viernes, 6 de diciembre de 2013

HABLEMOS DE LA UTOPÍA


Fotografía de Matteo Melis


                                           HABLEMOS DE LA UTOPIA


Ya tenía decidido la publicación de esta entrada que escribí hace un tiempo, cuando al levantarme esta mañana, me encuentro con la desagradable noticia de la muerte de Nelson Mandela.
He pensado que sería pertinente escribir, un panegírico sobre este mito de la libertad, que ha visto, como sus sueños, tan difíciles de realizar, se convertían en realidades.
Pero he llegado a la conclusión de que estas pobres palabras mías, también son un homenaje a su memoria.
                        


He leído unas bellas palabras de Ernesto Sábato, que han sido las que me han empujado a pergeñar el escrito que hoy os ofrezco.

Decían así: “La vida de todo ser humano oscila entre esa ilusión del ideal y la pesadumbre de lo fáctico, esa chatura que llamamos realidad. La existencia reducida a lo material cae en un fascismo opaco que aborta lo mejor de la existencia en aras de este absolutismo de la realidad que hoy adoramos, estúpidamente”.

Hemos abandonado el humanismo enriquecedor y nos hemos puesto en manos de un mundo, en el que más que las ideas, tienen valor las mercancías.

Estamos tan embebidos en el día a día que no tenemos ni tiempo ni meninges para pensar en el mañana. No hay tiempo para la utopía.

Ese “fuera de lugar” que significa esa palabra griega que Tomás Moro ideó para un lugar imaginario, nos lo hemos tomado tan al pie de la letra, que hemos sido capaces de dejarla fuera de nuestras conciencias, como un bulto inútil y fuera de lugar, que nos lastra para el vivir que nos hemos impuesto.

Hemos elegido una vida repetida, hueca y oscura, a la que le falta la chispa fulgurante de lo imprevisto.

Deberíamos ser capaces de hacer cambiar todo aquello que nunca sucede, por lo que puede suceder, si empujamos con la fuerza de nuestros sueños.

Es posible que no seamos capaces de lograrlo hoy, pero. ¿por qué no mañana?.

Y si no somos capaces de conseguirlo nosotros, enseñemos a los que nos siguen que los sueños, la mayoría de las veces, son posibles si perseveramos en ellos.

Para mi abuelo Isidro, seguro que pasearse por la luna era una utopía, aunque ni siquiera supiera del significado de esa palabra.

Dice Juan Manuel Serrat, “que sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte” y como siempre, acierta este bardo decidor de  grandes verdades.

Despreciar la utopía de las personas que sienten, es lo mismo que cercenar los sueños de los niños, vendarles los ojos para que no vean el futuro, ponerles zancadillas para que no encuentres su camino. Borrarles la ilusión y la sonrisa.

Mientras exista la pobreza en el mundo, la opresión de los fuertes sobre los débiles, el trabajo indigno y mal pagado, la falta de dignidad para con los demás, la vida sin presente y sin futuro, el hambre que parece irremediable, la muerte lenta, pero segura, de la naturaleza, la fuerza incuestionable de los que mas tienen, la debilidad silenciosa y sumisa de los parias, mientras todo eso exista yo seguiré buscando la Utopía, con mayúsculas, esa isla que ideó Tomas Moro, donde todos eran  iguales.

Ya sé que no lo conseguiré, pero al menos daré fe de ello. Como dijo el destacado escritor uruguayo Eduardo Galeano, abriré una ventana a  la utopía: “Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar”.

Yo estoy además convencido, que si se lucha con pasión y limpieza, al final, algunos obtendrán el premio de tocar el horizonte con sus dedos y muchos mas serán capaces de seguir la senda que esos iluminados iniciaron.

No quiero abominar de la utopía, porque necesito seguir creyendo en la esperanza.







