pondrán mujeres a su alrededor, como floreros temporales, se harán
mesas redondas con grandilocuentes mensajes, los sindicatos alzarán su voz,
apenas escuchada y al final... llegará el día 9 y todo seguirá igual.
Hoy es el día internacional de la mujer.
Mientras en este día se recuerda
pomposamente los logros obtenidos por la causa feminista, se constata que
últimamente, ser mujer es una vivencia peligrosa, con solo mirar las
estadísticas del horror y la muerte.
Mientras la buena voluntad de los
gobernantes,-¿ o su búsqueda de votos?- legisla en su beneficio, el hombre se
resiste y sigue siendo el dueño de la sartén y del mango, pero no de la cocina.
Al hombre se le aplaude por subir los
peldaños de tres en tres, mientras la mujer siempre se tiene que quedar en
algún rellano, para atender otros menesteres impuestos, que no le permiten el
ascenso merecido.
Mientras las mujeres trabajan y luchan por
algo tan humano como equipararse, los sesudos y orondos varones de la cúpula
empleadora, ponen el grito en el cielo y dicen ofendidos , que !donde vamos a
parar!.( Seguramente en el momento de tan ardorosa defensa de sus privilegios,
su mujeres estarán acostando a los niños, mientras hacen la cena y ponen una
lavadora. A no ser que tengan una sin papeles, mal pagada, que les ahorre esos
trabajos).
Mientras en el día de hoy se escuchan
bellas palabras de igualdad y concesiones, la Iglesia, que tiene nombre
femenino, se sigue aferrando a su mensaje trasnochado y misógino, donde se
sigue mitificando la figura paterna, como si solo el hombre fuera capaz de la
cohesión y la mujer un triste añadido, siempre dispuesta a pagar la culpa del
inventado y frutal primer pecado. !Núnca una manzana dio tanto juego!
Le ponen barreras a ella que es el cuenco
maternal y caliente, donde se gesta la vida.
A ella, que durante toda su existencia,
nos va llevando de la mano, camino de la felicidad.
A ella, que cuando ya todos descansan, aun
le que dan fuerzas para el gustoso trabajo de poner un beso en la frente.
A ella, que nunca se jubila. A ella, que
incluso cuando los años lastran sus ímpetus, se siguen poniendo tareas que no
le corresponden, pero que le nacen del amor desmedido.
A ellas que saben como nadie conjugar el
verbo "perdonar".
Algún día, alguien se dará cuenta del
caudal ingente de ecuanimidad, sosiego, ternura, lucidez, sentido común,
perseverancia, sacrificio y amor, que estamos perdiendo, por no encauzar
debidamente, el rumoroso torrente que late dentro del corazón de las mujeres.
¡¡¡¡A ellas!!!!
ResponderEliminarUn abrazo.
Bienvenido de nuevo, querido amigo. Una hermosa dedicatoria a nosotras, me la quedo yo también porque me hizo sentir halagada, porque me honra ser mujer, porque lo merezco :)
ResponderEliminarUn abrazo y tu cafelito.
El mérito, si lo hubiera, se debe a una contrapartida históricamente egoísta con cuyo comportamiento se consiguieron desarrollar unas características determinadas en el sexo femenino que resultaron ser bastante mas evolucionadas y se convirtieron en genéticas a través de los siglos. No entiendo la razón por la que siempre se evoluciona a través del dolor. Será que la amígdala tan ancestral aún resulta mas preponderante que el cortex prefrontal.
ResponderEliminarMe gustaría que, para equiparar, alguna vez se diera el día "del hombre trabajador".
Mejor ni hombre ni mujer, sino "el día del luchador dign@ por una existencia mejor", la distinción de sexos pertenece al pasado, a lo primario. El futuro en el espacio requerirá de otro paradigma que ya se está dando entre lo más avanzado y granado de nuestra especie de manera mucho mas lenta de lo que sería de mi agrado.
Estas celebraciones tendrían sentido si lo hiciéramos los 364 días restantes.
ResponderEliminar¡¡¡OLE TÚ!!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan, por estas palabras que me emocionaron tanto, por ciertas y porque reconozco en ellas el apoyo de un buen hombre que sabe muy bien el valor que tiene cada una de las mujeres de este mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Juan L.Trujillo. Mira, me ha gustado mucho tu post. lo planteas muy bién y parece que comprendes perfectamente nuestro sentir. Pero no todo el mundo es como tu, y a mi estos dias mundiales de lo que sea, me suenan a causas perdidas. Por esto no lo celebro. Un abrazo.
EliminarA LOS MUY BUENOS DÍAS Juan. A partir de ese..."Le ponen barreras a ella que es el cuenco maternal y caliente, donde se gesta la vida", suscribo el post, con mención de honor al párrafo final del mismo. Efectivamente, todos debemos ser feministas si por feminismo entendemos las justísimas reivindicaciones que ponen el acento en la igualdad exacta entre los dos sexos, porque ambos definen el espectro de "Ser humano" y no es humano discriminar por razón de su ser XX o XY. Y a la vez, también loamos y reconocemos las maravillosas diferencias que existen entre hombre y mujer: es el origen de la bellísima paleta de colores que ofrece la vida humana.
ResponderEliminarA partir de ahí, el nuevo feminismo que se alumbró a partir de Mayo del 68 y que fue el germen de la llamada "ideología de género" representa una de las peores excrecencias intelectuales con las que se ha topado el sentido común y la inteligencia humana. Y hasta ha degenerado en una serie de filosofías que serían cómicas de no ser porque, si acaba por hacerse con el poder el nuevo marxismo 3.0 y su lucha de clases, llevada a lucha de sexos y supresión de los mismos, entra en los parvularios (por supuesto bajo la éjida de la doctrina estatal y no paterno-materna), una nueva, sibilina, nefasta y cruel violencia contra la mujer habrá tomado rango de ley. Afortunadamente hay muchas mujeres realmente inteligentes que sienten vergüenza ajena ante los planteamientos de ese feminismo actual con tintes totalitarios; mujeres que, además, calzan a la perfección tu último párrafo. Y tengo la inmensa fortuna de amar a una de ellas, mi esposa. De ella, así como de mi madre y mi suegra, aprendo la grandiosidad de lo que significa ser mujer.
Saludos