Aquella niña había
nacido para la danza.
Sus manos jóvenes se
entretenían jugando con el viento, mientras tejían el suave encaje de una
escultura soñada.
Su cuerpo, flor de luz
en movimiento, se adueñaba de la música, hasta hacerla corpórea y entendible.
El aire, -su aire-,
hacen que se avergüencen todos los poemas y que los diccionarios inventen
nuevos ditirambos.
La fantasía se
desborda y se cubren de colores todos los silencios, cuando baila.
Sus movimientos son la envidia de la espiga y huelen a juncia redimida.
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Un día, al salir de la
Academia, algún hado maligno, le puso una trampa.
Una boca de
alcantarilla en la acera, fue la culpable de que Aquiles, (u otro mal dios), le
rompiera su talón y la dejara inservible para la danza.
Ahora, aquella niña
que había nacido para la belleza, se refugia en la tristeza de saber que solo
la fantasía puede conseguir que sus manos vuelvan a volar como mariposas,
mientras sus pies, que olvidan su condición de gacela, son raíces adheridas a
la tierra y se hace visible la sinfonía triste de su desaparecida sonrisa.
En su silla de ruedas,
le asaltan a su mente cuestionables desvaríos.
¿Cómo era posible, que
el mismo dios que la había dotado de
tantos dones, no estuviera atento para avisarla del peligro de aquella acera?
¿Qué ocupante de los
Olimpos, es tan miserable que une felicidad y tristeza en un mismo designio?
En la soledad de su
cuarto, recuerda una frase que alguna vez leyó:
.-Si
Dios no es amor, no vale la pena que exista.
A la música que se oía
de un viejo tocadiscos, le faltaba la gracia de unos movimientos que le dieran
color y el cálido instante en el que un milagro terrenal, hiciese posible el
bendito presagio de la música y el ballet, enamorados.
Profundo y sentido relato amigo. No cabe duda que las expectativas de vida de la joven eran altas, entrañables. Como tantas y tantas personas en el mundo... Para muestra, el mismo mundo. Y sin tener que concretar zona geográfica alguna!
ResponderEliminarEstá claro que para situaciones como las que esbozo, falta de... todo. Y la vida en juego diaria, el balet está fuera de toda realidad.
¿Abandonó dios a esta parte del "edén"?
Es, o debiera ser, evidente que ni una cosa ni otra.
Truncado un deseo, el balet, y truncadas miles de vidas, y el sufrimiento infinito hasta que les "llega la muerte" (alguien afirmaba en esa zona "envidiar" a quienes ya se habían ido...), debiera hacernos pensar que dios y la vida, que pensamos que es, ¡es otra historia!
Abrazos Juan. Siempre un placer.
Se llama fatalidad y tiene que ver con la suerte; la mala. Existe; la suerte. La buena y la mala. No hay nada más, ni dioses implicados, que por supuesto, ni son amor ni existen. A la dureza de la vida, no hay que enmarcarla con fantasías divinas. Es mejor mirarla de frente.
ResponderEliminarUna triste historia, los accidentes siempre son lamentables a veces mucho mas. Ayer hablaba, yo, del destino, las casualidades, el azar,,, y hoy tu hablas de ballet y yo mañana publico una poesía sobre el tema. Un abrazo
ResponderEliminarJuan, un relato triste pero la esperanza es lo ultimo que se pierde, yo creo que con dedicación y fe, un día va a volver ser una gacela y sus manos mariposas.
ResponderEliminarCariños, que pases un bello día
Juan, hermosa pintura del Ballet.
ResponderEliminarCariños
¡El cuadro es precioso!
ResponderEliminarUn buen relato, triste, como no podía ser de otro modo, algo que va sobre un sueño truncado, por un banal y estúpido accidente, como todos, pero éste más grave si cabe. Podría dedicarse a ser coreógrafa, otra cosa no se me ocurre.
Un abrazo.
Esas preguntas sobre los dobleces del destino a todos nos inquietan Por qué a mí? Por qué justo ahora? Qué hice para merecer este castigo? No hay una respuesta, simplemente nos llega y nos pone a prueba la vida. Muy difíccil de aceptar. Un abrazo
ResponderEliminarSerá que aún no les ha salido o se les ha visto el derecho a los renglones torcidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Valoro el sentido de tus palabras, Macondo.
EliminarUn saludo.
¡Qué dibujo más precioso! contemplándolo se oye la música y se ven los movimientos de los cuerpos de las bailarinas.
ResponderEliminarParece como si la triste historia de la bailarina abocada a nunca más formar parte de un ballet, hubieras querido compensarla con esa imagen llena de movimiento.
Te felicito con este abrazo que te mando.
Pese al accidente no se acaba el mundo, puede dedicarse a danza moderna que no necesita tanta parafernalia. Hace unos días emitieron por la tele algo similar, una bailarina clasíca que por un accidente se tiene que cambiar a danza contemporanea, la vida sigue, no puedes pararte ni encerrarte por causas similares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese accidente cambia la vida, pero no la agota. Un texto precioso y triste, con un dibujo excelente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Juan
Ayer dejé comentario, por ahí estaré en spam. Es necesaria una mano que se acerque a esa niña y le de esperanzas para el futuro, aún desde su silla de ruedas puede renacer, un abrazo Juan!
ResponderEliminarAquiles, "el de los pies ligeros", emparentado con dioses griegos, fue un héroe vengativo y celoso. Nadie podía superarlo. Los dioses no son amor, no merecen existir.
ResponderEliminarUn triste relato, demasiado para romper ilusiónes y sueños, estas fatalidades no debieran pasar, pero...ahí estaba la alcantarilla, ¿quizás no la vió? Llegan a mi mente situaciónes tremendad y la capacidad y fuerza que reciben las personas para la superación es infinita.
ResponderEliminarLa pintura preciosa
Un abrazo
La imagen que preside tu prosa poética es una maravilla, Juan...Nos introduce a unas letras que compiten en arte con la pintura. Después de leer tu pequeño relato nos haces reflexionar...La mente humana es mágica y seguramente la hermosa bailarina será capaz de seguir creando arte, porque es humana y divina(lleva a Dios en su interior). La resiliencia está ahí en su mente y su corazón y sabrá superarse física y moralmente.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable por tus buenos y artísticos posts, amigo.