14 comentarios:

  1. Las palabras de Galeano, las cuales ya conocía, es la mejor definición de utopía que he leído.

    Saludos

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  2. Nada que añadir, Juan. Lo has dicho todo.
    Yo sigo creyendo en la utopía, con esperanza, aunque cada día nos lo ponen más difícil.
    Un abrazo.

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  3. Excelente esta entrada con la que me identifico.
    Sin sueños, la vida es un monótono caminar hacia el final.
    Sin una utopía por la que luchar, las ilusiones por vivir se quiebran con frecuencia y ante cualquier contratiempo.

    Saludos.

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  4. Te felicito Juan por las palabras que has escrito y que son una ayuda eficaz para seguir caminando.

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  5. No quiero abominar de la utopía, porque necesito seguir creyendo en la esperanza.

    Lo recalcó, es un placer oir esta palabra tan en desuso, es una emoción tus palabras que destaco, realmente Juan L. ERES MAGNIFICO¡¡

    ¡Y en nuestra memoria por supuesto siempre Mandela¡


    Besos cálidos ♥♥♥

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  6. Necesitamos de las utopías para tener horizonte hacia dónde dirigirnos. No importa que no lo alcancemos, lo que vale es la intención de lograrlo.
    Muy buen artículo.
    Saludos!

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  7. "No quiero abominar de la utopía, porque necesito seguir creyendo en la esperanza."
    Me voy a quedar Juan con esta frase. Por que la esperanza nunca falte.
    Un abrazo.

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  8. Así es, sumida en la desesperanza que proporcionan los pequeños móviles utilitarios; amarrados los sueños por quienes buscan perpetuar la esclavitud, la utopía es el faro que guía a la humanidad hacia el futuro. Sin sueños la humanidad está muerta.

    Absolutismo de la realidad. ¿Qué realidad? La realidad ha demostrado tener tantas caras como el cristal de amaria. Rendida la imaginación al tedio de la materia, la utopía nos eleva como especie y rompe esa cúpula invisible que asfixia a los pobres y sufridos mortales en una atmósfera de cuentas y resultados, reduciéndolos a hormigas obreras. A pesar de quienes lo niegan, la humanidad cabalga a lomos de utopías que son fantásticas hoy y reales mañana.

    Excelente post, Juan.

    Un abrazo

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  9. Siempre es muy instructivo leerte. Entre las muchas citas que encontré de N. Mandela, la que más me gustó y subí al wasap del grupo de trabajo fue: "siempre parece imposible hasta que se hace". Y me resulta increíble porque está señalando que no hay nada imposible ni tampoco irrealizable, al final todo lo que te propongas se puede conseguir. Gran lección por parte de un gran hombre y tu homenaje es insuperable.

    un abrazo

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  10. Y aunque al acercar los dedos al horizonte, la utopía nos muestre otro, avanzamos, a pesar de todo, empecemos por diminutas utopías de cada día, no las traicionemos, están a la vuelta de la esquina ¿parece fácil?
    Un beso y gracias por estas reflexiones imprescindibles e inaplazables.
    Me parece que Nelson empezó así, paso a paso.

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  11. Juan esta entrada es impecable, maravillosa, me dejo sin palabras para poder decirte lo que concluí al leerte.
    La utopía justamente es eso, pero quien sabe todas las cosas que podemos hacer en el camino que iniciamos para alcanzarla. Sin sueños la vida no tiene sentido, nada es imposible.
    Un canto de esperanza y una inyección de energía a continuar siempre por más.
    Gracias por compartir esto.
    Un abrazo.

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  12. Yo sigo siendo uno de aquellos que pensaba que debajo del asfalto está la playa. Sólo hay que trabajar para conseguir llegar a ella.
    Un abrazo.

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  13. Una persona como Mandela nos reconcilia con la humanidad, un hombre fuera de lo normal, es la pena, que hay pocos así...¡qué generosidad tan infinita!

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  14. Excelente homenaje a Mandela y si lo has escrito antes y pensando en otras cosas seguro que llegado el momento, también es parte de ello.

    Que tengas una bonita semana.

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