jueves, 20 de febrero de 2020

LOS TRATANTES




Uno de los oficios tristemente desaparecidos es el de los tratantes de ganados, también conocidos por  “chalanes”.

La meta de su trabajo, era muy simple y sencilla, se trataba de comprar animales (mulas, caballos, burros, corderos, etc.) lo más barato posible, para venderlos después, a un precio superior. Así de simple.

Dejadme que los recuerde, con la admiración que siempre tuve por esta profesión de hombres sin cultura, pero con unos conocimientos y unas características que no se enseñan en los planes de estudios de ninguna carrera. Me río yo de esas técnicas nuevas de marketing, tan en boga.

Conocer al “contrario”,  tener argumentos y “labia” suficiente, como para llevar a “su terreno” el negocio pretendido.

Saber mantener “el tipo” y tener la “cachaza”  necesario para no caer en las posibles  e interesadas “encerronas”  del posible comprador o vendedor.

Conocer de un solo vistazo, los kilos de un rebaño de corderos, la alzada de un caballo, la edad de una mula o un borrico.

“Poner en el escaparate”  a la bestia, o lo que es lo mismo, adecentarla y tratar de que el comprador la viese siempre desde un plano inferior, aprovechando cada “repecho”  del terreno. Arrastrar la vara de avellano por el suelo para que la mula espabilara al acercarse algún posible comprador.

Y lo más importante: cumplir la palabra dada, con la sola firma de un apretón de manos, cuando el trato se cerraba, en muchas ocasiones “partiendo la diferencia”  entre la cantidad lo pedido y lo que el comprador estaba dispuesto a pagar.
Pues siendo los tratantes gitanos o payos, el que no cumplía, ya podía olvidarse del trato, que esas noticias corrían rápidas por ferias y pueblos, sin necesidad de tecnologías punteras.

Y después “el alboroque” en cualquier bar cercano, donde los que habían cerrado la operación y algunos amigos y ayudadores, cerraban con vino de la tierra la inexistente firma del contrato.

Hace muchos años, (seguro que no tenía más de 20), un carnicero de Valdepeñas y un padre y un hijo, tratantes de La Solana, me invitaron a asistir a la compra de una punta de corderos en la finca “Las Terceras”, cercana a Villanueva de los Infantes.

Creo recordar que en aquel tiempo esta finca era propiedad de Andrés Rebuelta Melgarejo, político y agricultor y nieto de los lll duques de San Fernando de Quiroga.

Llegamos de buena mañana y acompañé a los representantes de la finca, al carnicero amigo y a los tratantes de La Solana, durante todo el tiempo que duró el “trato”.

A poco de llegar tanto el carnicero y los tratantes ya tenían “pesados a ojo”, la punta de corderos que pensaban comprar.
Así lo hicieron saber a los vendedores, ofreciéndoles una cantidad que no recuerdo. Cantidad que por cierto no se aproximaba en absoluto a la que pretendían los dueños, basándose en el peso que ellos tenían.

En el “tira y afloja”  le oí decir a uno de los tratantes: “Si los corderos pesan lo que Uds., dicen, le pagamos la cantidad que piden. Pero si se acerca más a la que decimos nosotros, le pagaremos la cantidad que ofrecemos.”

Entre discusión, palabras, paseos, movimientos de los corderos, se hizo la hora de la comida y nos comimos unas “gachas con torreznos y chorizos”  con la excepción del hijo de La Solana, que dijo no querer comer y que se dedicaría a patear la finca.

Los corderos se pesaron después de la sobremesa y los kilos variaron poco de los que presumían los tratantes, por lo que los vendedores tuvieron que aceptar el trato y vender por el precio propuesto.

En el viaje de regreso, me enteré de que el acierto y la propuesta no eran a humo de pajas. Detectaron que las ovejas estaban extrañamente gordas y supusieron que era por haberlas hecho beber en la mañana en demasía.

Gastaron todo el tiempo posible en el “chalaneo,” hasta llegar la hora de la comida y poder pesar a media tarde a las ovejas, cuando ya habían desocupado sus vejigas. El hijo no es que no tuviera hambre, es que era el que debía cuidar de que no les volvieran a dar de beber, mientras comíamos.

El “alboroque”  fue en “La Quintería”. Pagó el carnicero y yo colaboré invitando a unas botellas de vino y unos aperitivos.





17 comentarios:

  1. Me encanta la historia, pero más aún, la riqueza de expresiones y palabras que para mi, son como si estuviera descubriendo nuevas especies de plantas. Me llama la atención "cachaza" cuyo significado aquí creo que dista mucho del que yo le atribuía: Un aguardiente. Al repasar el libro gordo de la RAE (no el de Petete) veo que la séptima acepción habla de descaro y valentía.
    Se aprende contigo. Gracias Juan !!

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  2. Ops! también veo que se entiende como parsimonia. Fantástico !

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  3. Un muestreo excelente de una forma de hacer y vivir que ha ido desapareciendo.
    Estuve en octubre pasado en una feria de ganado en la Vall D'Aran. Pero no tuve oportunidad de un trato tan directo para saber los usos y costumbres actuales.
    Un abrazo.

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  4. Interesantes historias que no debieran de caer en el olvido.

    Besos.

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  5. Joder, ya me hubiese gustado estar allí para verlo :-)
    Un abrazo.

