Cuando el mar es tu vecino,
hay que estar atento a los naufragios,
hay que saber conjugar los vaticinios de los vientos
y descifrar el monocorde lenguaje de las gaviotas.
Yo, que vengo de la parda y reseca historia,
de una tierra parca de azules,
vibrante de cigarras insoladas,
una tierra que deshace sus terrones
a golpe de sudor y soledades,
tuve que acostumbrarme
a leer en el mar de cada día
una nueva lección de vida y de latidos.
Tuve que encontrar palabras
para renombrar
el ambulante relato de las olas.
Y acostumbrar mis ojos
a ese despertar de sueños
ahíto de nuevas claridades.
Este mar me enseñó,
(en su encerado de azules),
que lo de los panes y los peces,
solo se consigue, si uno se olvida
de que son posibles los milagros.
Me enseñó,
que no existen cerraduras,
para esa quietud lejana
que cada atardecer sedimenta,
en quien sabe delinear los horizontes.
Entre el molino y el faro,
me quedo con la luz que nos arropa y nos dirige.
Y con las piruetas del aire,
que hacen posible esa alegre rebeldía blanca
de aspas que molturan ilusiones.
Añoro sirenas en los “majuelos”
y pámpanos y racimos,
en las crestas de las olas.
Dejadme que en esta noche de verano,
cuando los torsos y los sentimientos se desnudan,
le doy las gracias a los exilios,
que hacen posible que las risas,
como enredaderas verdes,
den fe de vida,
aferrándose a los muros de los viejos caserones.
Entre Machado y Alberti versas a la tierra seca y cantas al mar inmenso. Soy marinera y devota del agua y al contrario que el poeta (JL Trujillo) del mar me he venido a la meseta. Un abrazo
ResponderEliminarEnorme lección del sentir la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pensemos, como en el Mayo Francés, que debajo de los adoquines está el/la mar, así podemos conjugar tierra y mar.
ResponderEliminarUn abrazo
Entrañable poema amigo Juan.
ResponderEliminarDe tu tierra de entonces, la parda, la nueva, la del mar de cada día.
Los juegos entre las noches de verano, los exilios, las enredaderas verdes, los viejos caserones...
Tú. Tu vida. Quien sabe delinear los horizontes...
Abrazos Juan. Un placer tanto frescor en espacios tan de secano por las fiestas.
Qué belleza de poema Juan, un abrazo!
ResponderEliminarTienes "el corazón partío", como el título de la canción de Alejandro Sanz y eso enriquece mucho, porque como se lee en tus versos gozas a la vez de las sensaciones del mar y de tierra adentro, lo malo, o quizás lo bueno según como se mire,, es que a la hora de las nostalgias esas dos partes del corazón se unen para salir a pasear y arman mucho alboroto.
ResponderEliminarUna bonita armonía que duele.
Me descubro ante ti MAESTRO.
Las felices vacaciones de mi infancia las pasé en el secano de Los Monegros. No conocí el mar hasta los doce o trece años y todavía me sorprende, me emociona, me da vértigo y lo llamo de usted.
ResponderEliminarUn abrazo.
El mar, el mar...qué no sentir cuando se esta frente a él y si además eres poeta como tú, no solo sientes si no que lo escribes. Un abrazo y gracias por pasar por mi blog y comentar.
ResponderEliminarEl faro y el molino, imprescindibles en tu vida, Juan. El molino le envía una brisa nostálgica y el faro le devuelve un guiño risueño. No dejes nunca de quererlos a ambos.
ResponderEliminarFe de vida, desde luego....me ha encantado Juan. Al leerte soy capaz de zambullirme entre los molinos y otear el horizonte entre verdes y marrones. Un juego de paisajes maravilloso.
ResponderEliminarUn beso, Juan
Que bonito poema. El recuerdo de tu tierra y el mar se unen para lograr un poema profundo y generoso en imágenes.
ResponderEliminarAplausos Juan.
mariarosa
Bello poema ilustra tu hermosa pintura Juan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay tierras que huelen a mar aunque estén lejos de él.
ResponderEliminarHay hombres que escriben con el corazón en lugar de con sus manos y tú , mi querido amigo, eres uno de ellos. Me emocionó tu poema.
Un abrazo.
PRECIOSO! Hermosos y sentidos versos para ese mar que tanto promete y encierra. La imagen de cabecera, estupenda. Muy apropiada y colorida. Un abrazo, Juan, siempre es placer pasar a visitarte.
ResponderEliminarLas añoranzas no son buenas, no nos aportan, pero sin ellas estaríamos vacíos por dentro. Unas palabras las tuyas muy bellas y repletas de sentimiento.
ResponderEliminarSAludos.
Juan, consigues que en nuestra tierra manchega lleguen la belleza y la voz de las olas del mar, asi como que, la infinitud de la Mancha se mire en la grandeza del mar, de tu mar...porque lo vives y lo sientes tanto como a nuestra tierra, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo admirado y mi cariño.
Extraordinario sentir el tuyo volcado magistralmente en palabras. Tus versos transmiten y me llegan muy adentro. Abrazos
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