jueves, 18 de septiembre de 2014

CRÓNICA DE UN CORTE VIAJE.- ARCOS DE LA FRONTERA Y FINAL.


Fotos del autor.


El viaje se acaba y hay que cerrarlo a cal y encanto. Encanto de esos pueblos que ya de antemano enseñan su belleza con la sonoridad poética de sus nombres: Medina Sidonia, Grazalema, Zahara de los Atunes, Barbate (recomendación gastronómica: visitad en este pueblo el Restaurante “El Campero”, ningún otro atún os volverá a saber igual) y ese prodigio hecho blancura que es Arcos de la Frontera, situado en el centro geográfico de la provincia de Cádiz, separando el verdor de vides de los campos jerezanos y la serranía de Grazalema, donde se ubica, como un resplandeciente diamante blanco y cegador, sobre un anillo de rocas. A sus pies el rio Guadalete, duda entre seguir su curso o remansarse para observar la belleza del paisaje.

Uno se queda sin palabras ante tanta belleza y transitando sus empinadas calles que serpentean blancas en pos del azul del cielo, busca la voz de los poetas, mientras se conforma en guardar en instantes irrepetibles, las fotos que aviven el recuerdo.


J.M. Caballero Bonald dice:


                    El blanco
                    Concierne al aire libre, al vuelo
                    De las aves, al trazo inaugural
                    De la imaginación, al semen.


Alberti:


                    El blanco a lo más blanco desafía
                    Se asesinan de cal los carmesíes
                     Y el pelo rubio de la luz es  cano.



Y Carlos  Murciano, poeta nacido en Arcos:


                   <<…. Cerca fluye
                   El rio de la vida de este pueblo,
                   Como un cuchillo trágico de cal,
                   Mejor, como un silencio blanco y duro
                   En mitad de la sierra…>>

                  <<…. Todo tiene
                  La sencillez hermosa del milagro,
                  Bajo la luz total del mediodía. >>


Las  guías turísticas de la ciudad, anuncian en sus portadas: Arcos de la Frontera, entre la realidad y el sueño, y la verdad uno no sabe a carta quedarse.

Las sombras juegan a sacarle nuevas perspectivas a las flores, el blanco le pone contrapunto a la patina parda que la historia le ha puesto a sus piedras milenarias y en la Plaza del Cabildo uno se recuesta en un pretil de siglos, para cortar el ansia de hacerse águila y lanzarse al paisaje que se divisa a los pies.

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Hay quien organiza sus viajes y los programa previamente sabiendo de antemano sus visitas, conociendo las rutas, releyendo guías, consultando buscadores, empapándose con meses de antelación de lo que va a conocer.

Yo prefiero toparme con la realidad, sentir primeras sensaciones, meterme en el agua de una vez, sin haberme mojado el pié para saber la temperatura.

Crucé Despeñaperros subido en un moderno ejemplar de una conocida marca automovilista, pero iba por esos senderos arrebatados a la naturaleza, con la virginidad primigenia de los viejos visitantes de otros siglos.

Nadie ha podido influir en mis sensaciones. Seguramente de aquella manera podría haber visitado mas cosas, aunque el tiempo era escaso, pero lo que he visto me ha llenado lo suficiente, como para estar deseando volver.

No sé si será posible, (el tiempo apremia y las articulaciones se resisten), pero al menos podré cerrar los ojos y me alegraré en las calles de estos pueblos gaditanos, me iluminaré con sus aguas y sus paredes encaladas, oleré el salobre azul de sus marismas, me sanaré el espíritu con el reconfortante vigor de sus vinos, me reiré con sus canciones que hieren pero no matan, y cuando la tristeza del cercano otoño, ponga tristes hojas  bajo mis pies cansados, echaré a volar el pensamiento para que me lleve hasta esa bahía gaditana, donde hasta los otoños tienen color de primavera.


             

               

            


12 comentarios:

  1. Maese Juan, un placer leerte. Y mire vos por dónde que me venían los ecos del inefable José Antonio Labordeta en aquel magnífico "Un país en la mochila". Así pues, unos versos del que fuera un gran caminante y mejor observador:


    Quisiera con tus manos abrir una gran brecha
    al mar que nos separa de islas y montañas:
    sobre tu frente un paisaje,
    en tus pestañas el alba.