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  6. Juan, me has transportado a las ferias del pueblo, donde vivía mi abuela, ¡ya sabes cómo me gusta una feria!,recuerdo que de niña me atraía mucho pasar por donde estaba "la feria de ganao"quizás porque tenía prohibido ir allí como no fuera acompañada por alguna persona mayor. Siempre me preguntaba cómo se harían esos tratos y mira por donde ha tenido que pasar una vida para que venga un manchego a explicármelo y muy bien explicaíto. He disfrutado leyéndote y metiéndome de lleno entre aquellos gitanos y payos de la "feria de ganao" que alrededor de los burros y caballos no paraban de hablar, fíjate la mente de los niños lo que llegaban a imaginar que pensábamos que no nos dejaban ir por allí porque hablaban de cosas feas, Jjajajaja
    e aquellos tiempos me ha quedado la reminiscencia de pasar por la "feria de ganao", que ya no es lo que era, y echarle un vistazo.
    Me encantó la imagen que has puesto, si no me dices nada en contra, me la llevo de recuerdo, además de llevarme la palabra"alboroque" que me han sonado a nueva. "Cachaza" en mi casa siempre se decía de una persona que tenía mucha tranquilidad , parsimonia... nunca como aguardiente como dice Noxeus.
    Eres un SABIO, amigo Juan, de personas como tú y su sabiduría, está necesitada la juventud de hoy, y los no tan jóvenes, léase tracy, jejejeje

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  7. Que buen recuerdo y me sorprende cada detalle de la historia como si fuera ayer, muy buena memoria, y esos terminos propios a esa rama de ese negocio no, que para mi son palabras que nunca escuche. Y las estrategia de venta que tenian creo que hoy debe ser igual tratar de que el animal pese mas, como sea.
    Un beso enorme Juan!!

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  8. Interesante historia. Entiendo que son como los ahora intermediarios vendedores, pero menuda diferencia, lo primero es que ahora no suele haber palabra, ahora prima el dinero y de ahí la corrupción.
    Magnífica historia.
    SAludos.

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  9. Has hecho un recorrido fantástico por una profesión desaparecida pero que dio mucho juego, podríamos aprender de sus tratos y apretones de mano, de su palabra y cumplimiento. Abrazos

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  10. Los has escrito hasta con una sonrisa.La picaresca siempre exstió!!
    Me has recordado a medida que lo iba leyendo a las ferias de ganado de mi tierra.Aquí son vacas las que se vendían y s eveden,pero antes los tratos eran como tú dices:un apretón de manos y no hacían falta papeles ni nada .
    Era palabra por palabra y claro que se cumplía
    Honorable homenaje a los ganaderos.
    Besucos

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  11. Un texto lleno de historia y recuerdos. Saludos amigo.

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  12. Un tiempo y un oficio que reflejas perfectamente, por tu memoria y buen hacer. Qué puestas en escena,. qué ingenio, qué profesión.

    Un abrazo y gracias por traernos este exquisito retrato de un ayer.

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  13. Fantástico como eres.
    Me gusta tu naturalidad
    tu forma como hombre de opinar
    que va mucho mas allá
    de este maravilloso texto

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  14. Allá por finales de los 50 y hasta principios de los 60 se celebraba al lado de la casa en la que nací, hoy es casi el centro de Granada, una feria de ganado, en las rejas de las ventanas se ataban los burros o los asnos que luego sus amos chalaneaban, también había ovejas y cabras, aún recuerdo el sabor de la leche de cabras recién ordeñada, eran otros tiempos, hoy está prohibido ese mercado y menos beber leche recién sacada de la teta de la cabra, también recuerdo como el acuerdo se sellaba con un apretón de manos, ¡¡que tiempos aquellos!! no eran mejores, ni de lejos a los de hoy, solo que yo era muy, pero que muy niño y mi infancia fue alegre, la recuerdo con cariño.

    Un abrazo.

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  15. Tan interesante el texto, como el vocabulario en lo que cuentas. Algo de eso lo presencié en un pueblo de Santander cuando tenía unos 20 años. Como más que habladora soy de las que observan, la urbanita de Barcelona que yo era se fijó en los protagonistas, de los que aprendí dos cosas: Que la autoridad y el prestigio en cualquier área, el individuo no los conseguirá por ir mejor vestido, ni tener una voz tronante ni más envergadura o fuerza que su oponente. Es algo sutil que tiene que tiene que ver con la actitud, la seriedad, el "cumplir la palabra dada", (eso por encima de todo), ya que en aquel mundo del apretón de manos en lugar de firmas notariales, el que miente ya puede emigrar. Saludos.

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  16. Mejor explicado, imposible, Juan. Un placer leerte, como siempre.
    Un abrazo.

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  17. ¡Ay, que ver, Juan!! Como si estuviera escuchando a mi abuelo, ahora, a mi padre. Por si acaso, te digo que soy nieta de Juan, el Vayo, maestro albañil de profesión. Recuerdo ir con mi abuela a la bodega de Los Rebuelta, que daba a la calle Quevedo a comprar queso para echarlo en aceite; a mi abuelo le encantaba ese queso "curao", sonrosado acompañado de un "chato" de vino.
    En la actualidad, el queso que hacen en la Finca de Las Terceras tiene muchos premios, y es una delicia.
    Gracias, Juan, por este paseo evocador, y tan familiar para mí: Duque de San Fernando, Los Melgarejo, Los Rebuelta, (Ahora, "Alboroque" es el nombre de un bar de copas) "cachazas, gachas... y ese apretón de manos como firma entre gentes de palabra".
    Besosssss

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