jueves, 2 de enero de 2020

¿CADA COSA EN SU SITIO?




Todas las mañanas me lo encuentro cerca del supermercado.

En el mismo sitio, con la misma vestimenta, en su misma silla de playa azul.

Siempre que paso, está leyendo un libro, mientras su perro, atado a la silla, juega con las demás mascotas que pasan.

Ningún cartel explicitando su situación, ninguna moneda sobre un inexistente pañuelo en el suelo. Ninguna amarga letanía. Solo su quietud hierática  mientras lee su libro y la gente entra y sale del “súper” con esa prisa jubilosa de estos días.

Hoy no he podido resistirme y me he parado para hablar con él. Le he hablado de mi extrañeza de verlo cada día en el mismo sitio y enfrascado en la lectura. Y le he preguntado el por qué.

Me ha dicho que está por necesidad y al preguntarle que nunca lo había oído pedir, me ha contestado que no sabe hacerlo y que si alguien quiere darle unas monedas, algo del “súper”, o algún libro, lo acepta.

Al preguntarle por su costumbre de lectura, me ha contado que no tiene familia y vive con un amigo de su edad, también mala situación económica, que lo deja dormir en su casa.

Y me ha dicho, que cuando lee, (y son palabras textuales), siente como aprende de otras vidas y sabe de otros mundos, que no puede ni vivir ni conocer

Tiene 56 años, sin familia, ha sido electricista y lleva tiempo parado.

Está a la espera de una difusa ayuda estatal y según sus palabras, “con 300 o 400 €, tendría suficiente para mí y para mi perro”.

Me he preocupado de que tanto su amigo, él y su perro, hoy tuvieran una buena comida.

Le he prometido llevarle algún libro, por cierto amigo Emilio Manuel, es de los nuestros, me ha dicho “que le gusta la novela negra”.

Le he pedido permiso, para hacerle una fotografía, que me ha concedido.

Al hacerla me he dado cuenta de que su silla se apoya en un mini eco - parque, donde se tiran las cosas pequeñas, ya desechables, auspiciado por el Ayuntamiento de Castellón.

En un colorista eslogan, se dice: “Cada cosa en su sitio”.

Una extraña pero frecuente paradoja.


 




17 comentarios:

  1. Yo tampoco sabría como pedir, ojalá más gente se detenga a charlar con él, la conversación abriga el espíritu tanto como la lectura. Abrazos

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  2. Yo no sabría pedir, me daría apuro. La vida es ingrata muchas veces. Este hombre, en edad de trabajar y una afición que seguro le ayuda a seguir, es un ejemplo de los miles de hombres, y mujeres, de más de cincuenta que se bajaron el tren, o el tren les tiró a las vías. Las ayudas son si has cotizado al menos quince años, lo que muchos autónomos, no muy extricos con el régimen de cotización, tienen.

    Te honra haber ayudado. A mí me pilla más cerca que una valla de anuncio y un hombre con su silla de playa, y suerte tiene que al ser muchos hermanos le pagamos, cuando no trabaja, en contratos municipales de seis meses, para la habitación en un piso y su comida. Los comedores de Cáritas también ayudan, pero no sé si allí o con el perro sería solución para el tipo . Porque la vida sea más llevadera para quienes lo merecen. Un abrazo

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  3. Seguramente será por mi condición de fotógrafo, pero no puedo evitar preguntarme desde donde demonios has hecho la foto. Subido a un banco? Eres muy alto?
    Tangencialidades a parte, hay que reconocer que esta sociedad está fracasando con la relación entre los cambios tecnológicos y la ocupación laboral. La primera va demasiado rápida y es inasumible por la sengunda. Triste.

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  4. Son situaciones que cada vez,tristemente, se dan mas. Hay los que son profesionales y es su "modus viviendi", para más señas tengo una mujer en la puerta de la calle, que viene cada día, se instala poniendo unas fotos de unos críos y un vaso de plástico y se está hasta el mediodía, que la vienen a buscar. Pero el otro día, vi en una placita cercana un señor con traje y corbata extendiendo la mano con evidentes muestras de vergüenza. Estamos en unos tiempos inquietantes.
    Un abrazo.

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  5. Historias humanas que nos pasan desapercibidas.
    El hecho de que te dirigieses a él también nos ha enseñado también mucho a nosotros.
    Un gran tipo.
    Un abrazo.