    Quisiera con tus manos hacer ese gran mapa
    donde los ríos ríen y las llanuras cantan:
    con tus cabellos la vida,
    y con tus muslos la aurora.

    Quisiera con tus manos unirme a la esperanza
    de los que siempre creen que la vida se alcanza:
    y con tus besos banderas,
    y con tus pechos mañanas


    Como te comentaba en la primera entrega de tu peregrinaje por el Sur de España, de ninguna forma soy objetivo para con las tierras andaluzas, pues mi amor, mi esposa, guarda en sus grandes y bellísimos ojos caoba el aroma de sus raíces cordobesas.

    Un abrazo

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  2. ¡Con qué placer se te lee! es como sentir de cerca un poco de ese aire, de ese cielo, de esos rincones que tan bellamente nos describes. Coincido en que esa forma de viajar -sin excesos de programación- es particularmente atractiva y aumenta la sensación de libertad que ayuda a sacarnos el polvo de las rutinas acumuladas durante el año. Tu tierra tiene bellísimos rincones que tientan y sorprenden al visitante. Con apenas ver las fotos uno puede afirmarlo. Espero algún día poder recorrer esos sitios y contemplar en primera persona lo que nos narras.
    =)

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  3. Espléndido Juan ! yo amo tu estilo. Escribes para el corazón y para el intelecto. En ese orden. Gracias por dejarme conocer esos lugares tan bellos a través de tus palabras y de las imágenes. Gracias por tu generosidad.
    Que tengas un día feliz.
    Besos de luz.

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  4. Para mi gusto Arcos y Vejer son de los pueblos más bonitos que he visitado, son puro paisaje los mires desde donde lo mires.
    Un abrazo viajero gaditano.

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  5. Dentro de los pueblos blancos hay varios fantásticos, este es uno de ellos el otro que me sorprendió fue Setenil, donde la roca de la montaña era los techos y paredes de las casas.

    Un abrazo.

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  6. Muy buen post Juan. Muy ilustrativo mi amigo. Abrazos. H.

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  7. Muchos años hace que visité esas tierras pero guardo intacta la luz hiriente que reflejaban sus fachadas blancas, el gusto de perderte por callejuelas estrechas y empinadas descubriendo rincones deliciosos y vistas espectáculares. Con tu viaje vuelvo allí y reviven las sensaciones y por supuesto, las ganas de volver.


    Besos

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  8. Nos diste un gran paseo Juan!! me gusta mucho lo de LA SENCILLEZ DEL MILAGRO y que lo comparto profundamente......

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  9. Llego tarde pero me he leído los tres textos de un tirón, ha sido fantástica la unión de tus primeras sensaciones con los textos -las sensaciones de otros-. Me han dejado sorprendida gratamente las dos imágenes que muestran esos contrastes en blanco y ocres, la de la plaza y la del primer texto ¡¡¡Qué belleza!!! En esa terracita me tomaría yo un buen cafelito con hielo, con mucho hielo.

    Veo que el trayecto ha sido fructífero, más vale unos días aprovechados a la sorpresa que mucho tiempo empapándote de la guía cultural, al final quieres ver tanto que no OBSERVAS lo que te rodea.

    Un abrazo a la familia, compañero.

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  10. Tanbien he volado con el pensamiento a esos lugares tan bellos que recorriste, un placer haber compartido tus sonrisas.

    Buen día, Juan.

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  11. Con un reportaje así, te dan ganas de ir a visitarlo ahora mismo :-)
    Yb abrazo.

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  12. Acabo de terminar de disfrutar la lectura de tu viaje. Disfrutar porque me gusta como los has contado y como lo afrontaste. Me has azuzado lasa ganas que siempre tengo de volver a ese San Fernando al que me llevó el ejército, treinta años atrás, a ese Cádiz tan particular y a ese Arcos que no conozco, pero que conoceré.
    Gracias por compartir tu viaje.

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