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  6. Bonita experiencia la tuya, Juan, y el primer día del año. Y entrañable momento para el personaje de tu historia en lo que tiene que alguien se dirija a él…

    Curioso, y a la vez “natural”, que no se atreva a pedir… Hay sentimientos de “dignidad” que no se saben lidiar adecuadamente. Y por adecuadamente me refiero a esas necesidades básicas que, ineludibles, deberían facilitar su cubrimiento…

    Y gratificante también el gesto de su amigo al permitirle dormir en casa. ¡Un regalo que no siempre se da en estas circunstancias!

    Lo que saca de su hábito de leer, su agradecimiento por ello, su curiosidad, su naturalidad, también llaman la atención…

    Esa difusa ayuda estatal, que podría ser que no estuviese bien encauzada su solicitud, suele pasar, cabría concretarla conociendo cómo, dónde y cuándo se ha hecho… Hay Servicios Sociales, municipales o autonómicos, que ofrecen información detallada y puede que esos primeros pasos…

    Voy a permitirme, Juan, utilizar tu espacio para sugerirle, si le tuviese a la mano, que un cartel cerca de él o un darse a conocer como “electricista” en el barrio, podría permitir a la gente contar con su ayuda para pequeños arreglos en casa… Pequeños, por supuesto, que le permitiesen esa ayuda que necesita.

    Un abrazo.

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  7. ¡Ojalá tu foto, tu texto y tu preocupación consigan lo que las trabas administrativas no son capaces de evitar ni solucionar. Estremece pensar en la cantidad de casos parecidos, da vergüenza que existan en una sociedad que presume de adelantada.
    Pero dan calor actitudes como la tuya. Yo tengo fe en los granitos de arena, las manos individuales para paliar aunque sea poco, las necesidades ajenas. Seguro que este momento de conversación contigo le alegró el día.
    Un abrazo grande

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  8. Tienes una sensibilidad exquisita, Juan.

    La vida a veces da lecciones cuando menos lo esperamos.

    Saludos cordiales.

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  9. Me alegro que un invisible se haya hecho visible. Por desgracia se esta acostumbrado a ver a sin techo que piden algo, lo que sea; ver una persona tal cual está en la foto, nos sorprende, está bien arreglada y aseada, sobre todo es lectora, sentada sobre una silla, es una rareza, y no pide, puede pensarse que está ahí porque le gusta, no será la primera vez que me he sentado en un parque o en los asientos del centro de la ciudad con un libro en la mano, aunque sin perro. No son pocas las personas que como el no saben pedir, me imagino que contigo y la conversación le habrás alegrado el día, seguro que mañana seguirá ahí, con su libro en la mano y su estomago vacío.

    Un abrazo.

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  10. Hay Juan que corazon tan generoso!! Si todos fueramos un Juan Trujillo no existirian las personas con hambre, hay mucha gente solidaria pero somos los menos ojala consiga trabajo para poder comprarse sus propios alimentos.
    Buen gesto el tuyo!!
    Un gran abrazo!!

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  11. Hay tanto que aprender de los que nada tienen!Has hecho una hermosa descripción que lleva a reflexionar. Feliz año nuevo amigo, besos.

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  12. ¡Qué situaciones!!!
    Tu sensibilidad es impresionante. Has pintado una escena con tus palabras y la has descrito con tu foto.
    Besos

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  13. Una entrada de la que se pueden sacar muchas enseñanzas tanto de la persona que está en la foto, como de del viandante que le da conversación y llevasolidaridad a su vida y calor a su estómago.
    Un texto muy oportuno para el segundo dia de este año que hemos comenzado en el que todos deberíamos hacer el firme propósito de ser más humanos.

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  14. Eres sensible y te gusta ayudar, bien por ti amigo Juan. Como ese hombre de la foto hay muchos por el mundo, asi es esta realidad. Saludos.

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  15. A mi estas historias me apenan mucho. Me parece una injusticia tremenda y no hay derecho que haya personas que tengan que vivir así.
    SAludos.

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  16. Si supiéramos qué se esconde en la vida de los que sufren soledad y necesidad, nos llevaíamos muchas sorpresas. Unas cortas palabras pueden significa mucho. Bien por ti, Juan.
    Un abrazo y un libro.

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  17. Hay momentos mágicos y saber captarlos con la cámara es todo un arte.
    Curiosa historia la del protagonista de la foto.
    El perrillo me da pena... No me gustan las ataduras, ni siquiera las que son por amor.

    Un beso admirador.

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